Esa mañana me sentí totalmente aliviado era como si me hubieran sacado de encima un costal de cien libras, mi conciencia ya podía estar tranquila. Alicia sabía toda la verdad no había más que ocultar, era el hombre más feliz del mundo había estado con muchas chicas, pero la sensación que sentí con Alis fue otra totalmente, era la mujer que amaba. –Ya vas a la empresa amor – preguntó. –Sí, de hecho, voy tarde cariño, quieres venir conmigo –Lo siento baby, pero quede con Taima vernos hoy – se disculpó. –No sucede nada nos vemos en la cena. Bese su frente y cerré la puerta tras de mí, baje las escaleras hasta la sala principal, afuera esperaba Raúl con el automóvil listo. En unos minutos estábamos en la empresa, todos los empleados ejercían sus funciones a la perfección como de costumbre. –Buenos días jefe – Saludó la secretaria – en su oficina lo esperan – señalo. –Gracias Clara, envíame lo antes posible los documentos del acuerdo con los proveedores. Seguí mi camino hacia la oficina, desde afuera observe lo que parecía una sombra femenina, coloque la mano en el picaporte deslizando la puerta hacia dentro. –Buenos días – mis ojos no creían lo que estaban viendo. –Buenos días, ya no me recuerdas señor Alcalá – un tono irónico se desprendía de sus labios carnosos. –Mónica me has sorprendido, que haces aquí. –Acaso no te alegra mi visita Setur, así le das la bienvenida a una vieja amiga – su cuerpo escuálido, pero bien formado se acercaba a mí, abrió sus largos brazos y me rodeo con ellos en un fuerte estrujón. –También me alegra verte Mónica hacia mucho que no nos veíamos – dije con una sonrisa fingida separándome un poco. –Seis largos años Setur, como pasa el tiempo – observo mi anillo con poca discreción –por lo que veo ya eres un hombre casado, que decepción – rio con picardía, sin embargo, en sus ojos grandes y negros como la noche destellaban alguna esperanza ya perdida en algún lejano lugar. –Sí, me he casado con la mujer de mis sueños – afirmé. –Qué bonito, me alegro por ti, de hecho, me encantara conocerla. –Oh claro, a las cinco tenemos la cena en casa quedas invitada, así la conoces y ves a los demás de la familia. –Nos vemos allí entonces amigo – se despidió con un beso en la mejilla y se fue. Caminaba erguida como siempre con mucha elegancia y seguridad en cada paso, todos los hombres volteaban a verla no por ser de bonita apariencia sino porque llamaba la atención con su peculiar caminar. Su cabello rojo cual llamas de un incendio caían sobre sus hombros y se deslizaban hasta la mitad de su estrecha espalda. Sus piernas largas y delgadas terminaban en zapatos altos con tacón fino haciéndola lucir más estirada aún. –En serio esa que vi salir era –Mónica, si, la misma que viste y calza querido Raúl – respondí consternado. –Pero que hace esa mujer en el pueblo amigo – inquirió. –Ni idea, pero esto no pinta bien. El silencio se apodero de ambos, nos quedamos pensando en que, hacia ella en el pueblo, porque después de tantos años hacia una triunfal entrada, cuando mejor estábamos, cuando mi vida amorosa parecía estar resuelta y era feliz. En el fondo de mi corazón sabio las respuestas, no me podía hacer el de la vista gorda esa mujer estaba interesada en mí y cuando una mujer quiere algo hace hasta lo imposible por conseguirlo ya sea de una forma u de otra. Usará todo a su alcance así se tenga que aliar con el mismo demonio. –Llamaron de la mansión señor lo esperan para la cena solo faltan treinta minutos para las cinco. –Gracias Clara por recordarlo, por favor llama a Raúl que tenga el auto listo bajo en tres minutos. La mesa estaba servida, un plato más colocado con sus cubiertos. Mi padre en la cabecera sentado, a su derecha mi madre, le seguía Erick y Verónica tan triste y sin ilusión como cada día. Por el otro extremo me encontraba yo, junto a mi Alicia como cada noche lucia radiante, su vestido marrón le daba un toque de seriedad haciendo juego con sus pendientes color ámbar. Taima y Raúl nos acompañaban a la mesa y junto a ellos Mónica quien no dejaba de lanzar miradas furtivas hacia mi haciendo que yo las esquivara cada una de ellas. –Cuéntanos Mónica que ha sido de tu vida – tomo la palabra mi madre. –Muy bien Luisa, el negocio familiar en Italia ha crecido mucho – respondió ella al instante. –Y mi gran amigo Francesco San Román – pregunto mi padre alisándose el bigote. –De salud en perfectas condiciones padrino, retirado en una de sus haciendas junto a mi madre. –Envíale mis saludos hija – sentencio mientras llevaba a su boca una cucharada de postre. –Hace mucho que no los visitamos, verdad Setur – comentó Erick. –Se les olvidó donde queda Italia – afirmo Mónica clavando sus negros ojos en mí. Las miradas incomodas se cruzaban por toda la mesa se respiraba en el ambiente inconformidad y molestias. –No sabía que tenías una amiga italiana – susurro Alicia. –Esta celosa señorita – dije simulando una pequeña sonrisa. –No para nada o tengo razones para estarlo. –Chicos que tanto conversan, nos quieren compartir algo – interrumpió la delgada mujer observando con malicia la forma en la que hablábamos. El suspenso se apoderó de la mesa, las miradas ansiosas se cruzaban entre sí en aquel cuadrilátero como si se tratara de una batalla de Titanes. –Podemos ir a la sala aún tenemos mucho que hablar – mi madre rompió el silencio en mil pedazos poniéndose de pie. –Creo que si es buena idea Luisa – apoyó su comentario Taima dispuesta a explotar si la situación continuaba. Nos pusimos en pie y nos dirigimos hacia la sala de reuniones, Alicia tomo mi mano y nos ubicamos en el sofá grande, uno a uno ocuparon sus respectivos asientos y comenzaron hablar de cosas banales. –Donde fue Erick querida – preguntó mi madre dirigiéndose a Verónica. –Está en el patio trasero fumando un cigarrillo suegra – respondió. –Con permiso, me gustaría ir al baño por favor – dijo Mónica tomando la cartera color crema entre sus manos. –Claro ahijada ya sabes dónde está – aseveró mi padre indicando el camino. Sus pasos firmes se fueron perdiendo por todo el corredor junto a ella la escandalosa fragancia italiana que llenaba todo el lugar se podía oler a metros de distancia. –Eres el maestro de las intrigas Erick. –Solo después de ti su majestad – dijo volteándose mientras una nube de humo se disipaba. –Fue una excelente idea llamarme querido – comentó mientras se acercaba melosamente. –Sé qué haremos un muy buen dúo Mónica, tú me sacas a Setur del medio y yo me quedó con su linda esposa – su rostro se iluminó. –Querrás decir patética esposa verdad, ustedes los hombres siempre tras algo tan, como decirlo – puso su mano en el pronunciado mentón – tan ordinario. –Mónica si te llame fue para que conquistaras nuevamente a Setur no para que me dieras tu opinión. –Tan amargado como siempre Erick, hay cosas que no cambian – dio media vuelta – por cierto, te esperan en la sala – agregó. La noche transcurrió más tranquila las chicas conversaban y los hombres como de costumbre hablaban de negocios, política y juegos mientras bebían wiski escoces y fumaban de vez en cuando algún cigarrillo o puro cubano. –Ha sido una maravillosa velada, pero tengo que volver al hotel, el taxi ha de llegar pronto – aseguro acomodándose su pelo rojo. –Cómo que un Hotel Mónica tu eres parte de la familia verdad papá que no dejaras a tu ahijada sola en un Hotel. –Así es Erick al fin una buena idea sale de tu pequeño cerebro – gruño el viejo militar. –Claro hija te puedes quedar con nosotros – asintió con la cabeza mi madre. –Gracias padrinos será una linda estancia como en los viejos tiempos – su mirada recorrió todo el salón hasta posarse nuevamente en mí. Subió las escaleras guiada por María hasta la habitación de huéspedes luego de despedirse.
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Atada a tu amor
Roman pour AdolescentsAlicia una Joven de 17 años es forzada por su madre a un matrimonio arreglado, dada las circunstancias tiene que aceptar sin reparos dejando atrás los sentimientos que tiene por un misterioso desconocido que le escribe cartas. Durante su matrimonio...