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Capítulo 14. Fantastifiesta en el lago.

Apple pasó los siguientes días enferma. Luchaba contra la enfermedad que había contraído después de su travesía bajo la lluvia. Los escalofríos la habían atormentado bastante las primeras noches.

A medida que los días pasan, la enfermedad de Apple comienza a ceder lentamente. Su fiebre disminuye y su energía comienza a regresar poco a poco.

─ Me sorprenden tus pésimas defensas ─ dice Raven viendo como Darling le pasa a Apple sus últimos medicamentos.

─ Apple, podemos quedarnos aquí, no es necesario ir a la salida que Briar organizó.

─ ¡No! Le prometimos a Briar que ahí estaríamos, además que ella tenía razón, no viene mal un poco de relajación...

─ No podrás entrar a nadar al lago ─ advierte Darling.

─ Oh qué desencanto. Yo quiero disfrutar el día con ustedes ─ se lamenta la rubia.

─ Podemos llevar una silla y un parasol para que te sientes junto al lago y disfrutes del sol mientras nadamos ─ sugiere Raven traviesamente.

─ Y si necesitas algo, solo tienes que silbar ─ dice Darling con dulzura, besa su mejilla y camina a la salida del dormitorio ─. Iré por mi bolso y por Rosabella, nos encontramos en los jardines.

La princesa desaparece. Apple se levanta de un salto de la cama, se hunde dentro de su armario, busca desesperadamente su traje de baño y ropa cómoda para pasar el día.

─ ¿Qué estás haciendo, Apple? ─ cuestiona la hija de la Reina Malvada.

─ Busco ropa, obviamente.

─ Que conste que yo no te he ayudado ─ se cura en salud.

A los pocos minutos, bajan a encontrarse con el dúo de mejores amigas, que discute por quien va guardar el inflable para nadar. Además, la escena se extiende a Rosabella intentando convencer a Darling de subirse a una especie de balsa improvisada que Hunter y Dexter harían en el lago.

Raven, con su magia, ayuda a sus amigas a cargar sus bolsos. Caminan un tramo de veinte minutos atravesando el bosque. Darling se sostiene del brazo de Apple mientras sigue alegando con Rosabella sobre la inseguridad de no llevar su espada, pues la hija de la Bella y la Bestia la había obligado a no llevarla al lago. El sonido de los pájaros endulza el oído de Apple.

─ Si pasa algo, usaré tus tacones como arma ─ amenaza Darling.

─ Lo único que puede pasar es que Humphrey Dumpty caiga de un árbol o que Kitty nos haga una broma con los bocadillos.

Al llegar a la fantastifiesta en el lago, son recibidas por la música que Melody Piper reproduce por medio de su espejofono conectado a una bocina. El gran grupo de amigos que fue invitado por Briar Beauty disfruta de la celebración, el ambiente está impregnado de energía festiva y el bullicio no es lo suficientemente alto como para molestar a los que deciden relajarse solamente.

La anfitriona de la fiesta, Briar, saluda a los invitados y se asegura de que todos estén pasando un buen rato, dejando ver que ella es el alma de la fiesta. Los hermanos Charming juegan en contra de los Gemelos Tweedle a lanzar manzanas. Los wonderlianos se reúnen alrededor de una roca para jugar juegos de mesa, donde predominan los gritos de Lizzie y los relojes de Maddie anuncian la hora del té, que solamente ellos respetan, pues comienzan a acomodar tazas y teteras encima del tablero de ajedrez. Hunter y Ashlynn disfrutan de un romántico momento mientras comen pastelitos. Más estudiantes disfrutan y se dispersan por el lugar, pues Sparrow Hood conversaba dentro del agua, viendo a Duchess Swan caminar por encima de esta.

Briar se acerca a saludar al grupo que recién se incluía en la fiesta. Rosabella y Darling acomodan unas toallas y una silla junto al lago, además de luchar en contra del parasol para poder abrirlo.