CAPÍTULO 5

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Avril Fray.

”Y cuando muerto le vio, Hero, cual Leandro fiel, se arrojó al agua y murió, como él, por él y con él

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Y cuando muerto le vio, Hero, cual Leandro fiel, se arrojó al agua y murió, como él, por él y con él. 
Que ellas, fuertes en amar y flacas en resistir, si duermen para esperar, despiertan para morir”

—¿Zayn?

Es la primera vez que digo su nombre en voz alta. Él no parece particularmente sorprendido por eso ya que no muestra ninguna otra emoción más allá de lo agitado que luce, y aún así, permanece casi inmóvil. Me recuerda a una de esas esculturas de Miguel Ángel, dónde el mármol parecería seda derramada sobre sus facciones, y se imprimiría tan impecablemente en cada curva que sería capaz de capturar la profundidad de su mirada.

Es solo cuando habla, que se muestra ligeramente asombrado.

—¿Tú...?

Bajo las luces de las farolas a nuestro alrededor, su mirada brilla un poco más que el día en que lo conocí. Su cabello, por otra parte, se alborota alrededor de su rostro y cae en forma de cascada rebelde hacia adelante.

—¿Qué haces aquí? —pregunto. Me resulta imposible contenerme.

Él sonríe. Una sonrisa que de tan angelical resulta maléfica.

—Al parecer, salvarte una vez más. —Sus labios se curvan ligeramente, y lo dice tan bajito que es como si nunca lo hubiese hecho.

Un sonrojo me cubre las mejillas.

—¿Dis... Disculpa?

Lo observo fijamente, y la situación me parece tan surrealista que temo que mi mente se lo haya inventado todo. Hay estrellas en el cielo que dibujan la silueta de su cuerpo, casi como si fuese una constelación. Sus labios se abren, respirando con dificultad. Su pecho sube y baja sin control alguno.

Intento hablar nuevamente, pero los pensamientos que me calan el cerebro no son capaces de manifestarse en palabras. Estoy completamente inmóvil, y es curioso que siempre que estoy alrededor de este chico, por una razón o por otra, parezca nunca poder moverme.

—Ven, déjame ayudarte.

Esboza una sonrisa completamente encantadora mientras me contempla. Sus labios tiemblan sutilmente cuando los convierte en una fina línea, y por los hoyuelos que han aparecido en ambas de sus mejillas, pareciera que está a punto de estallar en risas.

Sip, este chico tiene que estar pasándoselo de maravilla a mi costa.

Dios. Debo verme totalmente ridícula tumbada en la arena y con un lobito de al menos unos 20 kg sobre mí. Encima el cabello se me ha llenado de arena y estoy segura de que sus pezuñas me han dejado marcas en el abdomen. ¿Qué espera Zayn para quitármelo de encima? Está claro que mi cuerpo no resistirá un minuto más y... Escucho un ladrido.

Miro al perro, que atiende al nombre de Hero. No ha sido él.

—No te muevas.

La voz de Zayn, suave y cautelosa, me obliga a mirarle.

Más allá de las estrellas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora