xiii. virus

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season 4 – episode 6/7







La magia de conectar
y la suerte de
coincidir.





❝La magia de conectar y la suerte decoincidir

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Bajaba las escaleras de la escuela cuando una mano me jaló, casi pierdo el equilibrio, pero aquella persona que me jaló me sostenía.

—No hagas ruido —dijo Derek, asentí y vi de reojo a un profesor mirando unos papeles, pasó de largo y se adentró a una sala.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté.

—Necesito a Malia, su olfato nos ayudará.

—¿Nos? —no pude evitar sonreír.

—Sí —me respondió al sonreírme. Unos instantes pasaron cuando Malia apareció por el pasillo.

—¿Qué hace aquí? —preguntó al ver a Derek y después a mí.

—Necesito encontrar a la manada y advertirle sobre la lista de muerte —le dijo a Malia.

—¿Y para qué me necesitas?

—Sé un poco sobre su manada, tienen un lugar secreto donde se reúnen en el bosque —Derek se fue acercando a Malia—. Nadie ha pasado tanto tiempo en el bosque como tu —le lanza una camiseta—, inhala bien.

—Aun no soy buena para eso —dijo Malia al sostener la camiseta.

—Inténtalo, te enseñaré —Derek observaba a Malia mientras esta se acercaba la camiseta a la nariz—. Concéntrate en los diferentes aromas, algunos se relacionan con la identidad y otros son de las emociones.

Dado que no tenía nada más que hacer fui con ellos, nos movilizamos en el auto de Derek y llegamos al centro del bosque, nos bajamos del auto y Derek fue contando detalles de Satomi, la alfa de la manada.

—¿Qué pasa? —le preguntó Derek a Malia, quien sintió un aroma.

—Pólvora —le respondió ella. Derek entonces encontró un casquillo.

—Si la manada está por aquí, no creo que estén reuniendo, se están ocultando —Derek observó a Malia y yo intentaba identificar algún aroma, pero no soy de sentir lo físico como los lobos, soy más de sentir esencias y aquí no encontraba ninguna.

—Vamos —dijo Malia al encontrar un aroma, fuimos a pie a muchos lados y todos los rastros estaban dispersos, ninguno llevaba a algún camino. Al final cuando anocheció nos subimos al auto de Derek y después de una iluminación, lograron deducir que posiblemente los lobos budistas estén al este, en un mirador.

Fuimos a aquel lugar y bajé del auto, iba unos pasos detrás de ellos cuando sentí algo extraño, una sensación de intranquilidad. Llegué donde Derek y vi que se estaba acercando a un lugar, lo seguí y había alrededor de unos 10 cuerpos sin vida.

Fruncí el entrecejo al verlos y me acerqué a un cuerpo, me puse en cuclillas para verlo más de cerca, el cadáver tenía los ojos abiertos en una expresión de horror, sangre negra salía de su boca, nariz y ojos, además de que unas venas oscuras dejaron huellas en su piel.

Su aroma no era diferente ni había algo extraño, por tanto, no había wolfbane en sus venas, era otro tipo de veneno letal.

—¿Crees que los envenenaron? —preguntó Derek.

—Quizás, las huellas de lo que sea que los atacó es semejante al veneno que les echan a las ratas —dije al ponerme en pie y mirar a Derek—. Fueron muriendo de adentro hacia afuera.

—Que bien —dijo Malia—, si los asesinos con armas no te matan, los que tienen veneno de wolfbane lo harán. O puede que otro sin boca, tal vez todos debamos salir corriendo de Beacon Hills.

Derek parecía herido por lo sucedido con la manada, iba a acercarme cuando sentí un aroma que, sí podía identificar, el olor de la sangre humana. Avance a paso largo hasta aquel olor y pude ver a Braeden, me arrodillé a su lado y noté sus heridas.

—¡Derek! —lo llamé, él llegó y la observó.

—Está sangrando, ¿la podemos mover? —me preguntó.

—Sí, no podemos esperar —Derek la tomó en brazos y yo tomé sus llaves, subimos a la camioneta y Malia nos observó.

—Debo decirle a Scott, yo voy a pie —dijo.

—Bien, iremos al hospital.

Respondió Derek, comencé a conducir y entonces la lluvia nos invadió, cuando llegamos al hospital estaba cayéndose el cielo y como no había tiempo, Derek simplemente se llevó en brazos a Braeden a la entrada del hospital.

Ingresé al hospital y vi a Derek, le entregué las llaves de su auto.

—Fue bueno ir, ella estará bien —dije al verlo—. Debo irme.

—Me quedaré para ver qué le sucede, nos veremos mañana —asentí—. Astrid, gracias por acompañarme.

Le sonreí como respuesta y finalmente fui a mi casa, caminar bajo la lluvia me hizo sentir tan bien, el agua es algo maravilloso.


⠀⠀⠀⠀—Venir un sábado me causa torticolis —dijo Amber cuando ingresamos a la escuela.

—Es la prueba para ingresar a la universidad, debería de interesarte más —dije al apagar mi celular. Nos pusimos a la fila y estábamos de las últimas.

—Ya, solo que estoy segura de que sacaré 100 —dijo al encogerse de hombros.

—Está bien chica genio, procura no presumir tanto —ingresamos a la clase y me senté en el último asiento mientras que Amber estaba del otro lado de la sala, el profesor dio unas instrucciones y comenzamos, estaba respondiendo cuando la mamá de Lydia empezó a actuar extraño, primero alterándose por la caída de una compañera y después gritando en el pasillo, la mayoría se levantó a observar qué sucedía y unos minutos después la prueba se canceló por un supuesto virus.

—Te dije que debimos faltar —dijo Amber al acercarse a mí y sentarse en mi mesa.

—Debemos salir de aquí —dije, ella se encogió de hombros y se levantó, caminó como si nada hasta la salida y la seguí.

Nadie nos miró porque nos hice invisible ante sus ojos.

Caminamos hasta llegar al segundo piso, ahí había una ventana por la que pudimos salir. Soy inmune a los virus humanos, pero ellos tienden a sacar sangre, y no permitiré que nadie la obtenga.

—Bueno, creo que ya estamos libres, finge que nada pasó —Amber iba a caminar cuando la tomé del brazo para detenerla.

—Esperemos aquí a ver qué sucede —sonreí, nos quedamos afuera junto con la multitud esperando, a eso de las 8 de la noche todos mejoraron y se les permitió a los padres ingresar a la escuela.

—Bueno, me voy chica, no tengo ningún síntoma y nada me sucedió —dijo Amber al verme, asentí y se fue en su auto.

—¿No deberías estar adentro? —me giré y vi a Derek a unos pasos de mí, a nuestro alrededor había muy poca gente.

—¿Supiste del virus? —asintió—, bueno, no nos convertimos en zombies.

Él río leve—. Eso es bueno.

Fruncí el entrecejo y me acerqué a él, pasé mi mano por su costado y no aparté los ojos de los suyos, cuando fui tocando su abdomen hasta llegar al otro lado hizo una mueca.

—Estas herido ¿qué sucedió?

—Un asesino fue al hospital y quiso matar a Satomi, me interpuse en su bala.

—¿Ya no regeneras? —me acerqué más a él y apoyé mi rostro en su pecho, inhalé su aroma y aquel olor de lobo estaba desvaneciéndose.

—Supongo que ya lo sabes.

𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 - Jordan ParrishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora