¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cada noche la observó dormir, puede llegar la media hora y aún así no me canso de verla. Es para mi una necesidad, nunca se lo he dicho pero el miedo a despertar y descubrir que todo esto fue un sueño, una ilusión me carcome por dentro. Cada noche temo quedarme dormido y que al despertar todo haya sido una mentira, que ella no esté a mi lado, que Natalia y Félix no existan, que Diana, Alejandro e Isabel están tan lejos de mi que no puedo verlos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se que después de todo lo que hemos afrontado, nuestro amor sigue intacto, más fuerte que nunca, que ella me ama como yo la amo. Pesé a que desde el inicio de nuestra historia nadie creyó que lo nuestro funcionaría, incluyéndome, a pesar de todos y de todo, Barbara y yo logramos hacer posible lo que parecía imposible.
Cada vez que tengo la oportunidad no dejo de agradecerle a Dios y a la vida por permitirme estar junto a mi esposa e hijos. Cada mañana que despierto con ella a mi lado es uno de mis mayores placeres.
Estos últimos 5 años han sido los mejores de mi vida, mis gemelos me han dado la oportunidad de ser padre desde el comienzo de sus vidas, he tenido la dicho de estar ahí con ellos en sus primeros momentos, viendo todo el proceso de su crecimiento, con ellos he disfrutado todo lo que no pude con los trillizos. Mi relación con Alejandro y Diana ha ido evolucionando con el paso del tiempo, hemos tenido varios momentos de como padre e hijos, son momentos que atesoro en mi memoria y en mi corazón. Aunque no todo ha sido igual con Isabel, ella es la única de mis hijos con la cual no he podido avanzar en mi relación, mi hija ha construido un muro impenetrable entre los 2 para que yo jamás pueda acercarme a ella. Su rechazo es algo que me duele profundamente, daría lo que fuera porque nuestra relación fuera diferente, que ella me permitiera quererla, demostrarle cuánto me importa y cuánto la quiero.
Me siento sediento, con cuidado de no despertarla me levanto de la cama para bajar por agua a la cocina.
Empiezo a caminar descalzo por el frío suelo de madera, bajo las escaleras y noto que el perro no está por aquí, eso es algo extraño, Aquiles suele dormir aquí.
Continuo mi camino a la cocina, me detengo al escuchar un par de voces hablando en voz baja frente a la nevera abierta.
-Mamá se va a dar cuenta que nos comimos el postre.
