Mónica tenía razón, Alicia me estaba engañando de la manera más sucia posible con mi propio hermano. Al principio creí que no era cierto que solo me decía eso para que estuviera con ella porque aún seguía enamorada de mí, pero al verlos a los dos con mis ojos y en mi misma habitación lo di por sentado. No hacían falta más pruebas eran culpables de adulterio ante Dios. –Hijo tal vez no le diste la oportunidad de hablar. –Tú madre tiene razón Setur porque no la buscas y hablan – aseveró mi padre desde su sitio. –Gracias por su apoyo, pero ya se me quitó el apetito – dije abandonando la mesa. –Tranquilo padrino yo hablo con él. –Gracias por tu ayuda Mónica querida – expresó mi madre su más sentido agradecimiento. –Setur haces bien, no dejes que el sentimentalismo te gane, ella y tu hermano te traicionaron de la peor manera. –Mónica quizás mis padres tengan razón y deba buscarla y aclarar la situación – exprese perdido en el horizonte donde la luna se bañaba en un lago de plata. –No o sea sí, pero este no es el momento – dijo con rapidez. –Pero cuando va a ser el momento – pregunte aun mirando a lo lejos. –Pronto, pero mientras quiero que sepas que a tu lado estaré como esa amiga de antaño – su mano recorrió mi espalda y su delgado cuerpo pegado al mío quedó inmóvil por unos minutos. Mi castillo había sido destruido por olas gigantes, un maremoto sin piedad ni compasión por el amor. Los días fueron pasando sin saber de ella, mi corazón cada vez se marchitaba más, Mónica hacia todo para verme feliz pero simplemente no podía olvidar todo ese dolor. Nunca fui tan fuerte como para ocultar todo, echarlo en un costal y seguir adelante. –Setur tengo una idea, te va a encantar – dijo entusiasmada. –A ver de qué se trata Mónica – pregunté. –Vamos a Italia, hace mucho que no vas – propuso. –Creo que tienes razón, eso me ayudara. Italia es un país hermoso, Roma tiene lugares tan lindos que pueden hacer olvidar hasta el más triste de los recuerdos. El coliseo una verdadera obra arquitectónica, entre sus redondas paredes puedes sentir casi el bullicio de los antiguos romanos cuando un fuerte gladiador salía a la arena a pelear contra un león o cualquier otra fiera de tal magnitud. La hermosa Fontana di Trevi con sus aguas cristalinas y sus voluminosas esculturas. Las personas lanzan monedas al agua para que sus deseos se cumplan y el mío será poder perdonar a mi querida Alis. –Entonces Setur que me dices – inquirió Mónica. –Nos vamos a Italia – respondí seguro. Mónica sonrió entre dientes estaba segura de conquistarme en su viaje, su plan estaba dando resultados, me estaba alejando de Alicia poco a poco, sin presiones y sin que yo me diera cuenta. Su malvado plan era todo un éxito o eso pensó ella en su cabeza. –Alicia no puedes irte a los Estados Unidos y dejar todo este mal entendido atrás – dijo Taima mirándome fijo a los ojos. –No puedo hacer más nada amiga, lo he perdido para siempre – me lamenté. –Alis en esta condición no te puedes ir, además tienes que decirle a Setur que estas embarazada. La palabra embarazo hizo que mis hormonas se dispararan en un fuerte llanto desconsolado, pasaban por mi mente los momentos tan lindos que había pasado junto a mi esposo y saber que criaría sola a mi bebé afligía mi alma y apretaba mi corazón. –No pienses en esas cosas Alicia, tu eres una mujer fuerte – dijo adivinando mis pensamientos. Un par de toques en la puerta hizo que las dos saltaran de sobresalto, Taima se puso en pie y fue directo hasta la entrada de la casa, abrió con cuidado la puerta y una figura conocida estaba esperando. Su pálida piel se tostaba un poco por el agotador sol, sus negros ojos tenían tristeza, esa que no se marcha a pesar de todos los intentos posibles. Taima la hizo pasar aun asombrada por su inesperada visita. –Se encuentra Alicia – preguntó con su apagada voz. –Aquí estoy Verónica – respondí al escucharla. –Necesito hablar contigo por favor – hizo una pausa para tomar aire – a solas – dijo mirando a Taima. –Con su permiso, me retiro, estaré cerca – aseguró Taima. –Pues aquí estoy Verónica te escucho. –Alicia – suspiro – yo sé que tu no fuiste culpable de nada. –Porque estas tan segura de eso Verónica – pregunté extrañada. –Por qué los escuche hablar, yo siempre he sido la esposa ejemplar, la nuera ejemplar, Verónica haz esto o aquello y la sumisa esposa va y obedece, pero ya no más – tomó aire y siguió hablando mientras las lágrimas caían – Erick ha hecho de mi un ser infeliz, alguien que no tiene ganas de vivir. –Pero por qué no lo dejaste – pregunté, su semblante cambio con mi pregunta hizo silencio por un momento como elaborando su respuesta y respondió –Ya viste de lo que es capaz Erick y no solo de abusar de una mujer también de asesinarla y yo temía por mi vida y la de mi familia. Hablamos por una hora escuché cosas horribles de ese hombre cosas que ni me imaginaba, que no pasaban por la cabeza de nadie, pobre Luisa creyendo que crio a un buen hijo y nada más lejos de la realidad todo un monstruo con los pensamientos más macabros y sucios –Que harás con todo esto que sabes – deseosa por la curiosidad pregunté. –No callar más – respondió poniéndose en pie. La noche era joven aun, mis ojos como dos luceros no podían cerrarse, todo lo que Verónica dijo causo en mí una sensación extraña, pase la mano por el vientre y jure proteger la vida que venía allí con todas mis fuerzas.
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Atada a tu amor
Novela JuvenilAlicia una Joven de 17 años es forzada por su madre a un matrimonio arreglado, dada las circunstancias tiene que aceptar sin reparos dejando atrás los sentimientos que tiene por un misterioso desconocido que le escribe cartas. Durante su matrimonio...