Capitulo 40

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Una semana transcurrió lenta y dolorosamente para todos. Cada día era una batalla de esperanza y desesperación para Santos, Marisela y los trillizos. Barbara seguía en coma, conectada a una maraña de aparatos que monitoreaban cada aspecto de su estado de salud. Arias y Escalante  la monitoreaban todos los días para ver los avances que su cuerpo hacía, consideraban que el cerebro se estaba desimflamando progresivamente lo que sería un gran avance.

Las heridas de su rostro poco a poco iban desapareciendo, su piel recobraba un poco de color.

Santos, pasaba la mayoria de noches en una silla junto a la cama de Barbara, su mano siempre estaba acariciando la de ella, le  hablaba  en susurros esperando que ella lo escuchara de alguna manera.

-Mi amor, tienes que despertar.-era lo primero que le decia al verla.

Marisela y los trillizos llegaban cada día al hospital, tratando de mantener el ánimo en alto a pesar de la difícil situación. Los 4 estaban turnándose con Santos para cuidar a Barbara en las noches, no querían que el se fuera a descompensar por el estrés y el agotamiento. Para su fortuna los bebés habían empezado a beber leche de fórmula, lidiaban para que lo hicieran pero el hambre los terminaba obligando a comer.

Ver a su Barbara en ese estado era un golpe duro para todos, especialmente para los más jóvenes, Diana, Alejandro e Isabel sentían que todo lo que había pasado era su culpa, si ellos nunca se hubieran ido de México nada de esto estaría pasando. Su madre estaría bien, estarían los 4 juntos como una familia, sin problemas, ni enemigos del pasado, en cambio ahora se afrontaban a dura y triste realidad, una en la que debían ser fuertes y no dejarse vencer por el agobio.

-Mami, te extrañamos mucho. Tienes que volver con nosotros, no puedes rendirte.-decía Isabel, acariciando suavemente la mano de Barbara.-Los gemelos te necesitan, todos te necesitamos.

-Félix y Naty te extrañan, nosotros te extrañamos.-añadió Alejandro.

Diana, Alejandro e Isabel se turnaban para hablarle, contándole sobre su día, sobre como iban las cosas con los bebés, estaban intentando mantener una sensación de normalidad en medio de la crisis.

Mientras tanto, en Altamira, los gemelos estaban teniendo algunas dificultades sin su madre, pese a que sus hermanos y todos en general estaban al pendiente de ellos. Lloraban constantemente, rechazando el biberón en ocasiones y buscando el consuelo que solo su madre podía proporcionarles. Sus hermanos  mayores trataban de calmarlos, pero su preocupación crecía con cada día que pasaba sin una mejora visible en la condición de Barbara. Trataban de no agobiar a Santos con esa situación, entre levantar la hacienda, la fábrica de lácteos y la situación de salud de Barbara, no querían darle una preocupación más aunque se tratara de sus hijos.

-Hoy no han querido comer, Casilda. Esto no puede seguir así, los niños se pueden emfermar a este paso.-dijo Cecilia mientras intentaba que Félix comiera de su tetero, su voz sonaba cargada de preocupación, para todos era un momento difícil y retante. Habían 2 niños de apenas un mes y una semana de nacidos, los cuales necesitan de sus padres pero ninguno de los dos puede estar ahí para ellos como quisieran.

-Ay señora Cecilia, estos niños son los que mas estan sufriendo con todo esto. Tenemos que hacer todo lo posible por ellos.-respondió Casilda, tratando de mantener la calma mientras balanceaba suavemente a Natalia en brazos.-Es como si un nubarron negro se hubiera puesto sobre Altamira para traer desgracias.

Las noches eran especialmente difíciles para todos. Sin la presencia de su madre, los gemelos parecían inconsolables, llorando hasta agotarse. Los muchachos  hacían todo lo posible por mantenerlos tranquilos, cantándoles canciones de cuna y abrazándolos, aunque sus propios corazones estaban llenos de miedo, ansiedad y tristeza. Ninguno tenía experiencia siendo padre pero dada la situación tenían que ser eso para Félix y Natalia, tenían que suplir la figura de sus padres hasta que ellos volvieran y todo estuviera de vuelta a la normalidad.

Doña Barbara: el regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora