Capítulo 9

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BARBARA:

-Si no te molesta me gustaría estar sola.-le digo.

-Como gustes, no llegues tan tarde a la hacienda.-asiento con la cabeza, da media vuelta y camina hasta su camioneta, sube en ella y se pierde entre la sabana. Una vez fuera de mi vista, observo todo a mi alrededor.

Parece como si la hacienda nunca hubiera existido, todo por lo que luché por tantos años se ha ido. Me duele ver este vacío, no ver nada.

Bueno ya no hay nada que yo pueda hacer. Estas ya no son mis tierras, lo único que debo hacer es regresar a México con mis hijos.

Camino de vuelta hasta la camioneta, hay otro lugar al que me gustaría ir.

ISABEL:

A medida que fui creciendo vi como los casos de abuso sexual hacia mujeres sobretodo niñas y jóvenes afectaban a mi mamá, ella todos los años dona una suma generosa de dinero a una fundación que acoge a todas la mujeres víctimas y les brinda apoyo. Siempre la admire por eso, y de hecho me involucre con ella en esa causa tan noble pero a la vez tan lamentable, por años he escuchado varias historias, duras, dolorosas que me parten el alma. Nunca pensé que la historia más desgarradora sería la de mi madre, jamás pensé que.... no quiero imaginarme el dolor que ella sintió, estuvo sola, todos estos años ella ha cargado con esa tortura sola, guardando su dolor.

Ella no mató a un hombre, mató a su violador.

¿Cómo pude ser tan dura?, no le di la oportunidad de explicar, de defenderse, aquí el único monstruo soy yo. No me conmovieron las lágrimas de mi propia madre, la juzgue y la trate como si fuera un vil delincuente, no le di ni siquiera el derecho a ser escuchada.

Me siento tan mal, he sido muy injusta.

ALEJANDRO:

-Se que sus vidas han cambiado un poco en las últimas semanas, se que saber esta verdad debe ser difícil para ustedes, para mi también lo es, yo lo vi, yo lo viví. No estoy pintandola como buena o mala, sino como es, un ser humano que sobrevivió a la crueldad de los hombres. Esos hombres le quitaron todo, se que matar a alguien no está bien y no se justifica pero puedo entenderla, ella simplemente respondió con dolor y odio a los ataques despiadados de sus enemigos.

-Esas basuras no solamente les bastó con violarla una vez sino que se atrevieron a hacerlo de nuevo.-La voz de Diana está llena de rabia y rencor. Ellas más que nadie pueden entender ese horror, son ellas las que lo viven día a día.-No puedo juzgarla porque algo así es....-su voz trata de quebrarse, las lágrimas amenazan con salir pero ella no las deja ser libres, gira su rostro hacia un lado. Se que esto le está afectando y mucho, a ambas, lo puedo sentir.-Fui muy injusta con ella, yo...

-No se juzguen tan duramente, ustedes no lo sabían.

-No, no lo sabíamos pero tampoco le dimos la oportunidad de defenderse. Yo que siempre trato de ser una persona justa no lo fui con el ser que más lo merecía, con la mujer que me dio la vida.-no pienso contener mis lágrimas, esto me duele y me parte el corazón.

-Saben tal vez si esos hombres nunca le hubieran hecho lo que le hicieron, mi historia, nuestra historia hubiera sido muy diferente, ella hubiera sido feliz.-se limpia una lagrima con un pañuelo.-Ustedes fueron muy afortunados, ella los adora, ustedes son lo más importante para ella. Barbara cambió por ustedes, créanme que desearía que ustedes jamás se enteraran de esto, si les dije la verdad fue porque no podía soportar verla de esa manera, vagamente come, le he quitado varias botellas de alcohol de las manos, esta situación no podía continuar así, ustedes tenían derecho a escuchar las 2 versiones de la historia.

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Regresamos a Altamira en completo silencio, en este momento los 3 necesitamos nuestro espacio.

Isabel subió a su recamara, Diana se quedó afuera, Marisela se fue al pueblo y yo, yo no se que hacer.

Doña Barbara: el regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora