Capitulo 26

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BARBARA:

-¿Su mujer?. ¿Es eso cierto mamá?.

-Eh, si. Rafael y yo estamos iniciando una relación.

-Claro ahora entiendo todo, esto de los caballos no es mas que una forma de comprarnos. Quédese con sus caballos, yo no soy de las que se dejan comprar.-entra a la casa furiosa, no planeaba que se enterara así pero ni modo. Le guste o no yo tengo el derecho de estar con quien me de la gana y no pienso detenerme porque mi hija de 18 años me diga que lo haga.

-Bueno yo no se que decir.-confiesa Alejandro.-Felicidades, espero que su relación prospere.

-Espero que tu no me rechaces el caballo mijo, después de todo yo voy a ser como un padre pa ustedes.

-Un momento.-interviene Santos dando unos pasos hacia Rafael con una actitud desafiante.-MIS hijos tienen un padre y ese soy yo, ellos no necesitan de usted.

-Pues valiente padre, que les da de madrastra a la hermana.-y como él otro tampoco es de los que se quedan callados da 2 pasos hacia Santos.

-Eso no es asunto suyo.

-Todo lo que tenga que ver con MI mujer me importa.

-¿Su mujer?, ja.-dice con sarcasmo.-¿Es que acaso la compró?.

-No, no la compré, la supe conquistar, como dice la cancion; no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar.

-Pues eso no es lo que parece, todo esto no se ve mas que como un intento de ganarse a Barbara y a mis hijos con regalos.

-No entiendo cual es su problema Luzardo, ¿que es lo que tanto le molesta?.

-Bueno como a caballo regalado no se le mira el colmillo.-Alejandro se acerca a Rafael y le da un par de palmadas en el hombro.-Yo si te acepto el regalo, decirle que no a un animal tan hermoso seria un insulto, además me hace falta montar.

-Me alegro que te guste mijo, ¿y donde esta tu hermana?, ¿porque no esta aquí?, uno de los caballos también es para ella.

-Isabel salió a trabajar, pero no te preocupes que estará encantada con su nuevo caballo.-intervengo.

No lo voy a negar me gusta ver la forma en que ese par se reta con la mirada y si fuera por mí picaria más el avispero para que se desatará un pelea, nada me ha gustado mas que ver a 2 hombres peleando por mi. Me hace sentir poderosa, deseada, que tengo el poder sobre ellos, que soy capaz de hacer que saquen su lado más salvaje, sobre todo a Santos, siempre me gusto verlo asi como un macho, como todo un Luzardo, sin ley ni civilización, sino como un hombre que se deja llevar por sus deseos y pasiones. Intervine para detenerlo antes de que el calor fuera aumentando, en este momento no me conviene, no con mis hijos presentes.

No quiero darle motivos a Diana para que desapruebe mi relación. No se porque pero sospecho,  estoy casi que segura de que ella de alguna u otra forma rechazará a cualquier hombre que se me acerque con una intención romántica, a todos menos a.... Santos. Aunque bueno no debo ponerme paranoica, ni ella ni nadie sabe lo que ha pasado entre nosotros o por al menos eso creo.

SANTOS:

¡Imbécil!, es mi mujer, payaso.

¿Que no se da cuenta de que ella no lo ama?, Barbara me quiere a mí, soy el único hombre que ha amado y amará siempre. Soy el padre de 3 de sus hijos.

Cree que va a comprarla con un simple caballo, ¡por favor!. Y eso no es lo peor de todo, también quiere comprar a mis hijos con su dinero.

-¿Quien se cree ese tipo?.-Diana y yo vamos juntos en mi camioneta rumbo a Altamira.  Me pidió que la dejara venir conmigo porque no quiere estar en el mismo lugar que ese imbécil.-Y sabes que es lo peor de todo, que mi mamá y Alejandro quedaron encantandos con los caballos esos del demonio. Espero que por al menos Isabel sea mas sensata. Esto era lo último que me faltaba, primero el pesado de Enrique Velasquez, luego el tarado ese de Héctor y ahora el prepotente de su padre con mi mamá. ¡Esto no puede ser!.

Doña Barbara: el regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora