ɯɐǝɹpʎɐᗡ

_ᴰʳᵉᵃᵐ ʷᵃᵍᵒⁿ‧

— Dann — murmure en la puerta a un media abierta, trague duro, aquel chico mayor que yo estaba sobre el sillón con un tono relajante para ser mi hermano Dante, ladee la cabeza, a su lado, mi mochila, di un suspiro antes de mirar hacia atrás mío pensando si salir corriendo ahora mismo.

— Fex, ¿no?, ¿Por qué sigues ahí, ven conmigo, vas a enfermar? — tembloroso y a un que a un asustado mire un momento hacia atrás, mis dedos se resbalaron hasta manija, la cual me ayudo a cerrar la puerta haciendo menos ruido, solo eso, esta vez no coloque el seguro como otras veces, no este día.

— Estuve limpiando y pensando un poco — mi hermano se paró del sillón, apoyándose en ambas rodillas, se acercó un poco hacia mí, colocando una mano sobre mi cabeza, “sí”, murmure en forma de pregunta.

— Yo te amo, y tú me amas, ¿Me amas Fex? — murmuro cerca de mí acariciando mi pelo y su mano se deslizó hacia mi cuello, asentí leve, pero parece que el apretón de mi hombro me indico que no quería más sonidos indefensos.

— Sí, te amo Dann — la voz salida en un sollozo entrecortado, él trató de acercarme a él, pero me quede estático, no correspondí ni un poco a su muestra de cariño, solo quería apartarlo.

— También lo hago, yo te amo más que mamá, papá, y Ryan, ¿Así de grande me amas? — su mano apretó delicadamente mi cuello, lo que me saco un jadeo de sorpresa, quería soltarme a llorar, no te puedo amar, quisiera al menos tenerte cariño, solo asentí.

— ¿Así?, ¿Entonces por qué huyes de mí? — más que un tono melancólico fue uno lleno de rencor, lo aparte de un empujón, trate de correr tomar mis cosas, pero él siempre ha sido más fuerte, si me amas porque tengo huir de ti, porque deseo que Ryan sea mi hermano, porque le lloraba a mamá que jamás me dejara solo contigo.

Yo solo te puedo odiar, forcejear con él es un caso perdido, solo hay vidrios rotos y gritos míos, patadas al aire, gruñidos de él, por más que arañe la puerta tratando de sujetarme, los gritos de ayuda y los aullidos de dolor no alertaron ni un poco a mis vecinos ahora mismo han de estarle tapando los oídos a sus hijos y subiéndole al sonido de la TV.

— Dante — Gimotee, al mismo tiempo que él gruñía, mientras se tocaba el cuello, un zarpazo fue hacia él, ahora era arrastrado hasta una habitación, no sentía ya el cuello de mi camisa, solo el dolor de mis huesos crujiendo.

— ¡Me he cansado!, ¡He sido paciente contigo!, ¡No más! — sus gritos de enojo sobrepasaban los míos que eran gritos eufóricos tratando de liberarme, no sentí la mejilla roja, sentí como fui levantado bruscamente hacia la cama.

— ¡No, no! — grité desesperado, a él pareció no importarle, esta ocasión no solo serían golpes, solté un sollozo al sentir encima de mí a mi hermano, quien trataba de sujetarme ambas manos un lazo, por más que tratara de quitarme nunca podría no solo.