Para otros el viernes es un día de fiesta, para mí fue el día de hacer las compras en el supermercado.
Lo sé, mi vida es triste.
Cuando llegué a casa la hermosa melodía de una guitarra invadió mis oídos. Al buscar su origen, vi a Zack en el sofá tocando distraídamente. Desde niño siempre se le dio bien tocar dicho instrumento. Incluso nos dio algunas lecciones a Caleb y a mí.
Aprovechando que se encontraba de espaldas, me tomé la libertad de observarlo (solo un poquito). Se veía tan despreocupado y libre mientras tarareaba un ritmo que no me resultaba familiar, pero que se escuchaba muy hermoso. Era evidente que la música era su pasión. De hecho, creo que era el único momento en el que su fachada gélida caía por completo.
Siempre pensé que no podía ser más guapo, pero tocando esa guitarra negra con esa expresión tan tranquila se veía incluso más atractivo.
Si quieres, muérdele un brazo.
—¿Phoebe? —emitió al verme por el rabillo del ojo.
—Eh... Hola, Zack —balbuceé, nerviosa.
Genial, me había pillado acosándolo.
Tranquila, para él no es novedad.
—Por favor, no te detengas —le pedí, tomando asiento a su lado después de colocar las bolsas de la compra en uno de los sillones.
—¿Llevabas mucho tiempo ahí? —inquirió con una mezcla de enojo y preocupación.
—No, acabo de llegar —aclaré—, pero, por favor, continúa... Me estaba gustando mucho tu canción y no quería interrumpirte.
—Ya lo has hecho —gruñó, dejando de lado su guitarra.
—No fue mi intención... —murmuré, desviando la mirada, avergonzada.
—¿Fuiste al supermercado? —indagó, viendo las bolsas.
—Sí, hoy no tenía mucho que hacer y pensé que tú estarías trabajando.
—Me dieron el día libre —respondió sin mucho ánimo.
—Tal vez podríamos salir —sugerí.
—No quiero —declinó la oferta, mirando la mesita del centro fijamente como si fuera lo más interesante del lugar.
—¿Y qué te gustaría hacer? —indagué.
—Nada —contestó con igual desinterés.
A veces este chico podía ser tan apático.
—Pues... ya que no quieres ir a ningún lugar y la guitarra es lo único que parece importarte, ¿qué te parece si me das algunas lecciones? Hace mucho que no toco —propuse con entusiasmo y mi nueva idea sí llamó su atención.
—¿Ahora?
—¿Tienes algo mejor que hacer? —repliqué, arqueando una ceja.
—Acércate —dijo con voz autoritaria.
Me acerco todo lo que quieras...
Cuando hice lo que me pidió él colocó su guitarra en mi regazo, acomodándose detrás de mí. Estaba extremadamente cerca y eso solo logró que mis nervios afloraran en cuestión de segundos. Luego tomó mis manos para guiarlas sobre las cuerdas del instrumento.
—¿Lista para empezar? —emitió muy cerca de mi oído, tanto que percibí su aliento sobre mi cuello, lo cual me hizo tragar con fuerza mientras rezaba por que Zack no notara que mi piel se había erizado.
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El secreto más evidente [R2]
Roman pour AdolescentsDesde pequeña Phoebe Warm sufrió la amarga experiencia del desamor, ya que creció en un lugar sombrío e infernal. En medio de su caótico mundo solo una persona la hacía sentir viva. Zack Burn, uno de sus mejores amigos, siempre fue frío y distante...