Capítulo 23

92 1 0
                                    

Chenoa

¿Puedo dormir contigo?

Silencio. Está sorprendido, no se esperaba que viniera y casualmente yo tampoco. Como no me dé una contestación rápida y siga mirandome así, voy a arrepentirme y volveré a la otra habitación

- Sí...claro que sí... ven aquí

Asegura abriendo la cama a su lado e invitándome junto a él

-¿Estabas dormido?

Pregunto metiéndome a su lado dejando inconscientemente distancia entre nosotros

- No...- suelta una sonrisa sonora pasando la mano por sus rizos - que va, estaba pensando y no podía dormir

- Debía ser muy inquietante para tenerte despierto

- Más bien complicado...¿Estás bien? Te he escuchado ir al baño

- Sí... pero no quería estar sola

- ¿Otra pesadilla? - asiento con la cabeza - Pensaba que ya no las tenías

Me mira confuso con el ceño fruncido y esconde un mechón de pelo detrás de mi oreja acariciando mi espalda de paso

- Yo también, supongo que mi subconsciente no está del todo tranquilo

Explico jugando con las sábanas entre mis dedos

- Laura si puedo ayudarte en algo yo...

- De momento me conformo con que me abraces hasta quedarme dormida

- Bueno...eso creo que lo puedo cumplir sin problema

Sonrio tímida y me acuesto dándole la espalda. Esto es incómodo y no porque no queramos esto, sino porque lo queremos demasiado y no sabemos como gestionarlo.

Siento que se acomoda a mi espalda y con delicadeza e incluso me atreveria a decir que con un poco de vergüenza, pasa su brazo por mi cintura posando su mano en mi barriga. Respiro profundamente al sentir su aliento en mi nuca, alterando mis nervios y notando mi piel cada vez más caliente.

Quiero girarme...abrazarle...besarle. Lo necesito, siento mi corazón latir tan rápido que creo que voy a tener un infarto. Mi cerebro y mi razón me dicen que aguante, al contrario, mi corazón y mis sentimientos arden de deseo. Y a mí siempre me han dicho que hay que hacerle caso al corazón, así que sin pensarlo demasiado me doy la vuelta quedando de frente a él, tan cerca de su cara que casi podía rozar sus labios sin hacer ningún tipo de esfuerzo

Mi gesto lo pilla desprevenido pero cuando empieza a ser consciente, pasa su mano bajo mi camiseta del pijama de satén, que llevaba a medio abotonar, acariciando la piel que quedaba al descubierto, aumentando aún más si cabe mi calor corporal

-Creo que ha sido mala idea venir aquí

Susurro un poco excitada mirando sus ojos pasando al igual que él mi brazo alrededor de su cuerpo con la diferencia de que él no lleva nada de tela a parte de unos pantalones

- Malísima...

Confiesa a quemarropa de mis labios subiendo y bajando su mano por mi espalda

- Si quieres, me voy...

Sugiero pícara a la misma distancia que él clavando mis dedos ligeramente en su espalda por el cosquilleo que siento entre las piernas

- Sería lo mejor

Acepta colocandose sobre mí, abriendo mis piernas para acomodarse entre ellas y poniendo sus manos a ambos lados de mi cabeza quedando completamente pegado a mi cuerpo. Noto su intimidad contra la mía más que lista para mí, lo cual provoca que muerda mi labio y trague saliva cuando él se humedece los labios. Necesito que acabe esta tensión ya y su aliento cálido rozando mis labios no ayudan

Siempre volvemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora