Capítulo 6

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Despierto agitada, una fuerte presión aparece en mi pecho complicando mi respiración y la cabeza me da vueltas.

<<No, no, no. Por favor>>

 Me cambio con prisas y antes de nada decido ir a la habitación de mi hermana para darle los buenos días. Cuando entré ya estaba vestida.

- ¿Cómo está mi ruliña?- al escucharme corre a abrazarme.

- Muy bien, mira, se me mueve un diente- me comenta emocionada.

- Que bien, entonces el ratoncito vendrá en poco- ella asiente con su cabeza.

- ¿Por qué tienes los ojitos tristes?

- Por nada de lo que te tengas que preocupar- ella me coloca su manito en mi mejilla.

- No estés triste, yo te quiero, Bela.

- Y yo a ti, mi amor.

Bajamos al comedor y ella se va a su mesa junto con Marcos ya que quería contarle lo del diente. Yo me siento al lado de Caye, quien deja un beso en mi mejilla que devuelvo con una sonrisa tensa.

- No te preocupes- le susurro cuando veo su cara de preocupación.

- ¿Estás bien?

- Claro- le respondo a Iván y rápidamente cambio de tema.- ¿Alguien a visto los periódicos?- bebo de mi zumo aunque eso no alivia la presión.

- Sí, Marcos y yo, Montoya no ha publicado nada- me responde Carolina e Iván se va molesto.- ¿Por qué no nos acercamos a la laguna para ver qué ha pasado?- pregunta cuando mi hermano se sienta.

- Conmigo hoy no contéis- respondo y me voy antes de que pregunten nada.

No había ido a clase, estaba tumbada en mi cama indecisa de si ir a hablar con Héctor. La presión no desaparecía, además de que notaba mi cuerpo caliente y mi cabeza pesada. Terminé bajando las escaleras, nerviosa paré frente a su despacho arrepintiéndome pero igualmente peté.

- Adelante...Sabela- dice sorprendido cuando me ve.

- Necesito hablar contigo, como tutor.

- Claro, siéntate- yo cierro la puerta y obedezco.

- Tú estás al tanto de lo que padezco- empiezo y él asiente.- Pues ayer tuve un ataque...Y hoy me he levantado con una presión en el pecho, también creo que tengo unas décimas.

En cuanto digo eso se levanta y coloca sus labios en mi frente, se separa mirándome y efectivamente tenía fiebre, eso no era bueno

- Coge tus cosas, nos vamos al médico- responde en un intento de calma.

(...)

Mi médico termina de auscultarme la espalda y se aleja mirándome con una mueca. Bajo la mirada incómoda, era la mirada de echarme bronca. 

- No estás descansando, Sabela, sabes que en tu estado debes hacerlo.

- Lo sé- susurro.

- Te haré unas pruebas para asegurarme de que tu corazón esté bien y que no has empeorado- yo asiento tumbándome.

El tener ansiedad y un problema de corazón no era lo mejor del mundo, debía tener siempre cuidado con no estresarme y descansar. Ninguna de esas dos cosas estaba cumpliendo últimamente, por eso esta mañana al despertar me he asustado al notar síntomas. 

Después de horas llenas de pruebas el doctor entra en la habitación suspirando y mirándonos con una sonrisa triste.

<<Joder, no>>>

El Internado Laguna NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora