CAPÍTULO 19

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Avril Fray

—Personalmente, me gustan más las rubias —dice el chico de cabello negro, sonriendo de una forma... incómoda—. Creo que son más juguetonas. Si saben lo que quiero decir.

Pongo los ojos en blanco.

Si Jerry, todos aquí sabemos lo que quieres decir.

Agradezco que la poca iluminación del lugar camufle mi expresión de repugnancia, aunque estoy segura de que ni teniendo cincuenta focos apuntándome únicamente a mí, los amigotes de Will notarían lo mucho que me desagradan.

Ya puedo entender por qué Nick y Leah salieron huyendo.

—Pues a mí me gustan las asiáticas —repone un chico rubio, creo que su nombre es Evan.

—¿Asiáticas? —Una chica morena frunce el ceño—. ¿Te va ese rollo?

El muchacho asiente. Me parece insultante, sobre todo teniendo en cuenta que hay una chica de cabello rojo, y sin duda alguna nada asiática, sentada en su regazo. Ella simplemente se dedica a mirarlo, y no parece haber ningún indicio de enojo en su rostro, pero aún así...

—Siempre he querido montarmelo con una asiática —continua diciendo—. Son tan pequeñas, y tan apretaditas...

Agh.

Estoy a punto de vomitar. ¿Cómo estas personas pueden ser amigos de Will? Él es educado, generoso, paciente, divertido. Y ellos... Ellos no son nada parecido a eso. De hecho, pensándolo bien, ¿ellos sabrán de la enfermedad de Will? Quiero decir, toda mi clase y mis profesores están enterados. Ni siquiera sé cómo había ocurrido eso. Un día, solo mis amigos y algunos maestros sabían, al siguiente... Al siguiente tuve que aprender a lidiar con las miradas intrusas.

Me resulta un tanto difícil imaginar que estas personas puedan sentir algún tipo de empatía por una persona enferma, o por una persona en general. Sin embargo, debe haber algún motivo por el cual Will los eligió como amigos.

—No les hagas caso —Una voz masculina me obliga a mirar para el costado—. Cuando beben pueden ser un poco...

—¿Idiotas? —le interrumpo.

El chico moreno parpadea momentáneamente, luego se lleva a los labios el vaso rojo y sonríe con las mejillas infladas.

—Yo iba a decir insoportables, pero idiotas también funciona.

Tiene una sonrisa muy contagiosa. Y bonita. Su sonrisa también es bonita. Se inclina hacia adelante, despegando su espalda del descolorido sillón, y sus dedos me rozan el antebrazo cuando me acerca su palma abierta.

—Soy Elías.

Estrecho su mano de inmediato.

—Avril.

Por el rabillo del ojo veo a Will sentado junto a Jerry en la otra esquina del sofá. Está hablando por teléfono y tiene una expresión deslumbrante en el rostro.

—Avril... —repone él—. Es un nombre muy bonito. Como la primavera, ¿verdad?

Asiento.

—Mi madre lo eligió. Amaba las flores, y la primavera. Supongo que por eso me llamó Avril.

Ladeando la cabeza, sus ojos se entrecierran al mirarme.

—Y a tí, ¿te gustan las flores?

Prefiero las estrellas.

Mis comisuras se levantan en una sonrisa, e intento ignorar la chispa de nostalgia que se enciende en mi pecho.

—No tanto como a ella —contesto finalmente.

Más allá de las estrellas (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora