El viaje a Roma era un hecho, maletas listas, boletos de avión comprados. Aunque mi cuerpo inerte viajaría mi mente, mis pensamientos y mi corazón se quedarían en casa esperando una respuesta divina o tal vez creyendo que todo era un cruel juego del destino, como jugarían así con nuestro amor. Un amor nacido de la adversidad, algo puro como las aguas que emanan de un manantial, una relación que renació del fuego y las cenizas. –Vamos Setur perdemos el vuelo – aseguro Mónica. –Vamos – en mi voz se notó la nostalgia y los recuerdos encontrados de aquel lugar que había sido mi paraíso en la tierra. Al ir caminando hasta el auto donde se encontraba Raúl mi viejo amigo, observe las flores que le gustaban a Alicia, a lo lejos el relincho de Paloma desde su establo inundo mis recuerdos. Ella también estaba triste con su partida forzada sentí el reproche en su voz. –De prisa Setur – gritó desde el auto Mónica. –Alto Setur no te puedes ir – la anémica voz de Verónica se tornó fuerte y vivaz. Hubo un silencio mientras ella se aproximaba al auto, Mónica levantó su delgado cuerpo y su rostro cambio por completo se presentía algo y no era nada bueno. –Verónica cuidado con lo que dices – amenazo la mujer abriendo sus ojos. –Que está pasando – pregunté confundido. –Se lo dices tú o hablo yo – nuevamente el silencio se apodero del lugar, solo un cuervo se traslado de un árbol a otro con gran algarabía. –De que verdad hablan – volví a inquirir. –Mónica tal cual no es tu amiga ni mucho menos cuñado, ella y mi esposo aparte de ser amantes en un momento, te tendieron una trampa que dejo mal parada a Alis. Era lo que mis oídos necesitaban escuchar, era la respuesta a mis oraciones, lo que mi corazón necesitaba. –Eso no es cierto maldita mentirosa – vocifero la delgada mujer quien fue detenida al levantar la mano para cachetear a Verónica. –Ni se te ocurra ponerle una mano encima – asegure mientras aun sostenía con fuerza la suya. –Me lastimas Setur suéltame – imploró. –Y tú no te tentaste el corazón al planificar todo este ardid junto a mi hermano – grité enojado. –Perdón Setur, yo te quería. –Largo de mi vida y jamás vuelvas maldita serpiente. –Corre hacia donde está tu esposa tiene buenas noticias para ti. –Pero donde está ella – dije. –En mi casa – respondió Raúl que desde el auto había visto todo lo sucedido. No escuche nada más, mis pies se precipitaron a correr ligeros por el largo camino hasta el portón principal de la mansión, tenía un solo objetivo llegar hasta donde se encontraba Alicia, pedirle perdón y traerla de vuelta hasta su casa de donde jamás tuvo que haber salido. Corrí por toda la calle principal, giré la esquina pasando por la multitud de personas en el bazar se hacía casi imposible atravesar el largo boulevard. En el parque donde nos casamos me detuve, la respiración agitada, la sangre corría por todo mi cuerpo haciendo al corazón trabajar con más fuerzas. Deje atrás los lindos árboles que en algún momento fueron testigos silenciosos de mi matrimonio. Al llegar la casa de Raúl estaba casi abierta, algo inusual. –Alis, Alicia – desde afuera llame con premura, no escuche respuesta, con pasos sigilosos me fui acercando cada vez más a la puerta entre abierta. –Alicia, Taima - volví a gritar ya dentro de la casa, la puerta tras de mí se cerró sentí un arma apuntando a mi nuca, el frio de la pistola erizo mi piel. –Sabía que vendrías – la voz masculina que mis oídos escuchaban no era la de un extraño, la conocía a la perfección a mil metros de distancia podía reconocerlo. –Que quieres de mi Erick – intente voltearme. –Ni se te ocurra hermanito – sentencio apuntando con más fuerza sobre mi cabeza – Camina hasta la cocina – ordenó. –Erick ya deja todo esto y vete del país. –Cállate y camina – grito eufórico – a mí no me dices lo que tengo que hacer. Fueron veinte pasos desde la puerta hasta la cocina, quizás los últimos que daría antes de morir y ser enterrado en un lugar desconocido. No sería el primero ni el último en pasarle algo como esto. Llegando a la cocina alce los ojos que miraban fijos al pulido mármol del piso y allí estaban Taima y Alicia en el suelo amarradas y amordazadas como animales indefensos. –Eres una bestia Erick, suelta el arma y pelea como un verdadero hombre – lo reté mirándolo directo a los ojos inyectados por la furia. Él me observo por unos segundos sosteniendo aun el arma, era un revolver calibre 38 con todas sus municiones aún. –Hermanito, hermanito tu como siempre la fuerza bruta, la violencia de la familia Alcalá, pero a mí me tocó la inteligencia la astucia. –Siempre fuiste un cobarde y eso no cambiara jamás – le grité mientras destapa la boca de las chicas. –Por qué haces esto Erick déjanos ir – suplico Alicia en cuanto pudo hablar. –Que por que lo hago, eres tonta o te haces, maldita ramera – respiro profundo antes de continuar – tu sabes que me gustaste desde que te vi y no me elegiste, lo preferiste a el – se golpeó la cabeza de rabia contra la pared.
–Erick escucha, mírame a los ojos ey Erick – hablo Taima llamando la atención – Tu eres un hombre casado lo que tienes es una obsesión con tu cuñada y hermano. –Al diablo y los mil demonios todo – dos balas del revolver se le dispararon para el techo – Este bastardo desde que nació me quito todo , a mi madre , el respeto de mi padre , el amor de mi abuela , la presidencia de la empresa y ahora lo único que he querido y no me lo han negado a Alicia por eso va a morir – apuntó justo en mi frente , cerré los ojos mientras escuchaba a Taima y Alicia diciendo que no lo hiciera , el dedo en el gatillo listo para ser apretado –Alicia perdóname de verdad fui un estúpido , te amo y siempre lo haré – pensé que serían mis últimas palabras antes de morir –Cállate Setur o te vuelo los sesos – advirtió. –Alto, no se te ocurra hacer una tontería como esta Erick – tronó una voz fuerte. –Oh el gran Alfredo Alcalá viene en rescate de su preciado hijo menor, su futuro sucesor y heredero de toda la fortuna Alcalá – hablo con sarcasmo mientras apuntaba al viejo coronel. –Sabes cuantas veces me han apuntado con un arma – se estiro su gran bigote negro y procedió – miles de veces incluso antes que tu nacieras en la guerra de Vietnam, en Viena, en Pakistán y tú me vienes apuntar con el revolver de mi padre – sentencio molesto. –Ya terminaste tu aburrida charla – se acercó un poco más rosando la punta del arma en su frente. –No tienes el valor de matar a tu propio padre Erick te faltan muchos pantalones – bramó el viejo seguro. –Es cierto no tengo valor para asesinarte a sangre fría, pero si para matarme yo – puso el revolver en su cien amenazante. –Erick no – gritaron todos, pero fue en vano. –Esto quedara en tu conciencia padre – apretó el gatillo y un fuerte disparo retumbó en toda la casa, la sangre salpico el rostro de mi padre que no dejo que el cuerpo sin vida callera al suelo. Las miradas sorprendidas observaban el panorama, no dábamos créditos a lo sucedido. Jamás pensamos que Erick podría hacer semejante atrocidad.
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Atada a tu amor
Teen FictionAlicia una Joven de 17 años es forzada por su madre a un matrimonio arreglado, dada las circunstancias tiene que aceptar sin reparos dejando atrás los sentimientos que tiene por un misterioso desconocido que le escribe cartas. Durante su matrimonio...