_ˢᵗᵒˡᵉⁿ ᶠᵒᵒᵈ

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– Tell the angels, no!, I don't want to leave my baby alone, I don't want nobody else to hold you,That's a chance I'll take, Baby, I'll stay — murmure mientras colocaba el termo debajo de aquel balde de leche blanca y tibia, tal como me gustaba, m...

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Tell the angels, no!, I don't want to leave my baby alone, I don't want nobody else to hold you,That's a chance I'll take, Baby, I'll stay — murmure mientras colocaba el termo debajo de aquel balde de leche blanca y tibia, tal como me gustaba, mientras esperaba no podía evitar tararear una canción, que resultaba ser de mis favoritas.

El camino hacia el comedor no fue tan largo, pero si le tomo mucho tiempo debido a que me quede saludando a un par de campistas, sorprendidos por mi presencia, al ver mi termo casi lleno, cerré la llave del balde, y tomé mi termo, lo acerqué a mí, en mis fosas nasales inundo aquel olor encantador y satisfactorio.

— Choco, choco, chocolate — susurré para ir entre mesas y estantes buscando lo que le faltaba a mi bebida, al llegar pude notar como una chica de aspecto blanqueció y alto tenía como siempre y característico de mí, le toque el hombro, ella volteó con confusión.

— ¿Qué tal Félix? — hizo un ademán con la cabeza y se recargó en el borde de la mesa, su rubio acaramelado de su cabello la delataba, una hija de afrodita, unos años mayor que yo.

— El chocolate — me apresuré a decir desesperado, al verlo, ella solo me lo entregó y yo le dio una sonrisa de oreja a oreja, poniendo un poco del polvo en el termo, para cerrarlo y agitarlo con rapidez, ella solo pareció reír un poco al ver mis caras por el esfuerzo.

— Hasta luego Félix — se despidió con una leve caricia en mi hombro y yo asentí, mire como se iba con sus otros hermanos, igual de bellos que ella, estos solo alzaron la mano en forma de saludo y despidiéndose, yo imite su acción.

— Adiós, dulzuras — di un murmuro, no era sorpresa que los hijos e hijas de esa cabaña me hicieran sentirme hipnotizado por tanta belleza, a un que rápidamente negué, y volví a mi plan inicial.

A saltar un poco de lo que sobraba de la comida, mire por todos lados, un poco de fruta, y sopas malcomidas, tome una manzana para morderla, buscando un paquete de galletas que al verlo no dude el tomarlo, parecía un mapache robando todo lo que me parecía gustar en las mesas de las cabañas, al finalizar ya tenía mis manos casi llenas o eso creí.

Pude escuchar un tono de decepción, alzo la mirada, risos, pequeño, blanqueció, y ojos azules, sin duda un nuevo, ¿esa cosita dice que matar a un minotauro sin ayuda?, hasta el chihuahua que tenía en mi antiguo hogar daba más miedo, aún recuerda de como tuvo que huir más de él que de su propio hermano, por lo que veo estaba en la mesa de Hermes un no reclamado o un hijo más de él, el chico parecía totalmente decepcionado, un no reclamado, pensó, los dioses son tan bastardos que no se toman el tiempo de acogerlos hasta que hacen algo que los enorgullece y los cree dignos de su parentesco, pero quizás era mejor no ser reclamado nunca, pues una vez reclamado, tenías que esforzarte el doble para mantener el orgullo de ellos y la aprobación, comete un error y olvídate que tienes padres.

Mi estómago rugió, eso indicaba que aún seguía con hambre y al verlo pude notar como los hijos de Hermes se levantaban, al igual que un plato completo de macarrones en las manos de aquel nuevo, perfecto, no espere ni un microsegundo cuando me apresure a ir, casi aventando mi comida a la mesa.

— Te pedí comida no un banquete — al llegar como un mapache promedio lo mire ahí, y cuando estaba por tocar el plato, en sí era la mano del chico, quería ver si era verdad lo del minotauro, hambre y chisme es algo que tengo debes en cuando, ni siquiera pude acercarme a tocarlo porque una mano más grande me detuvo no tan bruscamente, pero con un agarre que corto mi respiración.

Aquel chico pelinegro tenía la mirada totalmente neutra, pero por su agarre y venas, note que la situación no le agrado, como si notara más haya de mis intenciones de robarle la comida al chico

— Vamos Félix, no dejes al nuevo sin ofrenda— ladeo la cabeza, relajando la mirada junto con el agarre, me dio una de sus sonrisas amables e orgullosas.

— Luego de mi invernación, necesito esto más que los dioses — aparte mi mano, y él pareció dar un paso hacia adelante mientras me mantenía firme, el menor pareció notar esta acción, así que se apresuró hablar tratando de cambiar el tema.

— Puedes tomarlo, a un no sé quién es mi padre o madre, quemaría esto a lo tonto — aparto el plato con una expresión de estar lleno, y jugo con sus manos.

— Lo acepto con todo el gusto — dije tomando el plato y caminando a su al rededor yendo por mi otra comida.

— Sí, está bien, ¿Cloud? — leyó el nombre bordado en mi camisa azul, y yo solo di una sonrisa, el hijo de Hermes, líder, solo soltó una pequeña risa.

— ¿Cloud? — me miro con incredulidad, su mirada no era de burla, sino más bien de curiosidad, encogí los hombros, y sonreí de oreja a oreja, inclinándome un poco.

— Sí, ¿les gusta?, lo borde yo mismo — con todo el orgullo hablé, mostrando aquel bordado que me llevo unos dos días completar.

— ¿No es algo predecible? — moví la cabeza y mi cuerpo un poco, haciendo entender que entre sí y no.

— Puede ser, pero hey, no sería yo sin recalcar lo típico de mí — al hablar, el rubio parecía estar confundido, ¿no se llamaba cloud?, ¿su apellido?, el pelinegro pareció notarlo, haciendo un pequeño “oh”

— Percy él es Félix, hijo de Hypnos, Félix él es Percy, nuevo y no reclamado — el otro solo le dio una mirada al hijo de Hermes que se podía leer como un “gracias por informar sobre el rechazo que tiene mi padre” eso mientras a mí me daba la mano, y cuando la tome la sacudí varias veces.

— No esperes verlo mucho por aquí — concluyo, y yo rodé los ojos tomando todas mis provisiones.

— No puedo negarlo, pero no me delates — caminé con las manos ocupadas por tanta comida, parecía que había asaltado una tienda completa.

— Un gusto Percy, adiós Luke — me despedí para comenzar a correr hacia una parte del campamento, escuche un par de risas, si parecía un ser gracioso al correr.

ɯɐǝɹpʎɐᗡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora