Era un día común, como cualquier otro abrí mis ojos en la mañana y ya mi madre estaba frente a mí, me observó con su mirada dulce y delicada. Me tomo de la mano y me ayudó a incorporarme en mi cama. —Alis, vamos levántate, ponte tus mejores ropas y joyas iremos a dar un paseo. —¿Un paseo? — pregunté mientras bostezaba. —Si Alicia, un paseo — frunció el ceño— nos acompañara tu hermana, te daremos una sorpresa que jamás olvidaras. —¿Sorpresa? ¿De qué se trata? —volví a interrogar —No más preguntas, sal de esa cama, te esperamos abajo — fueron sus últimas palabras antes de dar media vuelta y esfumarse de la habitación. Me volví a recostar por unos minutos en la cama pensando en esa sorpresa —¿Qué será? — ¿Me gustara? Incontables preguntas nublaron mi mente en ese momento. El canto de una bella avecilla me hizo volver a la realidad, me acerque a la ventana para observarla mejor, estaba en el manzano que fue testigo de mi niñez, mis alegrías y tristezas. Mire el reloj marcaba las nueve y media de la mañana estábamos listas para salir, yo llevaba un hermoso vestido azul celeste que resaltaban mis ojos color avellana a la perfección, mi cabello rubio todo alborotado se dejaba caer por mis hombros. Mi madre tan elegante como de costumbre vestía tela púrpura de la más fina calidad. Mi hermana no muy agraciada, también se le notaba en su grueso cuerpo algo de alegría. Al doblar la esquina todos nos miraban con curiosidad resulta ser que pocas veces salíamos a dar paseos. Al llegar al parque del pueblo el olor de los árboles y las flores inundó mi olfato con éxtasis embriagador, el parque era grande tres cuadras a la derecha y tres cuadras a la izquierda, en el centro una glorieta de mármol. Luego de caminar un poco tomamos asiento cerca de un naranjo, estábamos exhaustas. —Bueno y mi sorpresa? — pregunte ansiosa —Calma no te apresures — bramó mi hermana. —Ya es el momento Irene — afirmó mi madre mirándola. —Está bien madre — asintió con la cabeza —Mira hacia allá Alis, ¿ves aquellos preparativos? — su dedo erecto apuntaba hacia la derecha.
—Si los alcanzó a ver mamá — respondí. —Pues sepa que son los preparativos de su boda todo está planeado ya, dentro de tres días contraerás matrimonio — aseguró. —¿Boda? — quedé impactada por la noticia, salí a toda velocidad de ese lugar, cabizbaja y sollozando.
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Atada a tu amor
Teen FictionAlicia una Joven de 17 años es forzada por su madre a un matrimonio arreglado, dada las circunstancias tiene que aceptar sin reparos dejando atrás los sentimientos que tiene por un misterioso desconocido que le escribe cartas. Durante su matrimonio...