𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 - Jordan Parrish

xviii. sabueso

season 6 - episode 2

❝Eres el sentimiento que
tuve la primera vez que vi
el mar.

;&&&;
 

—Existen unos seres tan eternos como las sirenas, la diferencia es que ellos van sobre el cielo guiados por Zeus y los perros van con ellos.

Aurora es una sirena muy antigua, ella cree en muchas cosas que hoy en día llamamos ficción.

¿Por qué?

Porque lo vivió.

Ella fue quien me enseñó a trabajar mi ira, mis deseos de sangre y pérdida de control, me mantuvo años encerrada en una bóveda para poder controlarme, y lo conseguí.

—¿Los jinetes fantasmas? —la miré, ella asintió—. No te atacan a menos que reveles la existencia de lo sobrenatural y sea arriesgado. Cumplen el mismo trabajo que los sabuesos —me levanté de mi asiento y me serví té en una taza.

—Pasaron por muchas ciudades —seguía sin entender por qué me debía de importar.

—¿Y ahora ves el futuro? —bromeo. Nuestro poder va en aumento conforme nuestra edad, yo tengo un milenio, pero ella tiene casi cuatro.

—Sí —confirmó—. Ya se están llevando a algunos, y pronto ese lugar se convertirá en una ciudad fantasma —ella me observó—. Su nombre es Beacon Hills, y no sé si ya se llevaron a quienes conoces.

Dejé la taza en la mesa y me quedé recordando a todos los que conocí ahí, no sentía que me olvidaba de alguien.

—Será mejor que vayas, porque tu destino siempre estuvo ahí —me giré y Aurora se puso en pie, se acomodó su parka.

—¿Por qué dices eso? Lo dijiste también cuando me recomendaste ese lugar para vivir. Ahora quiero la verdad.

—Si te revelo el futuro puede que no suceda, además, es de humanos errar.

—No soy humana.

—Exacto, el errar te devuelve tu humanidad, y no te deja ceder ante tus deseos. No es malo alimentarse, lo malo es hacerlo por diversión —ella se acercó a mí y me dio un abrazo, entonces tal cuál llego, se fue.

Dejé Beacon Hills hace casi un año, perdí contacto con todos y más aún con Derek. Di un suspiro y fui a mi habitación, llené un bolso con ropa y me lo llevé hasta mi auto, al subir sentí algo de nerviosismo, pero cuando di contacto al auto solo conduje.

⠀⠀⠀⠀Estaba en una oficina con un escritorio lleno de documentos, al costado derecho se podía ver cajas con enumeraciones y al costado izquierdo documentos y fotografías, pude escuchar más allá de la puerta una conversación, una donde unos chicos mencionaban a alguien desaparecido, un estudiante.

La puerta se abrió y Jordan Parrish apareció, tras cerrar la puerta me observó.

—Este es un lugar privado y restringido para los civiles —dijo con el ceño fruncido.

—Lo sabes —dije al verlo—, ya sabes lo que eres.

—Sí. Pasaron cosas este último año —Parrish avanzó para dejar una carpeta en un estante.

—¿Cómo murió? —le pregunté.

—Repito, este es un lugar confidencial para los civiles —me observó y se cruzó de brazos.

—¿No lo sientes?

—¿Qué cosa?

—A los jinetes remontando los truenos, llamándote para que vayas junto a ellos —me fui acercando a Parrish—. ¿En verdad no los oyes?

—No sé de qué me hablas —me dijo finalmente.

—Hace siglos, cuando estaba vagando por el mundo una sirena me encontró, se llama Aurora. Ella contó el origen de nuestra especie, Perséfone la diosa de la primavera fue secuestrada, entonces sus ninfas fueron repartidas por el mundo en su búsqueda, unas buscaron por tierra, otras por cielo y finalmente otras por agua —retrocedí unos pasos mientras miraba la oficina—. Cuando las ninfas de la tierra no encontraron a Perséfone, se lamentaron, decían que era tan grande su lamento que incluso los humanos no podían soportarlo, ellas fueron llamadas banshee. Las del cielo en cambio, su cuerpo mutó y sus brazos se transformaron en alas, buscaban aún con esperanza a Perséfone mientras que a las ninfas del agua les salió una cola de pescado, a Poseidón le causo risa encerrarlas en su terreno. Cuando Zeus reveló que Hades tenía a Perséfone, está ya había comido unas semillas de granada, sellándola seis meses en el inframundo. Perséfone al regresar recordó que tenía ninfas, así que llamando a su nombre regresaron a servirle, pero no del todo.

—¿Y esta clase de mitología? —esta vez me miraba atento.

—Cuando Perséfone tenía que volver al inframundo, un sabueso infernal era quien la escoltaba, ida y vuelta. Desde ese momento a ambos se les ordenó lo mismo, proteger a Perséfone. Tenían cosas en común y a la vez nada, pero esa era la maravilla, Perséfone era vida y Hades muerte, ambos complementándose —miré a Parrish—. Tú y yo podemos trabajar juntos para detener el caos que se avecina, pero ten en cuenta algo, los jinetes representan a Hades, los de esta ciudad pueden ser Perséfone.

Él se quedó callado y yo me acerqué a la puerta, puse la mano en la manija y Parrish puso la suya sobre la mía para detenerme.

—Yo de verdad extraño los casos normales, pero hagamos esto —me observó—. Salvemos a Perséfone.

—Bien, cuando salgas envíame un mensaje, nos juntáremos, por ahora debo ver a Scott —él asintió y yo salí de la oficina. Cuando subí a mi auto me di cuenta de que estaba anocheciendo, así que fui a mi casa, la cual estaba llena de polvo y con algunas telarañas, al menos debí contratar a alguien para que la aseara. Me quité mi chaqueta y me quedé con mi camiseta blanca y mis jeans negros, sentí entonces un aroma en el bosque y salí de la casa, comencé a caminar sin rumbo fijo hasta que escuché algo y a la distancia vi una luz, corrí para acercarme cuando reconocí a Scott, Lydia y Malia.

—Sé que suena raro, pero creo que tenía un buen amigo y que estuvo conmigo aquí, esa noche —dijo Scott, me detuve.

—No suena loco. Sé que alguien me encadenó y quería que me mantuviera como humana —dijo Malia.

—Esta mañana que fui a la escuela estaba segura de que tenía que ver a alguien —dijo Lydia de inmediato—. Pero no puedo recordar a quién, y llevo todo el día buscándolo.

—¿Y si perdimos a la misma persona? —dijo Scott.

—¿De qué hablan? —solo entonces se giraros para verme, Lydia se asustó junto a Scott, mientras que Malia me gruñó, fruncí el entrecejo.

—¿Astrid? ¿Qué haces aquí? —me preguntó Lydia.

—Yo vine por el tema de los jinetes, ¿ustedes de qué hablan? —me acerqué y ellos se miraron.

—Creemos que perdimos a alguien, solo que no sabemos a quién —Scott me observó.

Miré a mi alrededor y buscaba algo, a alguien.

Su esencia, su voz, sus ojos.

¿A quién estoy buscando?

—¿Cómo saben que perdieron a alguien si no lo recuerdan? —los miré extrañada.

—Hay que averiguarlo.

Fuimos a la veterinaria donde después de una revelación de banshee, Lydia escribió una palabra en un papel.

—Stiles.

—¿Qué es un Stiles? —preguntó Lydia.