Capítulo 10

1.4K 78 35
                                    

Todo se había arreglado, podíamos seguir juntos en el colegio con la condición de limpiar los grafitis de la protesta. Y eso estábamos haciendo, limpiar la entrada antes de las clases, yo estaba en la puerta.

- Ey, ¿os habéis quedado?- pregunta un chico moreno.- Si es que no hay nada mejor que una sentada para que te hagan caso.

- Sí- Roque le sonríe feliz.

- Muchas gracias por eso- le digo sinceramente y él se acerca a mí con una sonrisa.

- Sí, si la sentada muy bien, pero estas manchas no hay dios que las quite- yo solo ruedo mis ojos.

- Pasa de Iván, soy Sabela- me presento dándole mano.

- Diego- responde estrechándola.

La puerta se abre y antes de que me golpee él me agarra de la cintura apartándome, era Héctor quien elevó las cejas ante el chico y se fue con una sonrisilla.

- Gracias- le susurro, él aún no quita sus manos.

- Nada, hermosa. ¿A qué clase vas y por qué no nos hemos visto antes?- yo me río pero él ni se aparta ni deja de sonreír.

- A sonado a frase del típico chico de libros- me explico.

- Bueno, pues como típico chico de libros te diré que eres la chica más guapa de este rincón y que quiero una cita.

- Uy, que atrevido- suelta Victoria codeándome.

La miro negando y suelto una risa ante su cara, por el rabillo del ojo veo como Iván suelta un bufido y tira su trapo al suelo. Diego no aparta sus ojos de mí, se ve lindo, tiene su cabeza inclinada ya que es más alto que yo. Decidida me pongo de puntillas y le doy un beso en la mejilla pasando a su oreja.

- Cita aceptada- le susurro coqueteando y su agarre se intensifica levemente. 

Él me guiña un ojo y se va aún con su sonrisa, me giro y Victoria me mira pícara. Yo levanto mis hombros y mi hermano se acerca cruzado de brazos, elevo mi ceja y él me guiña un ojo sonriendo.

- Pillina.

- Por dios, no ha sido nada.

- Sí, claro, y por eso te comía con los ojos- comenta Carolina sonriéndome.

- En fin...- mi reloj pita.- Ahora vengo.

Me dirijo a la cocina antes de que ninguno diga nada y entro encontrándome con Fermín, quien ya tiene una inyección en su mano. Al verme se acerca y después de dejar un beso en mi cabeza me entrega la jeringa. Como siempre voy al cuartito de medicamentos pero en cuanto voy a cerrar la puerta Iván entra cerrándola.

- Puedo sola, estoy bien- le digo incómoda para que se vaya pero él ni se inmuta.

- ¿Qué te pasa conmigo? Y no me digas "nada", no soy imbécil.

- Hombre...- susurro pensando en lo que Carolina.

- ¿Vas a tener una cita con el pringado?- cambia drásticamente de tema desorientándome.- Es mayor que tú y he oído que es un cabrón.

- Bueno, cuanto más mayor más experiencia. Y lo de cabrón puede ser entretenido- sonrío divertida, claramente estaba bromeando aunque Iván no parece pillarlo.

- Sabela- susurra molesto y yo destapo la inyección rodando los ojos.

- Era broma y aunque no lo fuera no entiendo porqué te molestas- vuelvo a taparla.- Tú has vuelto con Carolina y yo no te he dicho na-- le replico pero me callo en cuanto me doy cuenta de lo que estoy diciendo.

El Internado Laguna NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora