𝅘𝅥𝅮 𝄂 𝐏roteger ☁️

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── Voy a salir un rato ¿Ya? Falta pan en la casa y Hualqui está al borde de la locura por algo dulce

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── Voy a salir un rato ¿Ya? Falta pan en la casa y Hualqui está al borde de la locura por algo dulce. ──Gritó un poco Concepción para que lo oigan, al cabo de segundos oyó el típico "Ya", no sabía de quién pero al menos alguien sabría en dónde estaba por si acaso.

Cerró la puerta y fue yendo a la panadería revisando si tenía plata. Era un anochecer bien oscuro y fresco, menos mal que tenía como 10 kilos de ropa encima.


En tiempo casi récord logró comprar el pancito junto con un queque para Hualqui, pero como era muy de noche la panadería cerró apenas salió y eso por alguna razón lo dejó con inseguridad. En todas las calles las tiendas ya estaban cerradas y no había nadie además de él caminando, por lo que más miedo tenía.

A paso rápido intentó volver a casa, hasta que se pilló a un tipo de lo más sospechoso por varias razones. Tenía una mochila, zapatillas para correr, un gorro o ropa que le cubría casi todo y miraba hacia todos lados. Estaba claro que no era seguro y el penquista suspiró lentamente.
"Otro asalto no porfavor.. todavía no olvido mi billetera de ballena."

Pensó en tomar alguna otra calle, aunque mientras pensaba eso el tipo ya se le acercaba a paso muy rápido hasta ya corriendo, Concepción sintió que se le baja la presión del susto.
"AY CTM"

Sus piernas quedaron temblando. Según él si es que se pillaba a un ladrón de nuevo le golpearía y le haría de todo, pero aquí estaba, con miedo, quieto y con ganas de llorar. Ya a último momento decidió irse corriendo en dirección contraria, alejándose de su casa. Y estuvieron un gran rato ahí en persecución, tanto que Concepción ya ni sabía en donde chota andaba.

Las piernas le andaban doliendo por tanto correr, no sabía ni cuánto tiempo estuvieron así. Hasta que se oyó un estruendo, era el cuerpo del tipo cayéndose al suelo ¿Acaso se había tropezado? ¿Se desmayó por tanto correr? Por su curiosidad giró la mirada y encontró a alguien al lado del cuerpo tirado, iba a preguntar que qué había pasado pero solo quedó tratando de recuperar la respiración casi muriéndose.

Tal persona se acercó, y al subir la mirada un poco notó que era Santiago. Y ahí si que casi se desmaya pero de los nervios.
── ¡¿SANTI?! ay- ¿Pero qué haces aquí? ──Por el dolor casi se cae pero el capitalino se colocó al lado para apoyarle.

── Yo te debería de preguntar primero ¿Qué pasó y por qué ese tipo te seguía? ¿Era un ladrón cierto? La otra vez por intentar proteger a una chica dejé noqueado a su hermano por accidente..

El penquista asintió con la expresión sorprendida, y todavía nervioso por tener al santiaguino al lado suyo, literalmente.
── Si, sí lo era. Me anduvo persiguiendo un buen rato, no sé cómo chucha es que pueden correr tanto.. ──Dijo cada vez más dejándose caer, Santiago era fuerte así que no temía con caerse de hocico hacia abajo.

── Ah, ya, entiendo. Pero oye, ten más cuidado para la otra o no salgas sólo. Y por cierto ¿No tienes ninguna herida? ──Preguntó el capitalino revisando un poco su rostro o manos, pero no tenía nada.

── No, es que salí corriendo antes de que me haga algo. ──Aclaró medio hipnotizado mirando a Santiago. Estaba en plena fase de encontrarlo demasiado atractivo, y era raro considerando que antes lo veía y le daba odio.

── Menos mal, ya..vayamos a tu casa, esta vez te acompaño.

Santiago estuvo un buen rato ayudándolo, hasta que Conce ya recuperó fuerzas y empezaron a caminar hacia la casa. Lo chistoso es que ni siquiera les importó qué harían con el ladrón que dejaron tirado ahí, porque estaban bien metidos en enfocarse en el otro.

── ¡Ya llegamos! Además no le pasó nada al pan y al queque que compraste ¡Yipee! ──Celebró Santiago feliz de haberlo ayudado, tocó la puerta e inmediatamente abrió Talcahuano, con unas tremendas ojeras y cara de no haber dormido nada.

── ¡CONCE! ¿EN DONDE CHUCHA ANDABAI? ¡Te tardaste como 3 horas en solo ir a comprar pan!

Talcahuano se veía enojado, pero luego suspiró y fue a abrazar al otro penquista, aliviado de que esté bien.
── Al menos contesta los mensajes, ya nos tenías bien preocupados..

Concepción sonrió con ternura y abrazó al menor. Santiago vió la escena con sorpresa y a la vez algo de compasión.
── Bueno, ya es hora de irme yo creo.. también salí; a buscar a La Reina de una fiesta y ando atrasado. ──Empezó a explicar Santiago un tanto avergonzado de ver a Talcahuano cara a cara.

── ¿Ah, qué hace Santiago aquí? ¿Es que ustedes dos andaban saliendo o algo así? ──Preguntó Talcahuano recién dándose cuenta que estaba la capital allí, dejó de abrazar a Conce para mirarlos confundido.


El penquista rió un poco.
── No, me lo pillé de pura casualidad y suerte. Pero ya te explico, solo entra, que hace frío acá afuera.


Talcahuano asintió ya más aliviado, no tenía muchas ganas de lesearlos con que se andaban besando porque tenía un sueño gigante, se adentró a la casa. Concepción miró a Santiago y antes de que este diga algo para despedirse, se lanzó a abrazarlo.
── Gracias, gracias. Te debo una. ──Dijo con una gran sonrisa, tenía tantas ganas de darle cariño que lo estaba apretando en el abrazo sin querer.

── ¡Ay!- no es nada Conce, no me debes nada. ──Contestó un tanto asustado porque ese abrazo le agarró por sorpresa.

Concepción además del cariño que le tenía, no podemos olvidar su reciente atracción que le tenía al capitalino, entonces en este momento se estaba obligando demasiado a aguantar darle un beso aunque sea en la frente.
Dió un suspiro más relajado, todavía sin soltarlo. Se quedaron allí como unos minutos porque el penquista de verdad que se negaba a soltarlo.

── Conce..recuerda que tengo que ir a buscar a La Reina. ──Habló entre unas risas algo nerviosas.

El penquista lo ignoró, quedándose allí un poco más. Santiago no tenía en cuenta lo cariñoso que podía ser, y aquí andaba, atrapado en sus brazos.
── Ok, ok, solo un poquito más.. ──Pidió Conce.

El capitalino sintiendo sus latidos fuertes nuevamente lo abrazó de vuelta, acomodándose y quedando en un abrazo un tanto íntimo de lo juntos que estaban. Hasta que ya al fin Concepción lo soltó, nada más porque Santiago tenía cosas que hacer, sino seguiría allí.


── Bueno, te veo otro día entonces. Gracias de nuevo. ──Habló Conce con una sonrisa y extrañamente con una gran emoción.


── ¡Chao! ──Le dió unas caricias en el rostro de forma inconsciente para irse.



Concepción quedó quieto, porque esas caricias en el rostro lo dejaron demasiado pensativo y nervioso. Pero el frío lo estaba atacando mucho entonces ya entró, pensando en Santiago, hasta se le olvidó que hace unas horas le querían robar.

 Pero el frío lo estaba atacando mucho entonces ya entró, pensando en Santiago, hasta se le olvidó que hace unas horas le querían robar

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𝐀mormetro 𝄥 Santiago | ConcepciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora