el Motel

335 23 5
                                    

Utena estaba sentada en la cama, su corazón latiendo con fuerza mientras esperaba a Kiwi. Esa noche sabría con exactitud qué sentía por ella. Aunque estaba muy nerviosa, también estaba decidida, no solo porque se lo había prometido, sino también porque genuinamente creía que Kiwi la atraía.

La puerta se abrió lentamente, y Kiwi entró con una expresión de duda en su rostro.

—Utena-chan, yo... No quiero que hagamos esto si te sientes obligada, ya sabes, por la promesa... —dijo Kiwi, sus palabras llenas de preocupación.

Utena se levantó y caminó hacia Kiwi, tomando sus manos entre las suyas.

—Está bien, Kiwi. Quiero hacerlo. —dijo Utena, tratando de mostrar seguridad. Tomó la iniciativa, sintiendo que esa era la forma de demostrar sus verdaderos sentimientos.

Ambas se dirigieron al baño juntas, compartiendo un momento íntimo y algo incómodo. A pesar de los nervios, la proximidad y la calidez del agua ayudaron a aliviar la tensión entre ellas. Se ayudaron mutuamente a relajarse, sintiendo cómo sus corazones latían al unísono.

Después del baño, se dirigieron a la cama, donde la noche se volvió apasionada. Descubrieron lugares en sus cuerpos y corazones que no conocían de la otra. Fue una experiencia grata y reveladora para ambas, llena de susurros y caricias que parecían infinitas. Sin embargo, la mente de Utena no parecía despejarse por completo.

Horas más tarde, ambas estaban agotadas. Kiwi estaba recostada sobre Utena, su respiración lenta y tranquila. Utena, por su parte, seguía despierta, mirando al techo, perdida en sus pensamientos.

—Utena-chan, ¿realmente querías esto o fue únicamente por la promesa? —preguntó Kiwi en voz baja, su tono lleno de vulnerabilidad.

Utena sintió una punzada en su corazón. Acarició suavemente el cabello de Kiwi, tratando de encontrar las palabras correctas.

—Kiwi, yo... —comenzó, dudando por un momento. —Quería estar contigo. No fue solo por la promesa. —hizo una pausa, buscando en su interior la verdad. —Es solo que, aunque disfruté cada momento, mi mente sigue llena de dudas. No sobre ti, sino sobre mí misma y lo que realmente quiero.

Kiwi levantó la cabeza y miró a Utena a los ojos, con una mezcla de comprensión y tristeza.

—No tienes que tener todas las respuestas ahora mismo, Utena. —dijo Kiwi, acariciando su mejilla. —Lo que importa es que estamos juntas y que podemos descubrirlo juntas, paso a paso.

Utena sintió un alivio al escuchar esas palabras. La sinceridad y el apoyo de Kiwi eran justo lo que necesitaba. Aunque aún tenía dudas y miedos, sabía que no estaba sola en este camino.

—Gracias, Kiwi. —susurró Utena, inclinándose para besarla suavemente en los labios. —Juro que pronto, tendré la respuesta, solo... Espérame hasta entonces.

Ambas se acurrucaron bajo las sábanas, sintiendo la calidez del cuerpo de la otra. A medida que la noche avanzaba, Utena se permitió relajarse un poco más, sabiendo que, pase lo que pase, tenía a Kiwi a su lado para enfrentar cualquier cosa.

Algo perturbó su sueño esa noche, en su sueño, todo era como un día normal de sus inicios en Enormeeta, molestaba un poco a las chicas mágicas, las profanaba un poco y luego se liberaban para ganarle, sin embargo, una sombra cubrió rápidamente su sueño, como si todo el mundo perdiera de pronto su color.

—¿Que diablos? —Se preguntó, en la distancia una sombra la veía directamente, con los ojos rojos, y la silueta de un gran dragón, se acercó rápidamente hacia ella a través de la callé, pero a pesar de que Utena corria no se movía de su lugar en lo absoluto.

—¡Trans Magia! —Grito y espero que el dragón se acercara a ella.

—Eso no va a funcionar. —Dijo el dragón dándole un coletado. —Ningun truco mágico puede ayudarte. —Dijo después de que Utena se estrellara.

—Me he alimentado de tus emociones tanto tiempo, que ahora soy inmune a ti. —Dijo el dragón, Utena tenía demasiado miedo, la propia figura del dragón era amenazante, ni siquiera estaba segura de que fuera un sueño.

—¿Quien?... ¿Que eres? —Utena reunió las fuerzas para preguntar eso.

Algo similar a una boca sonrió en la figura del dragón, se acercó lentamente a la figura tambaleante de Utena y su "piel" de silueta comenzó a derretirse, cuando estuvo suficientemente cerca solo quedaba una figura humanoide.

—¿No me reconoces? —La piel derretida finalmente termino de caer de la figura.

Otra Utena veia a Utena tambalearse, y levanto su mano para acariciar su mejilla. —Estoy hecho de ti.

Utena se desperto rapidamente, noto a Kiwi aún abrazándola, pero un ruido captó su atención, la ventana estaba abierta, aunque recordaba perfectamente haberla cerrado. En el alféizar descansaba el tallo de una flor sin florecer, totalmente negro.

Mahou Shoujo ni akogarete /// My versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora