_ᵗʰᵉ ᵃⁿⁿᵒᵘⁿᶜᵉʳ

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No era sorpresa, el sonido de armas, quejidos y pujidos, todos reunidos por casas, ayudándose entre hermanos, algunos entrenando, mientras otros haciendo alianzas, el día tan esperado, un juego de captura, la bandera, a todos les parecía revolver ...

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No era sorpresa, el sonido de armas, quejidos y pujidos, todos reunidos por casas, ayudándose entre hermanos, algunos entrenando, mientras otros haciendo alianzas, el día tan esperado, un juego de captura, la bandera, a todos les parecía revolver las emociones y sus hermanos no eran la excepción.

— ¿Seguro que no vienes? - el rubio apariencia regordeta, lo miro mientras ayudaba a otro menor para ponerse su armadura, era un día emocionante, el sol radiante pero fresco, el clima perfecto.

— No lo creo, es menos divertido cuando ya sabes quién ganara - Félix menciono mientras parecía arreglar y ajustarle las pilas a algo.

— ¡Vamos!, no seas así, esta vez parece ser diferente - el otro menor quien recién tenía la armadura miro a su hermano, quien rápido negó, así que el rubio trato de seguir persuadiendo a su hermano.

— Tiene razón, además no todos los días llega un campista nuevo - menciono sentándose a su lado, colocando una mano en su hombro, el de anteojos solo giro la cabeza para verlo, pudo ver aquella sonrisa cálida, Clovis, como podía referirse a él, al llegar, ni siquiera se topan mutuamente, pasaron unos largos meses antes de ser reclamado, a un así al ser llevado a su cabaña y descubrir a tres chiquillos siendo liderado por un rubio adormilado.

Él siempre lo recibió con calidad, a un que su cabaña no era la más activa, cuando participan siempre lograban destacar incluso si parecía que se romperían, así que Clovis trataba de integrarlo a todo lo posible, incluso lo animo a aprender ciertas habilidades en combate, así que cuando por fin lo logro y se dieron su primer abrazo, él sintió algo que le indico que estaba con sus otras partes, se sintió en una casa cálida, ya sea por el olor a leche tibia o porque eran muy amables, así que a menudo estaba de acuerdo con su líder o pocas veces se negaba alguna petición pero ahora.

— Por eso mismo, este día será documentado - al decir eso con felicidad sus hermanos dudaron, pero entendieron, aquel chico tenía un micrófono y una pequeña bocina, un reportero total, sonrió de oreja a oreja, por lo que vio en el baño, Annabeth le puso la mirada al nuevo así que lo haría más interesante este día.

Sus hermanos no pudieron evitar negar al verlo, era un carismático chico, alguien que a menudo era muy expresivo, aquellas pequeñas acciones y tonos de voces hacían que el chico destacara por mucho, parecía despreocupado, actitud picara.

— No los quiero apurar, pero las mejores alianzas comienzan a las de ya - el segundo hermano anuncio quien impaciente estaba en la puerta, el rubio me dedico la última sonrisa antes de salir con todos ellos, me quede un par de minutos más mientras arregla mejor aquello, mire mi cabaña por un minuto antes de salir, el silencio callado indicaba que Quirion estaba dando las indicaciones, un nuevo día, una nueva captura de campaña.

Al llegar, mire a todos formados, ya divididos, el director daba aquellas indicaciones típicas, nada de mutilaciones, no querían a un campista con un ojo de menos, mientras tanto yo comencé a mover una pequeña mesa a lado de Dioniso, junto a una silla, me tomo mucho esfuerzo que me di el premio de sentarme, y alistar aquella bocina junto al micrófono, el dios del vino pudo notarme desde el momento cero, me miro con incredulidad.

— ¿Qué se supone que haces niño? - miro al chico quien se acomodaba cómodamente en el asiento, lo miro con una sonrisa y de su pantalón saco un pequeño objeto con su nombre que puso en la mesa.

— ¿Qué?, esto será historia, debe ser documentado, además tengo una placa, lo hace oficial - orgulloso, mostró el objeto, el cual sin vergüenza Dioniso agarro y lo tiro, haciendo que ganará una mirada de decepción.

— Yo no veo nada - cantareo el dios de vino, el menor solo pudo suspirar antes de agacharse a tomar la placa, ponerla de nuevo, ahora la volvió a señalar pero esta vez con paciencia.

— Además, Annabeth puso la mirada en el nuevo, será noticia en el campamento - feliz se acercó al micrófono ajustándolo, el dios solo pudo negar un poco.

— Como lo de los baños - murmuro, el mayor, y antes de siquiera poder hablar, el juego comenzó, ambos equipos dieron gritos eufóricos ante la determinación, no esperaron demasiado cuando comenzó el ataque mutuo, eran tan salvajes que en menos de un parpadeo, Félix comenzó a narrar.

— El día de hoy está dividido, por un lado, tenemos a los inteligentes junto a los atléticos, y, por otro lado, la fuerza bruta, pero con determinación - aquella voz resonaba en todo el campamento, mientras de fondo sonaba los quejidos y gritos de aquellos niños.

— ¡Golpe bajo pequeño Ares! - grito al ver como un hijo de aquel dios tacleo a un hijo de apolo con facilidad, mientras miraba su voz, resonaba acompañado de las acciones de los chicos, no pudo evitar chocar miradas con uno de los guerreros, pero pronto recordó algo.

– La pelea parece muy clara, ¿en acaso que el equipo rojo se ha dejado derrotar? - menciono al ver como un montón del equipo rojo eran ya prisioneros de los azules.

— Una vez más la inteligencia supero a la fuerza - siguió narrando, él se recargó en mesa apoyando ambas manos, levanto ligeramente las caderas mientras meneaba su cuerpo mientras aquellos guerreros daban su mayor esfuerzo por no ser capturado.

— Pero esto a un no acaba, aún faltan la presencia de varios elementos importantes - al hablar, busco con la mirada a cierto rubio, luego de ser divididos, no noto su presencia.

— ¿Acaso el nuevo campista ha sido el primer perdedor?, ¡Donde está Percy! - primera vez que pronuncio su nombre sin equivocar, de pronto noto algo en la arena, un cuerpo salió rodando desde el bosque, tomo el micrófono y salió corriendo ahí, esquivando a todos.

— ¡Es acaso que tienes una maldición, o será la revancha! - grito a través del micrófono al notar como el caído era el rubio quien luchaba ferozmente con una chica morena, hija de Ares, parecían estar a punto de vencerlo.

— Pero que tenemos aquí, ¿acaso clarisse estará dispuesto a romper las reglas? - movió sus ojos y miro el cómo estaba decidida a mutilarlo a un que sea un poco, pero una vez más la inteligencia o incompetencia derroto a la fuerza y talento, ambos cuerpos se balancearon, el peso del rubio fue usado, para dar una marometa y en proceso, la lanza preciada de aquella chica se hizo pedazos, un grito desgarrador se escuchó.

Al retumbar en sus oídos llevo ambas manos a sus orejas, dejando de narrar los hechos, luego de aquel grito que rompió más de una cuerda vocal, los gritos eufóricos de guerra se escucharon, clarisse que se había abalanzado contra el rubio no tuvo remedio que soltarlo.

— ¡Esto es todo!, ¡Tenemos un ganador, equipo azul! - volvió a narrar y grito en el micrófono mientras todos celebraban, otros descansaban, y un rubio fue directo a de golpe al río.

— ¡¿Qué pasa contigo?! - se dejó de celebrar y las miradas se guiaron hacia el rubio, quien enojado se levantó.

— ¡¿Es acaso esta una traición fuera de tiempo?! - siempre ha sido un ser cinsañoso por diversión, en algunas ocasiones miro a ambos chicos quienes estaban a punto de discutir hasta que una gran nube apareció, “tu padre te llama” se escuchó en el silencio, seguido de la voz de Quirion.

Él también levantó la vista junto a todos los campistas, un tridente azulado flotaba en la cabeza del rubio quien miraba confundido.

– ¡No, es una reclamo, un hijo de....Poseidón - anuncio lo último con más que asombro, incomodidad, incluso decepción, un hijo de los 3 grandes, un hijo prohibido, ahora hay peligro.

ɯɐǝɹpʎɐᗡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora