━━ act one; 𝗼𝗿𝗶𝗴𝗶𝗻.

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el origen no
siempre es algo bueno.


❝el origen no siempre es algo bueno

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912. Dublín, Irlanda.




Corro lo más rápido que mis pies me lo permiten, me duele mucho, siento como mis músculos se aprietan y me desgarran internamente. Me detengo por obligación y por miedo, escondo mi cuerpo detrás de un árbol e intento calmarme porque mi respiración provoca una nube de aliento.

Mi cuerpo se estremece por el frío de la noche y mi nariz se congelo tanto que duele respirar. Mi vestido está húmedo y se pega a mi cuerpo, esto me produce más frío, entonces dejé de respirar al sentir un ruido muy cerca de mí, al girar mi cabeza sobre mi hombro pude ver una sombra moverse.

—Estoy por aquí —giré mi cabeza hacía el otro lado y cerré los ojos tras el golpe que recibí en la cabeza, intenté volver a abrirlos, pero ya no tenía energía.

Estaba despierta, sabía lo que sucedía a mi alrededor, pero mi cuerpo estaba adormecido, no reaccionaba a mis órdenes. Después de unos minutos escuchando muchos ruidos que no lograba identificar pude volver a sentir mi cuerpo, pero comenzaba a doler, fui abriendo los ojos y al querer mover mis manos las sentí muy pesadas, vi entonces que estaba sujetada sobre mí con unos grilletes que conectaban a una piedra.

—Lo siento, te tuve que dañar las piernas para que no huyeras —la misma voz de antes, fije mi vista y vi a una mujer con los ojos tapados, sonriendo de forma espeluznante mientras revolvía un líquido en una olla la cual estaba sobre el fuego, vi a mi alrededor y estábamos en el exterior, justo al lado de la orilla del mar, la brisa del oleaje me devolvía a mis sentidos y me hacían ubicarme.

—¿Qué...? —dije a penas en un hilo de voz, mi boca estaba algo adormecida, bajé la mirada y mis piernas se veían moradas, mi labio tembló y tuve muchas ganas de llorar por el miedo que me inundaba.

Esta mujer la identifico ahora que puedo pensar, es una bruja y es reconocida como una sanguinaria que le gusta matar a mujeres hermosas para robarles el rostro, yo siempre creí que era todo mentira, un cuento para asustarme antes de dormir, me equivoqué.

—Tranquila, solo debes beber esto y sanarás —sirvió el líquido de la olla en un recipiente de madera y lo acercó a mi boca, su aroma era semejante al de una flor, pero también tenía otro olor que no logré identificar a tiempo, su color era blanco como la nieve y su sabor era extraño, con cierta sensación dulce en la garganta.

Sentía como ya no me dolía nada, incluso mis piernas pude moverlas, la mujer parecía decepcionada al verme de pies a cabeza.

—Parece que no funcionó... Bueno, deberías irte —cuando dijo aquellas palabras me soltó de los grilletes y pude ponerme en pie apoyándome en la piedra que estaba a mis espaldas, bajé mi mirada cuando no sentí dolor alguno, ni en mis piernas, ni en mis manos.

Unos instantes solamente le quité la vista de encima a la mujer, no pude reaccionar a tiempo cuando me apuñaló en el abdomen con una espada.

Aquella espada la había visto antes, ahora que estaba más cerca de la mujer, aquellas vendas que tapaban sus ojos se le cayeron dejándome ver sus ojos brillantes.

—Asa... ¿Qué haces? —mi voz estaba rota y ella me sacó la espada.

—Estoy cansada Astrid, cansada de que solo nos dediquemos a conquistar y nada más... Yo quiero poder, y las runas me están enseñando cómo conseguirlo.

—Eres mi... —caí a la fría arena mientras me abrazaba el abdomen—, hermana.

—Lo sé, por ello necesitaba experimentar este poder en ti, papá me dijo que como tenemos la misma sangre, si te volvías más poderosa con mis pociones nos serviría para la guerra, pero te estás muriendo. No nos sirves, así que me mandaron a matarte —Asa me tomó de un brazo y comenzó a arrastrarme. Me quejé por el dolor que sentía, pero pude pronunciar palabras.

—¿Todos ellos? ¿Lo sabían? —le pregunté entre quejidos, ella se detuvo unos instantes y sonrió.

—Astrid, claro que todos lo sabían, nuestros familiares, nuestros amigos, cada uno de ellos sabía que debíamos sacrificar a la menos fuerte. O sea, tu.

Siguió arrastrándome mar a dentro hasta que el agua comenzó a inundarme, cuando no pude sentir el suelo y estaba flotando en medio del mar sin poder salir a la superficie, mis pulmones me exigían aire, no pude darle aquello, así que solo me permití respirar agua.

Mi cuerpo se fue hundiendo tanto que terminé tocando la arena del fondo del mar, mis ojos se cerraron y esta vez sabía que ya no tenía salvación.

No sé cuánto tiempo pasó, pero no morí, mis pulmones estaban repletos de agua y yo estaba acostada en el fondo del mar, cuando abrí los ojos la luz del día apenas llegaba.

¿Y si se cumplió lo que dijo Asa? ¿Y si tengo más poder?

Un poder de las runas.

Me impulsé y salí a la superficie, inhalé el aire y mis pulmones parecían limpios de agua, nadé a la orilla y al salir del mar vi mi herida en mi abdomen, no había ninguna.

Estaba bien, pero por alguna razón no del todo estaba bien.

Caminé hacía nuestra aldea y en cada paso que daba sentía mis fuerzas multiplicarse, corrí hasta salir del bosque y sin importarme quién era me lancé encima de esa persona, mis dientes se transformaron y unos colmillos de bestia sobresalían, rompía fácilmente la piel humana y la sangre se me hacía tan exquisita. Me atacaron con sus armas, y cada herida se regeneraba tan fácilmente, mi hambre no se sació hasta que acabé con cada uno de los habitantes de la aldea, al final dejé a Asa quien estaba lastimada de un pie y se alejaba de mí arrastrándose, me puse encima de ella y de un mordisco rompí su cuello decapitándola con mis manos.

No probé su sangre, me sabía asquerosa.

Cuando llegó al anochecer aquella aldea brillaba tanto por las llamas que parecía una fogata inmensa, un tributo a los dioses.

𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 - Jordan ParrishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora