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Wei Ying se sentía algo perdido, últimamente todo marchaba bien, y se sentía mejor de nuevo, incluso su hermano y él habían considerado que diera clases a los juniors de ahí, eso lo haría bastante feliz también.

Su hermano, finalmente podría llamarlo así de nuevo, aunque sea solo en su mente, era relajante tenerlo de nuevo. JinLing y los chicos venían seguido y le pedían consejos también, sobre cualquier cosa, le gustaba que tuvieran confianza en él, las personas de Lotus Pier eran bastante amables, claro que había excepciones, pero la mayoría estaban dispuestas a darle una oportunidad. Y luego estaba él.

A-Xi, cómo recientemente había empezado a llamar a Xichen, quién había ido a verlo cada que podía y hacía lo posible para que no sintiera soledad, quién le dió calidez y confianza, estaba muy agradecido con él, pero eso mismo lo asustaba un poco, últimamente su corazón parecía feliz cada que lo veía y su mero nombre lo hacía sonreír.

Atesoraba esos sentimientos ahora, pero, había una parte de él que no creía que estuviera bien, una persona como él, no tiene permitido volver a sentir algo así, ¿con qué cara lo miraría luego?, ¿sentiría asco de él?, no, no puede arruinar las cosas con el de radiante sonrisa. Por eso negaba todo tipo de emoción fervientemente, porque no podía, porque no se sentía digno.

–Maestro, Wei–, un voz cálida lo llamó, –Wen Ning–, lo miró con asombro, había pasado bastante tiempo desde que se encontraron, –¿cómo has estado?– sonrió para él, aunque no estaban dentro de la secta como tal, le sorprendía verlo ahí, porque el chico no sentía correcto ir a Muelle de Loto.

–Me enteré que estaba enfermo y que ahora vivía aquí, yo, quería visitarlo antes, pero no estaba seguro si podía venir, pe-pero, mis ganas de saber cómo estaba fueron más, no quiero causar problemas, solo quería verlo–, una sonrisa tímida apareció.

–Gracias por venir, ya estoy bien, ¿cómo has estado?, ven, caminemos un rato, me gustaría saber lo que has hecho ahora–, se levantó del relieve del piso donde estaba sentado para guiar al menor.

–Ma-maestro, es que...–.

–Wei Ying–, su sonrisa se desvaneció, el cuerpo que antes estaba de espalda se giró rápidamente al oír la voz.

–Él me siguió, no sabía si podía traerlo pero insistía en verlo–, el chico cortó el silencio incómodo que se había formado, el ambiente era tenso, Wei Wuxian parecía petrificado en su lugar.

–Wei Ying, estás bien, eso es gratificante, yo, quiero hablar contigo–, se mantuvo separado de los dos hombres.

–¿Qué?–, fue lo único qué logró pronunciar.

–Yo, vine aquí para hablar con Wei Ying–.

–¿Por qué?... yo... ¿por eso estás aquí?, disculpa...no quiero verte ahora–, su mirada bajó y dió la vuelta, pensaba retirarse.

–Espera–, se detuvo, más no volteó, Wen Ning se hizo a un lado para que pudieran conversar, no se iba a alejar tanto, su maestro no parecía feliz, se preguntó qué había pasado.

–Wei Ying, yo...quería saber cómo estabas ahora, mi hermano no me dijo nada. Escucha, sé que huiste del castigo, pero necesitaba decirte–, lo interrumpió.

–¿Huí?, ¿eso crees?, está bien, te escucharé–, le dió la cara, las emociones lo invadían pero necesitaba respuestas, aunque en el fondo ya las sabe, quiere escucharlas de él, – pero antes quiero saber, ¿por qué?, ¿por qué fue así?, no me importa el castigo, ¿por qué fue así la última vez que nos vimos?–, quiso expresar sus dudas, más el tono dolido de su voz mostraba sus emociones.

–Yo... me di cuenta que no era justo para nadie vivir una vida tranquila y cómoda después de todas nuestras culpas. Intenté que Wei Ying lo notara por él mismo siendo firme, pero no funcionó–, ahora tenían sentido los comentarios que últimamente Lan-Zhan decía y lo hacían sentir mal, pero él lo atribuyó a su personalidad fría.

¡Basta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora