Capítulo 27

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Maratón 3/3

Entro al colegio con Paula en mis brazos, acabamos de llegar del supuesto funeral de mis padres. Cuando me enteré de lo que hizo Marcos casi le pego, pero al parecer había que mantener la mentira de que mis padres están muertos.

- Recuerda nuestro secreto, ¿vale?- le susurra mi hermano a la rubia en cuanto la dejo en el suelo, no sin antes dejar un beso en su mejilla.

- Prometido- ella se va con una sonrisa feliz.

- ¿Será capaz de guardarlo?- le pregunto insegura viendo como saluda a Iván, quien se acerca a Marcos.

- Esperemos que sí- me responde para después irse a abrazar al moreno, este me mira, pero yo aparto mi mirada.

- Sabela- las tres morenas se acercan con una sonrisa tensa y me abrazan brindándome la tranquilidad que necesitaba, al separarnos les sonrío agradecida.

- Julia Medina e Iván Noiret, inmediatamente al despacho de dirección- yo miro a los dos morenos confusa y una mala sensación aparece en mi pecho cuando Julia me mira con culpa. 

- ¿Qué ha pasado?- pregunto volviendo mi mirada a Victoria y Carolina.

- Iván siendo Iván- es lo único que me responden.- Tenemos que ir a gimnasia, ¿te esperamos?- me pregunta Carolina agarrando mi mano.

- No hace falta, nos vemos después, no creo que vaya- yo les sonrío tensa y ellas dejan un beso en mi mejilla yéndose al patio.

Subo las escaleras pensando en la forma en la que me miró Julia, algo había pasado como para que me mirase de esa forma. Cuando voy por el pasillo de los chicos una puerta se abre a mi lado sobresaltándome, Diego abre sus ojos acercándose.

- ¿Cómo estás?- me pregunta en voz baja.

- Como se puede- y en parte no es mentira.- ¿Llegando tarde o... haciendo pellas?- pregunto con una pequeña sonrisa divertida, él parece relajarse y me la devuelve marcando sus hoyuelos.

- Si te apetece, puede ser la segunda- dice apartándose de su puerta hacia un lado, dejándome la decisión de si entrar o no.

- Si tanto insistes- no me vendría mal distraerme un rato, así que después de asegurarme de que nadie nos vea paso a su habitación.

- ¿Necesitas hablar?- pregunta cruzándose de brazos.

- No, lo que necesito es distraerme- susurro sentándome en la silla de su escritorio, no hay dobles intenciones en mis palabras y él parece entenderlo.- Cuéntame algo.

- ¿Qué te cuente algo?- él se apoya en el escritorio poniéndose la mano en su mentón, como si estuviera pensando, yo asiento con mi cabeza.- Me gusta bailar.

- ¿Te gusta bailar?- pregunto con una sonrisa.

- Oye, no te burles- él ríe empujando con su dedo índice mi frente.

- No, no, si no me burlo- una risita sale provocando que me mire "enfadado".- Solo, no me lo esperaba.

- Es porque soy un cabrón, ¿verdad?- pregunta haciéndose el ofendido.

- Vaya, lo has pillado- respondo levantándome y estirando mi mano.

- ¿Quieres que te enseñe de qué soy capaz?- él levanta ambas cejas agarrando mi mano y acercándose a mí.

- Efectivamente. Necesito distraerme, ¿no me vas a ayudar, buen amigo?- haciendo un puchero logro que sonría ampliamente, él tira de mí haciendo que de una vuelta y que quede pegada a su cuerpo.

El Internado Laguna NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora