Capítulo 24: Confusión

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Normalmente los lunes eran días rutinarios y aburridos, pero eso cambiaría gracias a Cale, puesto que nos había invitado a una subasta benéfica. Me sorprendió mucho que sus padres accedieran, ya que no les agradábamos, en especial a Gemma.

Cuando vivíamos en el mismo vecindario era más agradable. Tal vez el dinero provocó que perdiera la humildad... o quizás fue la pérdida que sufrió hace pocos años lo que la transformó en una mujer frívola y engreída.

—No quiero ir —emitió Zack ante la petición de Caleb.

—Pero, ¿por qué? —me quejé como niña pequeña, pues había adorado la idea de asistir a un evento tan exclusivo.

—No es mi ambiente —explicó.

—Ningún lugar es tu ambiente —replicó Caleb—. Siempre debemos obligarte a ir a cualquier sitio —añadió, divertido.

—No voy. Punto —gruñó Zack—. Además, no tengo ropa adecuada. Ese lugar estará lleno de personas ricas e importantes. Aunque quisiera, esta vez no puedo ir vestido con mi ropa habitual —intentó justificarse.

—Cierto... Yo tampoco tengo ropa —musité al percatarme de que tenía razón.

—Zack, ¿desde cuándo te preocupa lo que los demás piensen de ti? —preguntó Cale, arqueando una ceja—. Además, les conseguí un vestido y un traje, así no tendrán excusa —dijo, alzando las bolsas que contenían nuestros atuendos.

—¿En serio, Cale? —me mostré emocionada—. ¿Lo puedo ver?

—Claro. Ve a probártelo —me animó.

—Ahora regreso —les informé, entusiasmada, y luego fui hacia mi habitación.

Después de cubrir mi cuerpo con el elegante vestido contemplé mi reflejo en el espejo de pie, satisfecha y sonriente.

Me pregunto si a él le gustará...

Ansiosa por ver la reacción de Zack, regresé a la sala de estar para que mis amigos me dieran su opinión.

—¿Qué les parece? —indagué al llegar.

—Estás hermosa, Pheebs —opinó Caleb.

—Gracias, Cale. Amé el vestido —aseguré con una sonrisa.

—Puedes quedártelo —ofreció de pronto.

—¿En serio? —articulé, sorprendida—. ¡Gracias! —exclamé, entusiasmada, ya que me había encantado—. ¿Te gusta, Zack? —pregunté tímidamente, puesto que él no había emitido palabra alguna.

—Supongo... —se limitó a responder desde el sofá sin mirarme siquiera, dejándome profundamente decepcionada (como de costumbre).

—Eso en "el lenguaje de Zack" significa que estás preciosa —terció Caleb para animarme.

—¿Entonces vendrás? —me dirigí a Zack.

—Ya les dije que no quiero ir —repitió, hastiado.

—Acompáñanos, Zack, por favor —insistí, inclinándome hacia él con la intención de apoyar mis manos sobre su regazo.

—Está bien. Iré —accedió de mala gana, poniéndose de pie a la velocidad de la luz para evitar mi contacto.

¿Por qué reaccionaba así?

—Te acompañaré a cambiarte —ofreció Cale.

—¿Para qué? —gruñó Zack rumbo a su habitación.

—Tranquilo. No voy a violarte —aclaró Cale, divertido, siguiendo a su mejor amigo.

Yo, por mi parte, regresé a mi cuarto para terminar de alistarme, optando por un maquillaje sencillo y un peinado semirrecogido. Al concluir, retorné a la sala de estar para esperar a mis amigos.

El secreto más evidente [R2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora