¡Basta!

Sanar

–Iré a mi habitación–.

–¿Quieres que te acompañe?–, preguntó su hermano preocupado.

–No, estoy bien–, sonrió para él, intentándolo convencer de sus palabras, sin embargo, aunque no había llorado ni un poco luego de que Wangjise fue, parecía que su energía había sido drenada por completo, se veía tan vacío mientras se alejaba.

Volvió la mirada a los que estaban cerca, –debemos hablar sobre esto–, blanco y morado se miraron entre ellos, y Jiang Cheng hizo un esfuerzo por mirar al otro, –pasa, tu también hablarás–, Wen Ning se tensó, pero hizo caso.

°•°

–¡Ese idiota!, ¿cómo se atreve a aparecer por aquí y hacer eso?–, estaba hirviendo de rabia, habían estado tan bien como para que ese princeso venga a molestar, y decir basura sobre su hermano.

–Disculpe, líder, no sabía nada, y simplemente dejé que me siguiera–, Wen Ning se sentía tan culpable, su maestro no se veía nada bien, y todo había sido porque trajo al Lan.

–No es tu culpa, nadie pensaría que quien le juró amor lo dejara de esta forma–, WanYin lo sabía, no podía culpar al chico por algo así.

–Agh, él como siempre poniendo a todos antes que él, después de todas las babosadas que ese niño habló, que solo haya reaccionado por lo que dijo, es... tan él–, Jiang Cheng se lamentaba que su hermano fuera tan pasivo a veces.

–Él no podría permitir que hablen mal de usted jamás, señor–, completó Wen Ning, Jiang Cheng lo sabía, pero le gustaría que así como lo defiende se defendiera él mismo.

–¿Crees que lo superará?–, Xichen, quien se había mantenido en silencio hizo saber su preocupación.

–No lo sé, después de las excusas y cosas horribles que le dijo tu hermano, es probable que se aisle de nuevo, solo el tiempo dirá que tanto daño ha recibido esta vez–, expuso su preocupación también.

–Todos tenemos que estar con él, seguro los pensamientos negativos llegarán de nuevo, contactaré al doctor, es probable que deje de comer de nuevo–.

°•°
–Entonces, ¿finalmente me dejan visitarlo y es porque ya no saben qué hacer para levantarle el ánimo?–, el líder Nie quería reírse en sus caras, había querido visitar a su amigo hace mucho pero esos dos habían dicho que era muy pronto, y justo cuando había obtenido el permiso, un insolente de túnicas blancas lo había hecho escapar del mundo de nuevo.

–Si, si, don nada sabes, él sale y todo, intenta aparentar que está bien, pero ha estado actuando todo raro, se nota que en realidad no lo está, evade el tema monumentalmente cada que puede–, le hizo saber WanYin, hace una semana que estaba así, había que tomar medidas desesperadas.

Pegó una carcajada, –dos grandes líderes me necesitan para manejar a un ser de luz, increíble–, su rostro se puso serio, –lo haré, quiero verlo también–, aunque se burlara de los mayores él también estaba preocupado por su amigo, así que haría lo que fuera por él.

°•°
–Hermano Wei–, mientras extendía los brazos para recibir un abrazo.

–¡Huaisang!, perdón, líder Nie, ¿que haces aquí?–, fue al encuentro del más pequeño.

–Hey, eres mi amigo, entre nosotros puedes utilizar mi nombre, o el apodo de antes–, se rió y recibió gustoso al de orbes grises.

–Vine a verte, aquí entre dos, tus guardianes son muy celosos y no me dejaban–, bromeó para él, quién se rió de lo que decía.

–A veces son muy sobreprotectores–, se rió mientras lo invitaba a sentarse, estaban en una parte alejada del muelle, y uno al lado del otro, mientras miraban el agua iniciaron su conversación, esas que tenían cuando eran jóvenes, hablaron de todo, desde lo más trivial hasta recuerdos del pasado, incluso el Nie se había abierto un poco con lo de su secta y su hermano.

El ambiente era tranquilo, se quedaron callados disfrutando de la vista, había hablado tanto que los últimos rayos de sol estaban guardándose ya.

–Hermano Wei–, el otro hizo un sonido para hacerle saber que lo estaba escuchando.

–¿Te encuentras bien?–, hubo silencio, por alguna razón a él era más difícil decirle que si.

–Estoy agradecido por el tiempo que hemos hablado, pero no pareces muy tú hoy–, dijo con suavidad.

–Quizás ser yo está mal– lo acompañó con risas que lentamente desaparecieron, dejando una línea en su cara.

Sin mirarlo, el Nie tocó la cabeza del mayor y la llevó hacia su hombro, donde se quedó apoyada.

Después de unos momentos, pequeñas gotas cayeron en la mano del más joven y a su lado, pequeños sollozos silenciosos se hicieron presentes, y en la oscuridad de la noche, un alma herida se dejó consolar un alma joven.