Tres Magia de Nuevo

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Neoalice había logrado escapar y dejar a los civiles en un lugar seguro. Mientras tanto, Leaberblume y Loco Música seguían en una feroz batalla contra hordas de demonios de slime y demonios alados.

—Ya casi no tengo poder mágico —dijo Leaberblume, usando las últimas reservas de su energía para controlar el cuerpo de un demonio alado y hacerlo atacar a otro.

—Dímelo a mí —respondió Loco Música, mientras su micrófono destruía a otro demonio de slime con un estruendo ensordecedor.

De pronto, los demonios de slime comenzaron a fusionarse al final de la calle, formando un monstruoso gusano con máscaras demoníacas como dientes. Sus ojos brillaban con una malevolencia insondable.

—Creo que estamos jodidas —dijo Leaberblume con una sonrisa desafiante. Se paró junto a Loco Música y, en un tierno gesto, ambas se abrazaron mientras sus transformaciones se desvanecían. Pero antes de que la desesperación pudiera asentarse, una cegadora luz las envolvió.

—¿Están bien? —preguntó Magia Magenta, emergiendo del resplandor con su hacha de corazón, partiendo el gusano en dos.

—Son las últimas civiles, corran a un lugar seguro —dijo Magia Sulfur, apareciendo detrás de ellas, su aura ardía con una intensidad feroz.

—Claro, muchas gracias —respondieron ambas, comenzando a correr y ocultándose tras una esquina.

—Parece que puede reformarse —dijo Sulfur, observando cómo el gusano se recomponía con una tenacidad aterradora.

—Déjenmelo a mí, chicas —anunció Magia Azul, flotando en el aire junto a ellas. Se adelantó y comenzó a brillar con un aura cálida y reconfortante.

Esperó el ataque del gusano con los brazos abiertos y, en el último momento, un destello de luz desintegró al monstruo.

Cuando la luz se desvaneció, Azul vestía un traje elegante con largas mangas que la hacía parecer una doncella de tiempos feudales. —Chicas, terminemos con estos monstruos y vayamos a detener a Enormeeta —dijo, apretando el puño frente a su cara, y comenzando a volar hacia los demonios restantes.

Destellos de energía iluminaban el campo de batalla, cortesía de Azul, quien absorbía los ataques de los demonios y los devolvía con mayor intensidad. Sulfur, implacable, atacaba a diestra y siniestra con golpes que generaban pequeñas ondas expansivas. Magenta, esforzándose por mantener el ritmo, blandía su hacha en forma de corazón, cortando todo lo que se interponía en su camino.

—Qué bueno que no nos reconocieron —dijo Matama, recostándose en Nemo.

—Tienes razón, un segundo más y nos partían a nosotras también —suspiró Nemo.

—¡Hey, chicas, por aquí! —gritó Venalita desde el fondo de la calle, detrás de él había un portal abierto. Ambas chicas se levantaron y corrieron hacia el portal, entrando rápidamente.

—Aquí estarán a salvo por ahora, pero no hagan mucho ruido —dijo Venalita cuando cruzaron al otro lado.

—Diablos, eso nos tomó más de lo que esperaba —dijo Sulfur, acabando con el último demonio.

—Ahora, ¿qué nos esperará ahí arriba? —preguntó Magenta, mirando el gigantesco portal en el cielo.

—Esto no puede ser obra de Magia Baiser, debe haber algo más —dijo Azul, frunciendo el ceño.

—¿Otra vez con eso? —preguntó Sulfur, mirando a Azul.

—Ella no atacaría civiles, tal vez no es tan buena, pero al menos hay que reconocer eso —dijo Azul, comenzando a volar hacia el portal.

—Como sea, pateémosle el trasero y vayamos a cenar algo —dijo Sulfur, siguiendo a Azul.

—Hey, espérenme —dijo Magenta, quien veía un poco desanimada la pelea de sus dos amigas.

Mahou Shoujo ni akogarete /// My versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora