Finalmente había llegado el gran día de la fiesta en la piscina en la casa de mi influencer favorita, Paris Hungría. Aún me sorprendía que nos hubiera invitado.
A pesar de que estábamos en otoño, no vivíamos en una de las zonas más frías del país, motivo por el cual nos podíamos dar el lujo de celebrar este tipo de fiestas en esta época del año.
Después de vestirme con mi outfit de sandalias, una bolsa, un pareo transparente de tonalidad oscura y un bikini negro que contrastaba con mi piel pálida y hacía relucir mis pequeños tatuajes, me dirigí a la sala de estar para esperar a que Caleb viniera a buscarnos.
—¿Zack? —llamé su atención al llegar allí. Él estaba sentado en el sofá, vestido con su habitual ropa negra.
Al levantar la mirada de su móvil, recorrió mi cuerpo con cierta indiscreción que preferí ignorar.
Desde que le hice compañía en el cementerio estaba menos ríspido, lo cual me hacía pensar que sentía gratitud por mi gesto de amistad, pero continuaba sin hacer algo que demostrara que Caleb tenía razón...
No estaba más cariñoso, simplemente era menos grosero.
—¿Qué? —respondió secamente, retomando su expresión de indiferencia.
—¿Por qué no te has vestido aún? —lo regañé, colocando las manos en mi cintura—. Caleb está a punto de llegar. No me digas que te arrepentiste de ir.
—Debería... —contestó por lo bajo, desviando la mirada con fastidio.
Supongo que la gratitud se esfumó.
—¿Qué dijiste? —lo enfrenté, avanzando un paso en su dirección.
—No, Pheebs, no me arrepentí de ir, aunque debería... —aclaró, poniéndose en pie, quedando a pocos centímetros de mí y evidenciando la gran diferencia de estatura entre ambos.
Zack, desde pequeño, siempre tuvo una estatura impresionante que llamaba la atención de todos. Ahora que tenía 21 años fácilmente podía medir más de 1.85 m.
Cuando estaba tan cerca me forzaba a alzar la mirada hasta que me dolía el cuello. Verme tan pequeña en comparación con él me hacía sentir vulnerable y minúscula... y un poco excitada tal vez...
¡¿Pero qué estoy diciendo?! ¡Lo estaba regañando!
No tienes que fingir con nosotras, cariño.
—¿Y por qué no te has vestido para la ocasión? —insistí en saber, cruzándome de brazos para marcar distancia entre ambos. No era momento para sentirme tentada.
—Ya lo hice. Iré así —respondió, encogiéndose de hombros y luego tomó asiento en el sofá nuevamente.
—¿Irás a una fiesta en la piscina con botas y vaqueros? —repliqué, escéptica.
—Que vaya a la fiesta de tu amiga es una cosa. Que vaya vestido como se debe ya es avaricia —rebatió con una sonrisa burlona.
—Si soy sincera, me sorprende que hayas aceptado venir —confesé, sentándome a su lado mientras rememoraba mi gran insistencia para que accediera a ir.
—A mí también —contestó, haciéndome sonreír.
—Supongo que te sientes en deuda conmigo... —comenté, depositando la mirada en la mesita del centro.
—¿En deuda? —repitió, confundido—. ¿Por qué?
—Por haberte acompañado en el cementerio... —le recordé con timidez, puesto que no hablamos al respecto desde entonces. Después de salir de aquel sitio su vulnerabilidad y tristeza se esfumaron como si aquel momento nunca hubiese existido.
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El secreto más evidente [R2]
Teen FictionDesde pequeña Phoebe Warm sufrió la amarga experiencia del desamor, ya que creció en un lugar sombrío e infernal. En medio de su caótico mundo solo una persona la hacía sentir viva. Zack Burn, uno de sus mejores amigos, siempre fue frío y distante...