ɯɐǝɹpʎɐᗡ

_ᵂᵃᵍᵒⁿ ⁱⁿ ᵈⁱˢᵃˢᵗᵉʳ

Nunca he sido buen estudiante, nunca he prestado atención, en mi poca habla suelo combinar mis palabras, solían regañarme por esto, pero ahora ni es notado, mi dislexia ha aumentado nací para leer griego antiguo, y para tener que hacer dos cosas a la vez para poner atención, a pesar de estar pellizcando mi botella no he podido concentrarme en la conversación de esos otros chicos.

Ya hace un momento que hemos despertado, yo ansioso por el desayuno con la loca idea de olvidar un poco de mis sueños, estoy cautivado, mientras miro la ventana, hay centauros a un, según Grover la mayoría de humanos los comenzaron a ignorar luego de un tiempo, en su mayoría han de estar en busca de la misión de pan, que no se deja ver.

— ¿Y tú qué opinas? — la voz áspera y puberta del chico rubio me hablo, parpadee un poco, no puse la demasiada atención como para extenderme en mi respuesta.

“Al final no podrás salvar a lo que más amas", era una cuestión cuestionable, pero no significaba que perdería en la misión, las profecías nunca son claras, solo no se pueden cambiar.

— El que nada teme, nada pierde — murmure un poco cambiando la frase que se solía escuchar, tanto el rubio como los otros parpadearon, y escuche el leve susurro del rubio.

— Estoy temiendo hasta si el tren se estrella ahora mismo — incluso antes de responder, alguien más lo hace por nosotros, un oficial, se nos acerca a preguntarnos por nuestra cabina, parecía lo bastante serio como pensar que hemos matado a alguien dentro de ella.

— Sí, ¿qué con ello? — la voz calmada del oficial hace que suspire y nos levante encaminándonos hacia la habitación, nuestra reacción en natural.

Un desastre, la ventana estaba rota, nuestra pocas pertenencias hechas, un desastre como si quisieran robar algo, nos miramos entre todos, tragando duro, la voz confundida del rubio sale cuestionando.

— ¿Cree que nosotros lo hicimos? — él se pone delante de los otros tres, como si nos quisiera proteger, mientras mira de reojo a los otros policías.

— Hay testigos, esa mujer dice que escucho un ruido a lado y miro que era la cabina de ustedes — el oficial jamás rompió su formación, ante la clara confusión de percy intervine.

— ¿En qué momento?, hemos estado desde la mañana tomando el desayuno — a un que confundido el oficial se quedó cayado, y miro a su compañero quien hizo una señal de que nos sacara.

— Vamos, solo caminen, ya hablaremos con ustedes — con pesadez nos retiramos de ahí, el sátiro parecía estar apretando los labios.

— La ventana fue rota desde fuera — murmuro haciendo que Félix arrugara la nariz, los otros chicos miraron extrañado a Grover, pero se nos apresuró a sentarnos.

— ¿Qué dices Grover? — Percy cuestiono a su amigo mientras él trataba de explicarnos, es verdad la ventana fue estrellada desde fuera y revuelta como sí…