Los sentimientos de Azul

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—Así que fue amor lo que sentí aquella vez —dijo Azul, rompiendo el silencio—. Es retorcido y cruel, pero sigue siendo amor.

Baiser volteó un poco la cabeza, y su ojo se hizo visible. —¿Por qué ese día sucumbiste ante mí? —preguntó con curiosidad.

-—Ya te lo dije, fue por amor. Tu amor retorcido y cruel —Azul se recargó en el árbol, la rugosidad de la corteza en su espalda dándole una sensación extraña de anclaje a la realidad, las marionetas de cera le daban escalofríos, pero noto como a quien alababan, era ahora a ella—. Mi familia siempre ha sido muy fría y seria —comenzó, su voz teñida de un dolor antiguo—. Crecí en una casa donde las emociones eran vistas como una debilidad. No había abrazos ni palabras de consuelo. Todo era sobre disciplina y perfección.

Baiser permaneció en silencio, su ojo único visible en la penumbra, escuchando atentamente.

—Nunca tuve el contacto que tuve contigo ese día —continuó Azul, recordando el momento con claridad—. Era la primera vez que alguien me tocaba de esa manera, con una intensidad que me hizo sentir viva y vulnerable al mismo tiempo.

—¿Fue eso lo que te hizo sucumbir? —preguntó Baiser, su voz suave y casi comprensiva.

—Sí —admitió Azul, cerrando los ojos por un momento-. Era un amor retorcido y cruel, pero era más de lo que había sentido nunca. Me dio algo que ni siquiera sabía que necesitaba. Fue como si, por un momento, alguien viera más allá de la fachada perfecta que siempre había tenido que mantener.

—No sabía que mi presencia pudiera causar tanto impacto —murmuró Baiser, con un toque de tristeza en su voz.

Azul abrió los ojos y miró directamente hacia donde creía que estaba Baiser.

—No lo hiciste conscientemente, pero sí, lo hiciste. Y ahora, a pesar de todo el dolor que has causado, no puedo evitar sentir que hay algo más profundo aquí, algo que ambas necesitamos entender.

Baiser permaneció en silencio por un momento, permitiendo que las palabras de Azul se asentaran en el aire pesado del templo. Finalmente, dejó escapar un suspiro profundo.

—Azul —dijo con un tono firme, su voz cortando la atmósfera como un cuchillo—, no puedes olvidar que somos lo que somos. Yo soy la villana, y tú eres una chica mágica. Algo entre nosotras es imposible.

Azul sintió un nudo formarse en su garganta, pero no dijo nada, esperando a que Baiser continuara.

—Te llamé aquí porque necesitaba asegurarme de que estabas bien —explicó Baiser, su tono aún firme pero con una leve suavidad—. Lo que pasó entre nosotras fue... real, pero no puede cambiar quiénes somos. Yo no puedo abandonar mi papel, y tú no deberías abandonar el tuyo.

Azul miró hacia el suelo, luchando con sus emociones.

—Entonces, ¿solo me trajiste aquí para decirme que todo sigue igual? —preguntó, la desilusión evidente en su voz.

Baiser asintió, aunque su figura apenas se movía en la penumbra.

—Sí, pero también para recordarte que, a pesar de lo que sentimos, nuestros roles en este mundo no pueden cambiar. Somos parte de una lucha mayor, una que define nuestras identidades y nuestras acciones. —Dijo Baiser recordando a Lord por un momento.

Azul dejó escapar un suspiro, recargándose más en el árbol, sintiendo la rugosidad de la corteza como si su vida necesitara ese ancla para no escapar de su cuerpo.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —preguntó, sin saber exactamente qué esperar.

—Seguimos adelante —respondió Baiser con firmeza—. Tú continúas luchando como la chica magica que eres, y yo como la villana que soy, hasta que alguien gane.

Azul asintió lentamente, aceptando las palabras de Baiser aunque le doliera.

—Entiendo —dijo finalmente—. Pero eso no significa que no podamos entendernos, aunque estemos en lados opuestos.

Baiser sonrió ligeramente, aunque Azul no pudo verlo en la oscuridad.

—Tal vez algún día, cuando esta lucha termine y se decida si yo conquisto el mundo o ustedes me derrotan, podamos ver más allá de nuestros roles. Pero hasta entonces, debemos seguir nuestros caminos.

Azul se levantó del cojín, sintiendo que la conversación había llegado a su fin.

—Cuídate, Baiser —dijo, con una mezcla de tristeza y determinación.

—Tú también, Azul —respondió Baiser, su voz suave una vez más.

Con eso, Azul se dio la vuelta y comenzó a alejarse del templo, sabiendo que aunque sus caminos eran diferentes, había un entendimiento profundo entre ellas que tal vez ninguna lucha podría borrar.

Baiser miro al cielo, seguía vendada, pero no le impidió que su único ojo descubierto captará un rayo de luz de la luna entre las olas de los árboles—. Ahora definitivamente no puedo echarme para atrás—. Dijo destransformandose

Mahou Shoujo ni akogarete /// My versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora