xiv. sueño

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season 4 - episode 8/9





Éramos dos desastres
tratando de convertirnos
en un milagro.



❝Éramos dos desastres tratando de convertirnosen un milagro

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Estábamos en mi casa y Derek se encontraba en el sofá sentado, yo llegué con un pequeño vaso negro con un líquido rojizo, lo puse en la mesa de centro y me senté junto a él en el sofá.

—¿Qué es eso? —me preguntó al tomar el vaso y verme.

—¿Confías en mí? —le dije, él sonrió leve y se acercó el vaso a los labios, sin embargo, no bebió nada, lo volvió a dejar sobre la mesa y se giró para mirarme de frente.

—Me di cuenta, que sabes sobre mi debilidad, sabes cosas de mí y yo no sé nada de ti.

—¿Qué quieres saber? —lo mire.

—Tus secretos. Dímelo y me beberé eso.

—Vale, solo ten paciencia, mi historia pocas veces la he contado y eso me ha hecho una persona evasiva.

Él asintió—. ¿Qué especie eres?

—Una sirena —pude ver la sorpresa en su rostro, reí leve—. ¿Qué pensaste que era?

—No sé, a veces parecías una banshee.

—Somos parecidas, solo que ellas vivían en las colinas y yo-

—¿En el mar?

—En la playa —él apretó sus labios y asintió, aquel gesto se me hizo lindo.

—¿Me dirás qué es esté líquido? —enarcó una ceja al verme.

—Mi sangre —dije, nuevamente había sorpresa en su rostro.

—Hace unos siglos atrás las sirenas eran una especie común, pero cuando los cazadores descubrieron que sus lágrimas podían revivir a los moribundos y su sangre sanar cualquier herida existente, las comenzaron a cazar. Estas se ocultaron donde los hombres no podían llegar, en el mar, por ello los hombres tomaron sus barcos y las buscaban desesperados, llegaron incluso a llamarlas: perlas del mar. Hoy en día se les llama piratas, nosotros siempre los identificamos como cazadores.

—Confió en ti —Derek me miró y después al vaso, lo tomó y bebió, dejó nuevamente el vaso en la mesa y levantó su camiseta, la herida de bala se había regenerado.

—Te tengo una mala noticia —dije al verlo.

—¿Qué?

—Mi sangre o lágrimas no funcionan en seres sobrenaturales —lo miré.

—Lo supuse, ya no tengo mis ojos, ni mi olfato u oído.

Estiré mi mano a él y la tomó.

—La encontraremos, y lo que te pasé lo solucionaremos —me observó unos instantes y lentamente se fue acercando a mí, cerré los ojos cuando sentí sus labios contra los míos. Al principio fue tan dulce y suave, después se intensificó el beso, pero no le resto valor a sus caricias llenas de afecto.

Me senté a horcajadas sobre él y me ayudó a deshacerme de mi chaqueta, pasé mis manos por su abdomen y tomé su camiseta, la levanté y terminé quitándosela cuando levantó sus brazos.

Él besaba mi cuello mientras me acariciaba con sus manos por mi cintura y espalda, sus labios se volvieron mi refugio, él me abrazó con una mano y me levantó para acomodarme en el sofá.

—La fuerza aun la conservo —me susurró entre los besos que me daba, reí leve y se acomodó encima de mí, acaricio mi mejilla mientras observaba mis ojos, los suyos expresaban tanta dulzura que era maravilloso verlo.

Me dejé llevar en cada movimiento que él hacía y en cada caricia, sus labios estaban encorvados y su sonrisa me derretía.

Besó cada espacio de mi piel, y me estremecía.

—Derek —susurré su nombre y no dudó en envolverme con sus brazos. Lo conocí siendo alguien áspero, este lado de él es simplemente maravilloso.






⠀⠀⠀⠀Mire a mi alrededor, estaba en un estacionamiento y frente a mi había una patrulla quemada.

Creo que esto es un sueño.

Sentí un aroma que me inundó, me acerqué a la patrulla y vi unos ojos naranjas en medio de tanta ceniza.

Lo reconocí.

—¿Quién te hizo esto, sabueso infernal? —dije, me hice a un lado y el hombre bajo las cenizas arrancó la puerta y salió de la patrulla, estaba desnudo y con la mirada perdida, lo seguí hasta el departamento de policía donde ingresó sin pestañear.

Sentí el aroma de una banshee y sin entender me puse frente a la puerta de la oficina del sheriff, el hombre manchado de ceniza atacó a un oficial, varias balas salieron disparadas y detrás de mi escuchaba a un hombre abrir la puerta, me hizo a un lado, sin embargo, cuando otra bala salió disparada a mi dirección la detuve al levantar mi mano.

La bala cayó al suelo y el hombre cubierto de cenizas golpeo una y otra vez al oficial.

—¿Astrid? —Lydia tocó mi mano y cerré mis ojos con fuerza, cuando los volví a abrir reconocí a las personas a mi alrededor. El hombre en ceniza era Parrish, el oficial desmayado por tantos golpes era el que nos molestó a Derek y a mí, y quién me había hecho a un lado fue el sheriff.

—¿Esto es real? —miré a Lydia y ella asintió, sentí frío y bajé mi mirada para darme cuenta de que estaba con una camiseta y un short, no tenía zapato alguno, así que mis pies estaban manchados de lodo y hojas secas.

—¿Qué haces aquí? —me preguntó.

—Estaba en mi casa, y solo recuerdo soñar, después me hablaste —le dije al verla.

—Tus ojos brillaban —dijo Stiles, no me di cuenta de que el entorno se empezó a llenar de oficiales.

—Debo irme —dije, Lydia asintió.

—Te llevo —dijo Stiles, asentí y ambos subimos al jeep—. ¿No recuerdas nada? —preguntó, fruncí el entrecejo.

—Recuerdo poco.

—Bueno, evitaste que una bala atravesara a mi papá, gracias —Stiles sonó agradecido y aliviado, cerré los ojos unos instantes t suspiré.

—Gracias a ti por el espacio —lo miré y él detuvo el auto—. En esa fiesta hice algo de lo que no me arrepiento, disfruté mucho contigo Stiles, pero desde el inicio de año todos sabíamos que nadie llenaría el corazón, solo una chica.

—Lydia —dijo instintivamente, asentí.

—No hay un amor más doloroso que el no correspondido, quizás te duela toda la vida, o tal vez pueda funcionar lo suyo. Pero recuerda que hay tres amores importantes en la vida, el fugaz —nos señalé—, el romántico —pensé en Malia—. Y el perfecto.

Él asintió y yo me acerqué para darle un beso en la mejilla, fue un par de meses, pero realmente valió la pena.

—Adiós Stiles, supongo que nos veremos en la escuela.

Bajé del jeep y crucé la calle, me adentré mi casa y tras avanzar unos pasos vi a Derek observarme.

—¿Cuál crees que soy yo? —dijo al verme, sonreí y me acerqué a él, cuando me tocó sentí que mi piel fría entraba en calor.

—Espero que el último la verdad —susurré, él apoyó su frente contra la mía y cerré los ojos.

𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 - Jordan ParrishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora