El aire frío de octubre me hace sentir nostalgia, un sentimiento que oprime el corazón. Al recordar a mis padres me invade la tristeza por no tenerlos en mi vida, presiento que este invierno será duro. Hay nieve afuera todo está cubierto de una densa capa blanca, los animales están resguardados de las ventiscas, las plantas se han quedado sin hojas y sin flores parecen estar inertes, sin vida.
–Milady – dice una voz femenina que me obliga a salir de mis tristes pensamientos –Que desea Melody – respondo. –La señora Anastasia requiere de su presencia – comunico la doncella de la anciana. –En unos minutos estoy con ella, gracias Melody. Salí de la habitación y camine por el corredor pasando por frente de las demás alcobas , casi todos estaban dentro resguardados por el frió , llegué a la última habitación del ala oeste sin hacer mucho ruido golpeé la puerta una vez y esperé fuera –Adelante querida te estaba esperando – la puerta crujió al abrirse lentamente dejándome ver a la abuela sentada en un gran sofá con dos tazas de té en frente , el humo caliente llenaba la habitación haciéndola más tibia y acogedora . –Me mandaste a llamar abuela? – pregunté – como te sientes? – volví a interrogar preocupada. –Estoy bien cariño solo con un poco de frió en estos huesos viejos y cansados – rio de ella misma – pero ven siéntate a mi lado. Caminé hacia ella y me senté justo a su lado, tomé una taza de té en mis manos y juntas la degustamos. –Alicia todo pasará y llegará el día en el que no podrás estar lejos de él. –Por qué dices eso Anastasia, Setur y yo estamos bien – respondí bajando la mirada. –Tú crees que me vas a engañar a mi querida – sus ojos claros y desgastados por los años se clavaron en mi unos segundos y sus arrugas se estiraron al dibujar una sonrisa. –Es cierto abuela las cosas entre nosotros nunca han ido bien, pero desde nuestro viaje a Nueva York me he sentido más cerca de él. –También lo observe mi niña hermosa y su historia me hace acordarme de alguien – dijo a la vez que desempolvaba y abría una pequeña caja de metal. –A quién le recuerdo – pregunté observando lo que hacía con el objeto cuadrado en sus manos. –A una joven de quince años que vino desde Francia, obligada por sus padres para ser casada con un chico diez años mayor que ella – sus dedos se deslizaron dentro de la caja y extrajeron una fotografía deteriorada por los años, ella la miró con nostalgia se veía en sus ojos un profundo dolor al recordar esos momentos. –¡Es usted! –exclamé al ver con detenimiento la fotografía. –Si querida esta fui yo en algún momento, sigo igualita verdad – ambas reímos. –Pero como llegó hasta aquí? – pregunté. –Fue hace mucho tiempo, pero aún tengo en mi mente todos los recuerdos de esa época – dijo mientras sacaba otras fotografías que me iba enseñando. –Quiero saber más abuela. –Mi padre era Duque de Anjou, no tuvo herederos varones, solo pudo concebir siete niñas. –Wow entonces eres de sangre real francesa – interrumpí. –Así es, cuando cumplí los quince años me envió a Inglaterra comprometida con William duque de Edimburgo. –Y querías venir hasta acá tu sola ? – interrogue –Por supuesto que no, llore a mares y sufrí por muchos días – hizo una pausa – pero poco a poco me enamoré de este país , de su gente , del clima y sobre todo lo amé a él , al amor que me dio , durante toda mi vida me sentí atada a su amor. –Anastasia que historia más bonita digna de una novela de amor. –Querida no sé si de novela, pero si algo real, algo que atesorare hasta mi muerte – dijo mientras acariciaba la caja metálica ya cerrada. –Gracias abuela por contarme tu bonita historia. –Alis esta historia se está repitiendo una vez más – guiñó un ojo – estás atada a su amor y no lo sabes. –Tú crees abuela – bajé la cabeza apenada con los pómulos rojos como manzanas. –No lo creo, estoy segura Alicia, déjate querer, déjate amar, mi nieto está perdidamente enamorado es un romántico como su abuelo. –No le prometo nada, pero lo intentaré – respondí aún enrojecida. –Ese rubor y esos ojos avellanas no mienten querida Alicia, como sé que eres la indicada te obsequiare algo muy importante para mí sé que lo cuidaras. –Anastasia no es necesario que me des nada con sus buenos consejos y su cariño tengo. –Melody por favor – le dijo a la doncella volteándose. –Enseguida Milady – respondió de inmediato la joven mientras ya buscaba en un baúl antiguo cerca de la ventana congelada por la nieve. –Gracias Melody – asentó con la cabeza la anciana en lo que la doncella hacía una reverencia y se retiraba. –Qué es abuela? – pregunté al ver el objeto envuelto en tela fina. –Es mi vida Alicia – respondió a la vez que desenvolvía poco a poco – es el diario que comencé a escribir desde que llegué a esta mansión. –Pero abuela – tartamudeé. –Alis querida – interrumpió – ya estoy gastada por los años, cansada y maltratada por los duros golpes de la vida, qué más puedo esperar. –Pero aún estás fuerte Anastasia – dije asustada por la forma en que habló. –Si quizás por fuera, pero por dentro – suspiró exhalando humo por el frio – estoy acabada y algún día llegara mi momento y sospecho que muy pronto. –No abuela no digas eso – me levanté enojada por sus palabras – ya no resisto otra perdida más. –Lo harás porque así es la vida no somos eternos mi niña hermosa, por eso quiero que cuides mi diario, lo leas y llegues a sentir lo que yo he sentido. –Hola chicas que hacen aquí con tanto misterio – irrumpió Setur en la habitación – no piensan bajar a cenar. –Hijo mío ven, besa a tu abuela como cuando estabas pequeño y te arrullaba en mis brazos. Una lagrima corría por mis mejillas hasta caer al suelo al ver esa escena tan bonita, Anastasia se estaba despidiendo su corazón fallaba y ella lo presentía, sabía que el ángel de la muerte andaba rondando la mansión. El batir de sus alas negras se escuchaban, un silbido ensordecedor aturdía sus oídos, la llamaba al descanso eterno donde por fin podría descansar en el mismo lugar que se encontraba su amor, su único amor. Su respiración se hacía cada vez más agitada ya era el momento de partir y decir adiós, no volvería a ver nunca más la primavera, para ella seria este su último invierno, uno interminable.
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Atada a tu amor
Roman pour AdolescentsAlicia una Joven de 17 años es forzada por su madre a un matrimonio arreglado, dada las circunstancias tiene que aceptar sin reparos dejando atrás los sentimientos que tiene por un misterioso desconocido que le escribe cartas. Durante su matrimonio...