Capítulo 12 " Insinuaciones "

5 3 0
                                    

Era una tortura vivir en esa casa, mi alma se sentía presa, encadenada a un hombre que no amaba y extrañando las cartas de mi amor secreto “Míster S”. Desde su última carta antes del matrimonio no había sabido más de el. Solo me alegraba el hecho que mis padres se encontraban en el extranjero salvando a mi pequeño hermano eso me daba consuelo saber que su cirugía sería llevada con éxito. Decidí que este seria un nuevo día no podía dejar que mi mente y mi cuerpo se consumieran por la tristeza como una pasa arrugada. Fui al armario saque un bello vestido color naranja me maquille en el tocador y tome el corredor que da al jardín trasero. Pase por la cocina, ordene un té con miel y me senté en las mesas del jardín. Había una mesa mediana de caoba con forma circular, a su alrededor cuatro sillas de la misma madera e igualmente talladas, una obra de arte en manos de un maravilloso carpintero todo un artista con la madera. Mientras tomaba el te sentí dos manos tapando mis ojos fue tal el susto que dejé caer la tasa derramando todo el líquido sobre la mesa. Al voltear bruscamente por la conmoción ahí estaba él, con su horrorosa figura, sus dientes amarillos y su perfume repugnante otra vez detrás mío. 

–Erick que haces ya déjame en paz – grité poniéndome en pie

–Cómo hacerlo Cariño si sabes que me encanta tu belleza. 

–Ya basta, largo de aquí bastardo enfermo hijo de tu – hice silencio. 

–Termina la frase querida cuñada – soltó una de sus carcajadas escalofriantes.

 En sus ojos se veía tal maldad que me aterraba no sabía hasta dónde podría llegar con su mente enfermiza, y no era la primera vez cada día era una insinuación distinta, una acción diferente.                                                                                                     –Un día, un día caerás como una palomita en mis manos – aseguró con mucha confianza.                                                                                                                                 –Primero muerta cerdo inmundo – volví adentro corriendo llame a Taima necesitaba salir y contarle todo. En treinta minutos ya estaba tocando el claxon a las afuera de la mansión. Una vez dentro del auto le conté todo lo que había pasado solo en ella podía confiar. Fuimos directo al café Valladolid en el centro del pueblo, es el mejor lugar para conversar de toda la región al aire libre donde puedes tomar cualquier tipo de café y aperitivos, sus dueños Nelson y Griselda Valladolid eran buenos amigos de mis padres y yo los conocía muy bien. Al llegar al lugar enseguida nos atendieron de la mejor manera. Ahí nos relajamos, conversamos y reímos, como siempre me hizo olvidar de mis tristezas y penas.

–Mira Alis ese que se acerca hacia nosotras no es Tiago.

–Uf! Lo que me faltaba Taima después que estaba tranquila – me lamente.

–Hola chicas les he visto desde la acera y quise saludarlas. 

–Buenas tardes Tiago – saludo Taima.

–Hola – le contesté apenas entre dientes.

–Alicia me gustaría conversar contigo unos minutos por favor – dijo mirándome a los ojos  

–Tiago tú y yo no tenemos nada de qué hablar creo – respondí tajantemente

–Con permiso chicos necesito ir al baño, enseguida vuelvo Alis – dijo Taima levantándose de su asiento.

–Creo que Taima nos ha dejado solos para que hablemos Alis.

–Tiago ya te dije que tú y yo 

–Ssh no hables solo escucha – me calló poniendo su dedo en mis labios –Yo siento mucho Cariño hacia ti estoy totalmente enamorado de ti por favor Alis dame una oportunidad solo una. 

–Pero te has vuelto loco, yo soy una mujer casada, casada mira mi anillo observa, por el amor de Dios que les pasa a todos ustedes los hombres. 

–Alicia lo siento no fue mi intención molestarte perdóname – dijo apenado.

–Pues ya lo has hecho Tiago, te pido por favor que te marches y nunca más, nunca más me vuelvas a ver ni buscarme. 

 Sin decir palabra alguna se levantó de la silla y se marchó él era un chico bastante raro, desde niños decía profesar un gran amor por mí, el cual nunca le correspondí 

–Por qué demoraste tanto y me dejaste sola con ese patán? – dije mientras Taima se sentaba nuevamente en su sitio.

–Solo fueron cinco minutos Alicia por Dios deja ese mal carácter – suspiro – además te vas arrugar.                                                                                                                                     –Muy chistosa, no te asentó el café bombón que bebiste – ambas nos miramos y reímos. 

–Oh mira Alis te ha dejado una nota – dijo tomando la nota y dándomela en la mano yo sin mirarla tan siquiera la doble y la eche en el bolsillo de mi bolso.

–Nos vamos ya Taima por favor

–Vamos amiga, pide la cuenta 

En unos minutos estábamos frente a la gran mansión Alcalá con su fría verja de hierro y su antiguo muro de piedras.

–Bueno querida estás en casa ya.                                                                                                       –Ojalá pudiera sentir que es mi casa – dije lamentándome                                                                         –Ya verás que te acostumbras amiga. 

–Gracias Taima de verdad, hoy gracias a ti he tenido un día más bonito pese a las horrendas cosas que me han pasado, te quiero amiga.

–Para eso somos hermanas Alis siempre que lo necesites llámame y estaré a tu lado.

–Lo sé – afirmé mientras le daba un abrazo.

–Otra cosa Alicia, deberías contarle a Setur lo de Erik – dijo Taima mientras arrancaba el motor de su auto.

Atada a tu amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora