Capítulo 32

66 2 0
                                    

David

Después de muchas conversaciones y debates entre si está lo suficientemente bien para ir a casa o no, finalmente le han dado el alta.

Vamos en el coche de vuelta a casa. Lanzo miradas en su dirección de vez en cuando, pero ella ni se inmuta. Esta sería, distraída, pensativa pero sobre todo, apagada y es lo que más me preocupa. Hacia meses que no la veía así y me duele en el alma.

Mira por la ventana sin despegar la vista de ella y aunque en algún momento he pensado en decir algo para que se anime, creo firmemente que ella necesita el silencio para ordenar sus pensamientos.

Llegamos y ella se deja caer en el sofá como si de una muerta viviente se tratara. Me siento a su lado esperando algún tipo de reacción por su parte pero no recibo ni una simple mirada, mantiene su visión en un punto fijo sobre la alfombra.

-¿Quieres hablar?

Me atrevo a preguntar con sutileza de una vez por todas.
En lugar de responder con palabras, lo hace con un movimiento de hombros en señal de que le da igual.

-No te quiero presionar...

Declaro con preocupación al ver que reacciona sin ningún tipo de expresión

-Lo sé... - musita en un susurro - tampoco puedo decir gran cosa, no recuerdo nada

Reafirma con desgana y su tono de voz me da ganas de llorar.

-Pero quizá sí haces memoria, a lo mejor...

-Me han drogado...

Murmura insimismada en sus pensamientos interrumpiendome de manera inconsciente

-¡Me han drogado!

Repite elevando la voz y levantando la mirada conectándola con la mía.
Y he aquí el punto al que queríamos llegar. Su mente acaba de procesar lo que le dijeron.

-Me drogaron y ni siquiera me enteré

Insiste rompiendo a llorar tirándose sobre mí y acurrucandose en mi pecho.

-No es culpa tuya, cariño

Intento calmarla acariciando con suavidad su cabeza y su espalda con mis manos

-Más bien es mía, por no darme cuenta

Levanta su cabeza del escondite que había encontrado y me mira extrañada

-¿Cómo? ¿Qué has dicho?

-Que es mi culpa, si me hubiera dado cuenta antes de que no estabas, esto no...

-David¿ que dices? Tú estabas allí conmigo

-Sí, estaba allí, pero no me fijé a tiempo en que no habías vuelto

-No...no, tú estabas en aquel baño conmigo. Te oí entrar David. Y te llamaba y tú respondías

Confiesa alterandose con cada palabra sin dejar de llorar.

-No era yo

Rebato con lástima, de lo que se está enterando es todavía peor. Ella estaba tan ida que no se había enterado aún de que aquel hombre no era yo.

-¿Cómo que no? Te llamaba y tú respondías David. Te hablaba y me... tocabas - añade esta última palabra bajando la voz en un murmullo que juraría que era más bien para ella que para mí.

En su cara podría jurar que puedo ver reflejados los flashback de esa noche.

-Dime por favor que no es lo que estoy pensando. David, dime que no, dime que eras tú y que estabas tan borracho que me hiciste daño sin querer. Dime que no le supliqué a un extraño que dejara de tocarme...

Siempre volvemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora