Los pasos firmes pero ligeros rechinan en los ciento veinte peldaños de la escalera hacia la alcoba. Hay bullicio fuera, aún el festival no termina, pero para nosotros ya acabo. Alicia va delante sujetando mi mano, su vestido rojo, aunque manchado por vino sigue siendo precioso destaca su silueta a la perfección dejando poco a la imaginación. –Ya llegamos, ahora tienes que cerrar tus ojos – dice ella con una sonrisa picara.
–¿Pero por qué?, te juro que me volteo y no veo cuando te cambias de ropa o sencillamente espero aquí fuera. –Quiero que entres, pero con los ojos cerrados – insistió. –Está bien Alicia lo haré – dije mientras cerraba mis ojos. Escuché como se abría la puerta lentamente, ella me tomo del brazo y me hizo caminar hasta dentro, inmediatamente un olor dulce y agradable se podía respirar en toda la habitación. –¿Ya puedo abrir los ojos? – pregunté curioso. –Aún no y no vayas a ser trampa eh que te conozco – respondió inmediatamente algo nerviosa. En ese minuto y medio con los ojos cerrados pensé mil cosas, aunque fue un momento breve para mí era una eternidad, esa incertidumbre te va quemando por dentro sin saber que hacer o que van hacer contigo, me deje llevar por el olor a pétalos de rosa y el incienso que salía de alguna parte relajaba mi mente y me hacia esperar paciente. –Listo ya puedes abrir tus ojos – dijo sacándome de ese universo en que estaba.
Mis pupilas rápidamente se clavaron en Alicia estaba en ropa interior, una lencería de encaje roja perfecta. La habitación toda decorada pétalos por todos lados, velas en la oscuridad que hacían de la alcoba un escenario romántico de ensueño. –¿Piensas quedarte estático lo que queda de noche en ese lugar? – preguntó mordiendo su labio inferior. –No, claro que no solo que me he quedado impactado con todo este detalle tan hermoso – respondí acercándome a ella. Mis pasos se hacían lentos tenía muchas ganas de ella, de su cuerpo, de su amor, pero a la vez sentía miedo de que todo saliera mal de echar a perder ese hermoso momento. En cambio, la sangre corría por todo mi cuerpo llegando a lugares secretos disparando toda una sensación varonil visible a los ojos. Bese sus labios y su cuello dejando su cuerpo erizado, bajando lentamente y besando cada rincón de su cuerpo a la vez que mis manos despojaban sus bragas que aun formaban parte de ella. Nuestros cuerpos quedaron desnudos a la luz de las velas mientras los besos y caricias continuaban, poco a poco envueltos por la pasión llegamos a la cama que estaba a unos cuantos pasos de nosotros. –¿Estas seguras de hacer esto Alis? – pregunte deteniéndome por un instante.
–Nunca antes he estado tan segura de algo amor – respondió al instante sin dudar.
El me deja caer lentamente en la cama sin decir nada más, nos fundimos en un solo cuerpo por mucho tiempo, nos amamos con pasión y ternura a la vez, como amantes que se desean hace mucho tiempo, con un deseo que arde vehemente sin poder apagarse. Ni las aguas embravecidas ni todo el oro del mundo pueden extinguir el amor ligado al deseo que sentimos en ese momento.
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Atada a tu amor
Ficção AdolescenteAlicia una Joven de 17 años es forzada por su madre a un matrimonio arreglado, dada las circunstancias tiene que aceptar sin reparos dejando atrás los sentimientos que tiene por un misterioso desconocido que le escribe cartas. Durante su matrimonio...