_ᴮᵃᵗʰ ⁱⁿᵗᵉʳʳᵘᵖᵗᵉᵈ

908 149 7
                                    

— Pon atención, y escucha mi voz — aquel ojeroso me hablaba, mientras yo miraba sus facciones, algo delgadas, con ojeras de por medio, un verdoso color en aquellos ojos que te miraban como si te quisieran penetrar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Pon atención, y escucha mi voz — aquel ojeroso me hablaba, mientras yo miraba sus facciones, algo delgadas, con ojeras de por medio, un verdoso color en aquellos ojos que te miraban como si te quisieran penetrar.

— Sí — murmuré, removiéndome incómodo en el sillón, Ryan, el mejor amigo de Dante, nunca entendí como alguien como Ryn era amigo cerca de mi hermano, ¿Él?, ¿Aquel chico tranquilo con instinto de padre sobre protector?, era un ángel vestido con alas negras.

No voy a negarlo, Ryan no era un santo, nadie en este mundo es puro, era la misma porquería que mi hermano, o bueno, compartían su misma adicción, pero cuando estaba con él, lo escuchaba los gritos eufóricos que daba mi hermano, o esos comentarios de doble sentido, también procuraba bañarse en loción cuando estaba cerca de mí para eliminar cualquier olor.

— ¿Si me pones atención? — encaro una pregunta con un tono bajo, y al moverse el sonido de su ropa rosando me causo escalofríos, al verme un poco perdido solo suspiro, cerrando el libro, tarea de historia a diferencia de su aspecto él era muy bueno con cualquier materia, incluso sabia que estaba en el club de teatro, el joven de 17 años se levantó del suelo para sentarse a mi lado.

— Olvídalo, de todas formas tendrás más años de estudio para aprenderlo — un dedo jugueteo con mi rodilla y yo solo asentí dando una leve sonrisa, este me miro mostrando una media sonrisa, con delicadeza paso su brazo al rededor de mi espalda y recargo su cabeza en mi hombro, la gran diferencia de tamaño se notaba.

— Pero mira que tenemos aquí — a mi lado se pudo escuchar la envoltura de algún dulce, rápidamente voltee la mirada, él agitaba con delicadeza aquella barra.

— ¿Para mí? — pregunté, y él solo encogió los hombros, lo que me saco un bufido, el río por ello.

— ¿Ahora si hablas?, Y si es para ti — bromeo un poco, antes de aventarme con delicadeza aquel chocolate cremoso, lo tome, apenas se me dio oportunidad.

No se desperdició oportunidad, se abrió aquella barra de chocolate bi-color, a un que aún comía en callado, mientras el otro daba caricias en mi pelo, lo escuche dar un suspiro pensado, para apartarse y ponerse de cuclillas enfrente mío.

— ¿Sucede algo, Fex? — puso ambas manos en mis rodillas y me miro con preocupación, era imposible ocultarle cosas a Ryan, siempre las descubría, quizás era demasiado bueno con los niños.

— Prometió ir e intentar mejorar por mi cumpleaños, pero sigue siendo igual — murmure con cierta decepción, lo escuche dar un suspiro, y me miro con el color profundo de sus ojos.

— Bueno él también prometió hace semana pagarme los 100 dólares que me debe, y mírame, sigue igual — encogió los hombros, e hizo una mueca de lado, tratando de restarle importancia a lo anterior no porque no le importara, sino por qué sabía que si no lo hacía me condenaría estos días por ese pensamiento.

— ¿Es por eso que sigues viniendo a mi casa? — levante una ceja divertido y él solo rio asintiendo, un poco, mientras se levantaba con cuidado.

— Si, ¿qué creías que solo venía por qué Dante tiene a mi persona favorita de hermano? — bufo, y toco mi nariz, él solía ser muy unido a mí desde que conoció a Dante, no sé si era sincero, solo sabia que él tenía un amor que dar hacia sus hermanos, pero por temas legales, su padre se los llevo consigo, dejándolo atrás, eso lo destrozo, él amaba con el alma a ese par de gemelos.

Antes de siquiera poder contestar escuche como la puerta se abría bruscamente, él había llegado, un escalofrío recorrió mi espalda, mire a Ryan quien se levantó, me hizo una señal que entendí, me pare en el sofá, él solo me abrazó, y yo enrede mis piernas en él, una mano en mi cintura, otra en mi cabeza, corrió conmigo hacia una habitación, por la fuerza con la que se abrió la puerta ambos sabíamos que no era seguro que mi hermano me viera.

— Fex, quédate aquí, y por favor no hagas caso a ningún ruido — me puso suavemente en la cama, saco rápido su teléfono junto a unos audífonos que me dio, él me puso una manta y antes de siquiera poder ir sé, lo tome del brazo.

— Quisiera que tú fueras mi familia — murmure con sinceridad, vi como el tomo mi mano, para susurrarme un “pronto” con eso y con la puerta cerrada.

Pude despertar de mi sueño, un recuerdo más, cada que duermo, no puedo evitar soñar con algo así, con un recuerdo, a un que sentí el malestar en mi corazón, no fue tanto como el de mi vegilla, no debí tomar tantas cosas, sin poder contenerme solo puse mis zapatos, salí con toda y pijama a los baños.

— Por favor estén abiertos, por favor estén abiertos — al llegar di gracias, los baños estaban abiertos, no dude ni un segundo para entrar a un cubículo, haciendo mis necesidades, sintiendo una satisfacción.

— Ah — cuando termine y estaba a punto de irme a dormir un poco más, escuche una voz, parecían molestas, por las pisadas duras deducí algo “Hijos de Ares", rodé los ojos, espere un poco, no quería topármelos de noche.

Pude escuchar algunos quejidos, al igual que gritos, por curiosidad me asome, ahí lo vi a Peter, no paco, no espera, Percy, siendo acosado por esas bestias, pobre chico, a un que podía interferir, bueno es una bienvenida que no debo intervenir, suspire esperando que todo se terminara rápido, pronto el piso tembló, los gritos cesaron, y las paredes temblaron, un par de chorros de agua empaparon a los hijos de Ares, sus gruñidos enojados fueron suficientes para saber que nada bueno paso, estos salieron desesperados, mojados y enojados del baño.

Aquel rubio estaba sin ninguna gota de agua, pronto como si arte de magia la aparecieran más voces, una recriminación, "estuviste todo el tiempo ahí”, “sí”, fue suficiente, y deje salir mi emoción.

— Dime que mis hermanos no alteraron mis sueños, ¡Porque eso fue increíble! — grite saliendo del cubículo, agitando las manos con una sonrisa, mi emoción se veía.

— ¿Tú también? — me miro el rubio como si rogara una explicación del porqué nadie más lo ayudo, la chica negó antes de hablar.

— Vi todo lo que quería, para saber que te necesito — hablo aquella chica, hija de Atenea, sus movimientos la delataban.

— ¿Para qué? — el chico parecía cansado pero curioso.

— La captura de banderas — eso es verdad, siempre se hacía eso, yo nunca asistía, es difícil integrarse a un equipo, pero jamás me la perdía, era el único día que permanecía despierto, pronto la muchacha salió de ahí.

El ojo azul me miro alzando los brazos tratando de articular palabra para pedirme una explicación, pero me apresuré.

— ¿Eres como Ariel o Aquaman?, en su defecto, como Elsa, pero en estado líquido — pregunte inclinándome un poco y moviendo la cabeza a un lado, él hizo una mueca de lado, pero negó.

— Tú no viste nada, y yo nunca te vi con un zapato uno de uno — miro al suelo, es verdad en mi estado adormecido no me fije en eso, pero él solo salió del baño.

— ¿Entonces Elsa? — salí junto a su lado para molestarlo un poco, poco me importo lo del zapato.

ɯɐǝɹpʎɐᗡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora