Tío

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Los chicos se quedaron todo el día, comieron con él y lo acompañaron a recorrer los lugares dentro de la secta, Wei Ying les había comprado colgadores a juego a los cuatro también.

En la tarde, Xichen había pasado a saludar y a preguntar si estaban bien, no quería interrumpir su momento con sus juniors, así que los dejó ser.

Al llegar la noche los niños se despidieron, iban a dormir en las habitaciones de invitados, a excepción de JinLing, él tenía su propia habitación dentro de la secta.

Wei Ying también estaba en su habitación cuando unos golpeteos llamaron su atención.

–¿Quién?–, preguntó, hubo silencio por unos segundos, –soy yo, Lan Qiren–, la sangre de Wei Ying se heló por un momento, –¿puedo pasar?–.

Eso daba miedo, no, eso lo aterraba, ¿qué hacía acá?, no, no, debe tener un buen motivo, tenía que ser cortés, se paró firme en dirección a la puerta y con voz temblorosa dijo, –puede pasar–.

La puerta se abrió y una figura pulcra entró por ella, Qiren se acercó donde él estaba, y  Ying le dió paso para que se sentara en la mesita, él hizo lo mismo luego de preparar té y servirlo.

Nadie había dicho nada, Wei Ying sabía que había sido un revoltoso para él, y  estaba un poquito asustado para iniciar conversación, justo cuando pensaba hablar, Qiren inició.

–¿Estás cómodo?–, Wei Ying se confundió, –¿perdón?–.

–Pregunté si te sentías bien acá, ¿te están tratando bien?–, el más joven estaba algo confundido pero asintió ante su pregunta.

–¿Los juniors fueron amables contigo?–,  al oír de ellos se soltó un poco, –sí, ellos fueron como siempre, muy educados y amorosos, fue reconfortante verlos, los extrañaba– una sonrisa apareció en ambos rostros.

–Wei Wuxian–, el nombrado se tensó, Qiren finalmente liberó la mirada de la taza para pasarla a sus ojos, el arrepentimiento mantenía su presencia, –lo siento–, el joven abrió los ojos impresionado por las repentinas disculpas, –no, no es así, no necesita disculparse–.

–Claro que si, lo siento por no darme cuenta de lo qué pasaba y por hacerte pasar por todo eso–, negó con la cabeza, –no es su culpa, eso fue, algo que merecía, él estaba de acuerdo–, la sola mención de "él", traía un sabor a tristeza.

–Lo siento por eso también, Wei Wuxian, no es algo por lo que debías pasar, no así–, el nombrado negaba con la cabeza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, el mayor se acercó a su lado y tomó sus manos.

–No mereces todo el daño hecho, no mereces que en quién crees traicione tu confianza, y te haga creer que eres todo lo malo–, las lágrimas no se detuvieron, Qiren lo atrajo hacia su hombro para intentar consolarlo.

–Todo lo que pasaste, no es algo que debiste soportar, lo siento por no impedirlo, por no cuidarte como alguien de mi secta, te debiste sentir solo, ¿no es así?–, el chico solo lloraba mientras escuchaba.

–Lo-lo siento, yo, volví a me-meterme en problemas– el llanto quebraba su voz.

–Está bien, eso es parte de tí–, sonrió, –gracias por cuidar a los juniors, gracias por ser un buen maestro, y gracias por ser una buena persona,– después de un rato, Wei Ying, empezó a calmarse, terminaron el té entre conversaciones mundanas.

Antes de despedirse, Qiren sacó una pequeña cajita de entre sus túnicas, la estiró hacia Wei Ying abriéndola, –lo más seguro es que estés acá ahora, pero recuerda que siempre serás parte de Gusu Lan, con todo y tu esencia–, era una de las cintas de la secta, estaba adornada con pequeños bordados celestes y rojos, el joven se enterneció, y tomó con delicadeza el presente sus manos.

–Úsalo cuando vayas a visitarnos–, Wei Ying sonrió, –gracias–, la sonrisa fue devuelta con otra y después de otro agradecimiento silencioso se despidieron.

°•°
–¡Pero no quiero irme!–, quejaba mientras abrazaba a su maestro.

–Jingyi, tenemos que volver ya–, Shizui lo intentaba hacer entrar en razón, –eso es cierto–, respondió el mayor, –maestro, no lo ayude–, los presentes se rieron un poco.

–Chicos, es hora de irnos, si son buenos quizás vengan de nuevo–.

–¿En serio?–, Xichen asintió, y eso bastó para que Jingyi finalizara el abrazo y corriera con sus compañeros, se juntaron, y con una pequeña reverencia y sonrisas se despidieron, –Adiós, maestro Wei–, el mencionado sonrió, –nos vemos pronto, chicos–.

Luego se despidieron del líder Jiang, y Xichen de ambos, Qiren hizo sus reverencias para Jiang Cheng, mientras que con Wei Ying una mirada bastó para saber que esa era la despedida.

Si le preguntaban a Wei Ying, aún se sentía confundido y avergonzado por llorar ante el mayor ayer, pero, estaba muy agradecido, era esperanzador saber que él no lo odiaba.

¡Basta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora