Todas se lo estaban pasando bien, gracias a la tregua tenían bastante tiempo libre, y gracias a eso, organizaron una salida a la playa, aunque era un paisaje hermoso, Utena no podía apreciarlo correctamente, en su mente solo había una cosa.
—Utena-chan, me gusta que me mires, pero me estás empezando a asustar, no vallas a transformarte sin querer. —Dijo Kiwi notando la mirada de Utena.
Utena parpadeó varias veces, sacudiendo la cabeza para despejar sus pensamientos.
—Lo siento, Kiwi. No era mi intención asustarte. —respondió con una sonrisa forzada.
Kiwi soltó una risita, acercándose a Utena y pasándole un brazo por los hombros.
—¿Qué te tiene tan preocupada? Estamos aquí para relajarnos, ¿recuerdas?
Utena suspiró, mirando el horizonte donde las olas rompían suavemente contra la orilla. La tranquilidad de la escena contrastaba con el tumulto en su interior.
—Es solo... —Utena comenzó, pero su voz se desvaneció. No quería preocuparse ni preocuparse. Sus sentimientos por Kiwi eran complicados, y la situación en general no ayudaba.
—No te preocupes, Utena. —Kiwi sonrió, y sus ojos brillaban con un matiz travieso. —Ven, vamos a caminar un poco. Necesitas despejarte.
Kiwi la tomó de la mano y la condujo hacia una zona más apartada de la playa. A medida que se alejaban del grupo, la atmósfera se volvió más íntima, el sonido del mar más suave y las risas de sus amigas, más distantes.
—Kiwi, ¿a dónde vamos? —preguntó Utena, sintiendo cómo su corazón latía más rápido.
—A un lugar donde podamos hablar en privado. —respondió Kiwi, con una sonrisa que sugería que había más que simples palabras en su mente.
Llegaron a una pequeña cala, escondida por formaciones rocosas. La marea baja dejaba al descubierto una pequeña extensión de arena blanca, perfecta para estar solas.
Kiwi soltó la mano de Utena y se giró para mirarla directamente. Sus ojos estaban llenos de una intensidad que hizo que Utena sintiera una mezcla de nervios y emoción.
—Utena, siempre has sido tan fuerte, tan valiente. Pero siento que hay algo que no me estás diciendo. —Kiwi dio un paso más cerca, su voz bajando a un susurro. —Y quiero que sepas que puedes confiar en mí, pase lo que pase.
Utena sintió cómo sus defensas empezaban a desmoronarse. Antes de poder responder, Kiwi se acercó aún más, sus labios casi rozando los de Utena.
—Kiwi, yo... —Pero antes de que pudiera decir algo más, un ruido detrás de ellas las interrumpió.
—¿Qué están haciendo aquí solas? —La voz de Haruka resonó, sorprendida y un poco molesta.
Las dos chicas se separaron rápidamente, sus caras rojas de vergüenza. Haruka cruzó los brazos, esperando una explicación.
—Ah, Haruka, no... no estábamos haciendo nada malo. —dijo Utena-chan, tratando de sonar casual, pero su nerviosismo era evidente.
—Mas bien, ¿Que haces tu aqui Mister rulos? —pregunto Kiwi hablando de su cabello.
Haruka rio a carcajadas por su comentario, —vinimos a relajarnos un rato. —Respondio terminando de reir y apuntando a la playa, dónde la esperaban Sayo y Kaoruko.
—Oh, nosotras también vinimos en grupo. —dijo Utena, tratando de recuperar la compostura.
Haruka asintió, todavía sonriendo por el comentario de Kiwi.
—Entonces, ¿por qué no nos unimos todos? —sugirió Haruka. —Es una buena oportunidad para relajarnos y conocernos mejor.
Kiwi y Utena se miraron, todavía sintiendo la tensión de lo que casi había sucedido. Pero sabían que Haruka tenía razón; quizás socializar con todos los demás ayudaría a Utena a despejar su mente.
—¡Claro! —dijo Kiwi con entusiasmo fingido. —Vamos a reunirnos con los demás.
Las tres caminaron de regreso a la playa principal, donde el resto del grupo las esperaba. Sayo y Kaoruko saludaron a Haruka con una sonrisa, mientras que las amigas de Utena y Kiwi también se mostraban contentas de verlas regresar.
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Mahou Shoujo ni akogarete /// My version
Fanfiction-¿Por qué? -se preguntaba Azul mirando al piso, su dispositivo de transformación cayó al piso y ella se destransformo, Magia Braiser la había derrotado, y ella habia sucumbido a la obscuridad, sin embargo ella recibió un sermón sobre lo que no debía...