Capítulo 18: Dolor

218 25 47
                                    

Habían pasado un par de días desde que  "oficialicé" mi... ni siquiera sabía cómo llamar a la relación que tenía con Liam. Poner etiquetas me parecía apresurado.

De hecho, aceptar salir con él fue apresurado...

Después de tomar mi bajo color blanco fui hacia la sala de estar en busca de Zack, puesto que habíamos quedado para ensayar en el bar. El señor Robert pensó que nuestra presencia sobre el escenario podría atraer a los fans, aunque fueran simples ensayos. Además, debíamos practicar frecuentemente porque triunfar era un sueño de los tres independientemente de nuestras disputas ocasionales.

—Cale, ¿has visto a Zack? —indagué.

—No, pero sí vi esta pizza en el refri —comentó desde el sofá con la boca llena, mostrándome un trozo de la última pizza que Zack trajo, lo cual me hizo sonreír. A veces se comportaba como un niño pequeño—. ¿Ya le hablaste de la fiesta del sábado?

—Aún no —respondí, tomando asiento y dejando mi bajo de lado.

—No pensarás decírselo el día antes, ¿verdad? —replicó, arqueando una ceja después de terminar con su pizza.

—Es una opción —contesté, sonriendo ampliamente—. Es broma, se lo diré hoy —admití ante su mirada de desaprobación.

—Lo estás buscando para eso, ¿no?

—En realidad, habíamos quedado para ensayar. Prometió ayudarme con el bajo —expliqué.

Zack no solo tocaba la batería. También sabía tocar la guitarra, el piano y el bajo. Además, tenía una voz preciosa. Definitivamente nació para ser músico.

—¿No crees que exageras con tus ensayos? —refutó—. Ya eres una buena bajista.

—No soy lo suficientemente buena. Debo ser perfecta —rebatí con determinación—. No quiero ser la culpable de que el próximo productor que nos escuche no nos contrate —confesé, bajando la mirada con tristeza.

—Pheebs, incluso los artistas más grandes fueron rechazados alguna vez. Nadie se hace conocido de la noche a la mañana —replicó.

—Precisamente por eso debemos ensayar más. Nuestras presentaciones deben ser perfectas —dictaminé, más autoritaria de lo que pretendía.

—Tú eres nuestra líder y como guitarrista haré lo que ordenes —cedió, resignado—, pero como tu mejor amigo te pido que no olvides el motivo por el que conformamos esta banda: la música... —me recordó.

—Tienes razón, Cale —respondí, avergonzada—. No quería sonar mandona.

—Tranquila, a Zack y a mí nos gusta tu fuerza e ímpetu como líder... por eso te elegimos —reconoció con orgullo.

—¿Zack te dijo eso? —indagué, curiosa.

—No, Zack nunca expresa lo que siente, pero después de tanto tiempo juntos he aprendido a leerlo —comentó.

Realmente envidio ese poder...

—¿Y qué has descubierto? —me atreví a preguntar.

—Te lo diría, pero nunca me crees —habló relajadamente, recostando la cabeza del espaldar del sofá mientras cerraba sus ojos.

—Si vas a repetir eso de que le gusto, ni te molestes —le pedí, llamando su atención—. No le gusto a Zack y nunca le gustaré. Él mismo me lo dijo...

—Zack es bueno mintiendo —opinó con una sonrisa torcida.

—No sé si Zack te haya contado esto... —hablé con las mejillas encendidas—, pero eres nuestro mejor amigo, así que te lo diré: Zack y yo nos besamos.

El secreto más evidente [R2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora