Capítulo 23

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Hermione siguió a Draco hasta su estudio. Él se sentó detrás de su enorme escritorio de caoba y le hizo un gesto para que se sentara al otro lado, frente a él.

Él estuvo en silencio un par de segundos, mientras ella se sentaba con la espalda muy recta y se estrujaba las manos en la falda, sintiéndose como si estuviera en la oficina de la directora del colegio por haber sido sorprendida haciendo trampas en un examen. Eso era extraño, surreal, no tenía la impresión de estar mirando al marido que había llegado a conocer esa semana pasada.

Finalmente, después de un silencio que a ella se le antojó interminable, él se metió la mano en el bolsillo superior de la chaqueta y sacó una carta. Se levantó del asiento para pasársela por encima del escritorio.

—Quiero saber qué significa esto —le dijo fríamente.

Hermione la leyó. Sintió subir ruidosamente la sangre desde los pies a la cabeza, hasta que le vibraban las sienes.

—¿Dónde encontraste esto?

—Sobre la almohada de Davet Dumont.

—¿Cuándo?

—Hace un momento.

Ella tragó saliva, nerviosa.

—¿Por qué, puedo preguntarte, esperas que yo sepa qué significa?

—Se parece a tu letra, ¿verdad?

Lo que hacía un instante era nerviosismo, explotó en una verdadera furia, pero logró sacar la voz calmada:

—¿Crees que yo escribí esto?

— ¿No lo escribiste?

—¡No! ¡Jamás escribiría una carta así a otro hombre!

Él arqueó una ceja.

—¿Cómo puedo estar seguro de eso? No nos conocemos desde hace mucho tiempo. Todavía nos conocemos muy poco, para ser francos. —Eso ya lo sabía ella muy bien. Era igual que aquella horrenda noche cuando él separó brutalmente su corazón de ella, antes de escaparse a Londres. Se había mostrado frío e insensible entonces, Y así de frío e insensible estaba en ese momento. Tenía la misma expresión en sus ojos, la expresión que le decía que no le importaba si ella lo amaba o lo odiaba.

—Si no me conoces lo suficiente para estar seguro de que yo nunca escribiría algo así... eso me decepciona profundamente. —Se levantó y se dirigió a la puerta.

—Detente ahí —dijo él, levantándose también—. Esta conversación no ha terminado.

A ella le habría gustado salir a pesar de la orden, pero al detectar su sombrío tono autoritario, se detuvo.

Después de todo el progreso que habían hecho en su relación esas últimas semanas, sentir miedo en ese momento le resultaba horriblemente doloroso.

—Siéntate —dijo él.

Ella volvió al sillón. Draco esperó a que estuviera sentada para volver a sentarse él también.

—¿Qué estuviste haciendo en su habitación? Y no me digas que estabas viendo lo del tintero, porque me mentiste en eso, me dijiste que estaba lleno cuando no lo estaba.

—¿Entraste en la habitación a verificar lo que yo te había dicho?

—Cuando nos encontramos en el corredor, vi claramente que no eras totalmente sincera conmigo. Simplemente intenté tranquilizarme. Por desgracia, no fue ese el resultado.

Hermione cogió la carta y volvió a leerla.

—Te aseguro que yo no escribí esto. No estaba en la almohada cuando estuve yo ahí. La habría visto.

Noble de Corazón - ADAPTACIÓN DRAMIONE, LIBRO UNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora