Hermanos

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–¿Qué pasó?–, el menor se acercó a abrazarlo, –Jiang Cheng, yo...A-Yuan...– no podía formular oraciones debido al llanto, –¿él?, está bien, tranquilo–, sobó su espalda, –está a salvo–, Wei Ying se detuvo.

–¿Lo está?– preguntó con esperanza, –sí, lo está– Wei Wuxian respiró, –gracias–, mientras se aferraba a su hermano.

Luego de unos momentos, finalmente se tranquilizó, –lo siento...no quería molestarte–, dijo con pena.

–¿A quién molestas idiota?, vine a verte– Wei Ying se rió, –estabas...ya sabes, ¿soñando con... ellos?–, Jiang Cheng lo intuía, preguntar por el niño apenas se levanta mientras lloraba como un loco no le dejaba dar muchas vueltas al asunto la verdad.

Asintió, –¿sueles soñar mucho con ellos?–, se rió, pero no era normal, era una risa vacía, –con todos...yo...yo los veo en mis sueños, siempre...siempre están ahí, todos ellos, todos– Jiang Cheng sabía a quienes se refería, –siempre sufren, pero yo, yo nunca puedo alcanzarlos, –miró sus manos– nunca puedo hacer nada–, hizo una mueca de dolor, y unos brazos lo rodearon.

Jiang Cheng no diría nada, sabía lo difícil que es lidiar con eso, a veces también soñaba con sus padres, con su hermana, con los de la secta y con él, recordándole lo que ya no tenía, pero, ahora está aquí, su hermano está aquí, y, así como Wei Wuxian lo apoyó tanto cuando eran jóvenes, y aunque no lo hizo antes, él quería ser su soporte ahora que estaba pasando por algo tan desagradable.

Wei Ying, por su parte, estaba muy sorprendido del acercamiento, pero se dejó, –hay cosas que no puedes controlar, como esos sueños, pero eventualmente todo pasará–.

–Es que...me recuerda lo solo que estoy ahora, y todo por mí–, Jiang Cheng afianzó su abrazo, –¿qué acaso no me ves aquí, idiota?–, Wei Ying sonrió, eso era muy dulce.

–Gracias–, lo abrazó más, –soy tu hermano idiota, esas son las cosas que debo decir. Ahora suéltame que me asfixias–, eso fue inesperado,Wei Wuxian se rió y ambos finalizaron el abrazo, el Jiang le hizo comer el plato que había llevado y se fue después de unos minutos para atender unos asuntos.

Wei Wuxian estaba un poco confundido por el repentino trato, pero, hace mucho que Jiang Cheng no lo llamaba así, eso hizo calentar un poco su corazón, y por un momento, se empezó a sentir cálido de nuevo.

°•°
Xichen estaba feliz, le daba mucho alivio saber que Wei Ying estaba mucho mejor, no era como si hubiera vuelto a su peso ideal rápidamente y las pesadillas y culpas hayan desaparecido de repente,  había sido un duro y largo proceso llegar hasta donde estaban ahora.

Sentados en las orillas del muelle, viendo a los niños jugar, Wei Ying parecía volver a vivir, su rostro parecía tomar color y las pequeñas risas junto con algunas sonrisas no se hacían esperar, habían pasado bastante tiempo juntos desde que llegó ahí, él procuraba venir a verlo cada que podía, quería que supiera que hay personas allá afuera con las que puede contar, que de nuevo no todos les darán la espalda, que no está solo.

De repente su mirada se tornó triste, –¿qué pasa?– preguntó con preocupación, –no es nada, solo...me gustaría ver a los niños de nuevo, pero está bien–, intentó recuperar su humor.

Era cierto, los niños también habían preguntado por él, casi más de dos meses que no se veían, debían extrañarse.

–Vámonos–, lo vió levantarse rápidamente por lo que lo siguió, –¿qué pasó?–, se veía incómodo, –nada, vámonos–, lo siguió mientras miraba a su alrededor, y se dió cuenta, un grupo de personas estaba mirándolo con recelo, era eso, aunque como siempre Wei Ying se había hecho querer por todos, algunos aún no lo aceptaban del todo por los malos rumores de él, a veces en la calle esas miradas lo hacían sentir intimidado, así que no replicó y regresaron a la estructura de la secta.

¡Basta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora