Capítulo 17. La más hermosa del reino.

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A la media noche se revuelve en su cama, totalmente ajena a ella, no se comparaba con la comodidad de su habitación en Ever After High. No lograría dormir. Toma una vela de su tocador y se asoma al pasillo. El último piso del castillo estaba destinado para la privacidad de la familia real, por lo que solo había habitaciones.

De puntas baja las escaleras principales hasta el tercer nivel, el cual está iluminado por pocos ventanales que permiten el paso de la luz de antorchas y de la luna. Va leyendo los letreros de las habitaciones, junto a la de Raven se encontraba la que buscaba: Apple White.

Gira la perilla y entra. Deja la vela sobre la credenza junto a la puerta, camina entre la oscuridad. Se detiene junto a la cama, encuentra a la princesa recostada bajo las sábanas, aparentemente dormida. Se sienta al borde de la cama, sin querer interrumpir el sueño de su amada, pero siendo incapaz de resistir la tentación de estar cerca de ella. Extiende su mano hasta su cabello, el cual acaricia con suavidad y ternura. Deja que sus dedos se deslicen suavemente por la sedosa hebra dorada.

─ Apple... Espero no haberte despertado, pero necesitaba verte y estar contigo ─ susurró con un tono lleno de cariño y anhelo.

Apple se remueve ligeramente, incómoda por la invasión que sentía entre sueños: ─ Oh hadas, dime que eres tú Darling o juro que gritaré ya.

─ Sí, sí, soy yo ─ responde la princesa con prisa e inmediatamente cubre sus ojos al notar a la princesa alzarse.

─ ¿Por qué te cubres los ojos?

─ Estoy entrando a la habitación de una princesa a la media noche, lo justo es que me cubra.

─ Estoy vestida, tranquila. Espero que no acostumbres a visitar a princesas por las noches ─ dice Apple con gracia.

─ Solo lo hago con Apple White, la más hermosa del reino.

La rubia princesa le regala espacio junto a ella en el interior de las sábanas. Darling acepta gustosa y se desliza abrazando a Apple con mucho cariño y delicadeza. Siente sus piernas casi desnudas, únicamente cubiertas por un short de pijama, entrelazadas.

— ¿Qué pasa, princesa? — pregunta Apple luchando contra el sueño.

— No había tenido tiempo de poder abrazarte o de besarte.

─ ¿Dormirás aquí, corazón?

─ ¿Puedo?

La habitación está envuelta en un silencio tranquilo, únicamente la pausada respiración de ambas princesas corre por el aire. Apple se mueve ligeramente, parpadea somnolienta mientras enfoca el rostro de Darling a su lado. Una sonrisa suave curvó sus labios mientras miraba a su amada con cariño y ternura.

─ Por supuesto, corazón.

La respuesta anima a que la princesa de mechas celestes se acomode en el suave colchón, aferrándose a las sábanas. Ahora sentía la noche mágica y serena, compartiendo su calidez en la intimidad de su habitación. Suspira con satisfacción, encantada con el olor a fresas del cabello dorado, cierra los ojos y se deja llevar por el sueño, hasta caer plácidamente dormida.

En su habitación, los reyes Charming se acogen en un ambiente cálido. El rey se despoja de su traje, entrando y saliendo del vestidor, y la reina solo lee un libro recostada en su cama.

El hombre, con expresión seria en su rostro, lucha un poco contra su corbata.

─ Querida, ¿has notado cómo han estado actuando nuestros hijos últimamente? ─ pregunta con preocupación severa.

─ ¿De qué hablas? Daring sigue encantándonos, Dexter aún es nuestro principito y Darling sigue siendo tan rebelde como lo ha sido toda su vida.

─ Pero Darling nunca me había desafiado frente a todo el reino ─ dijo con sentimiento de traición ─ y tiene su atención muy puesta en las princesas, sus ojos están en la hija de Blancanieves.

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