Capítulo 07. Los Reyes han llegado a Ever After High.

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A las doce en punto suenan seis pares de trompetas. Los reyes y reinas estaban llegando a Ever After High. Los caminos son un desfile de carros y carruajes, acompañados de sirvientes y guardias, las flores caen en los techos de los vehículos y los alumnos festejan. En la entrada esperan Apple y Raven. Cada estudiante debía recibir a su padre siendo anunciados por Baba Yaga.

Los primeros en presentarse fueron la Bella y la Bestia, quienes abrazan amorosamente a su hija. Seguidos de Cenicienta, Rapunzel, Alicia del País de las Maravillas y hasta los padres de Croakington habían aparecido.

A un costado, escondidos entre los grupos de estudiantes, se encuentran los hermanos Charming. Darling los ayuda ajustando sus corbatas y sacos, seguido ella alisa los pliegues de su vestido. Sin duda tienen un encanto inexplicable. Lucen tensos y nerviosos mientras aguardan a la llegada de su padre. Dexter ayuda a su melliza a colocar bien la venda de su mano, cubriendola con un delgado guante blanco y por encima unas piezas de armadura, característico de ella. Darling muerde su labio nerviosamente, consciente de que su padre no suele ser la persona más amable y sonriente.

Los dos varones intentan mantener la compostura a pesar de sentir las coronas algo pesadas. Sabían que el rey Charming se encantaría con las coronas y la tiara de su hija.

─ Darling ─ la llama su hermano mayor ─. No hagas nada que haga enojar al rey.

Sabía por qué lo decía, sus heridas recién sanaban y las marcas ya no se notaban, ya podía dejar de cubrirlas con maquillaje que Poppy O'Hair le aplicaba cada mañana.

El sonido majestuoso e imponente de las trompetas resuena una vez más. "Charming" es gritado al aire por Baba Yaga. El rey desciende de su carruaje, rodeado de una escolta de caballeros con armaduras brillantes, idénticas a la armadura que Darling esconde en su habitación.

A medida que el rey Charming avanza por el camino, va siendo reverenciado. El rey hace honor a su nombre, pues era un hombre agraciado que denotaba elegancia en su caminar, sonríe encantadoramente a quienes lo reciben, saluda con su mano enguantada. Se podía decir que sus hijos eran idénticos a él.

Detiene su paso, con una expresión seria escudriña a sus hijos con una mirada penetrante. Sus hijos son los últimos en inclinarse ante él. Ambos varones llegan a arrodillarse, pero su hija solo reverencia, siguiendo la etiqueta.

─ Bienvenido, padre ─ dice Daring.

─ Un gusto verlos de nuevo, hijos míos ─ saluda viendo a cada uno de sus descendientes.

Con un muy suave y discreto gesto les otorga el permiso de levantarse. Posa sus manos sobre los hombros de los mellizos. Apple pierde a la familia Charming en su ingreso a Ever After High, no podía dejar de pensar en las palabras de Lizzie Hearts, podía notar lo imponente que era el rey, pero ¿era más problema que Blancanieves? Mucho se ha hablado de los Charming, pero la realidad de la familia White es un tanto parecida, pero no es el mismo contexto una familia con tres hijos que una familia con solo una hija. Apple también tiene ese dragón que custodia su torre.

Y ante ella, aparece esa limusina que destaca por ser guiada por los enanos que sirven a su madre.

Blancanieves ha llegado.

La mujer a la que Apple más admira y teme, estaba nuevamente frente a ella, recibida con trompetas y banderas, amadas por todo Ever After y venerada por todos los reinos. De las mejores protagonistas de cuentos, gozando de su final feliz. Cabello negro como ébano y piel blanca como la nieve. Todo lo que Apple siempre quiso ser y no fue.

Hasta ahora solo Raven comprendía lo que significaba para Apple encontrarse con su madre. Y la princesa de labios rojos por más que quisiera, no podía correr a los brazos de Darling y lloriquear lo mucho que le afecta ver a Blancanieves. Por ese día estaba sola.

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