Bajo el manto estrellado, donde el cielo se tiñe de azul profundo, se encuentran dos almas ardientes, envueltas en el fuego de su pasión. Como llamas que bailan en la oscuridad de la noche, su amor arde con intensidad, iluminando el camino con cada mirada reflejada en los ojos del otro.
En el abrazo cálido del verano interminable, encuentran refugio, donde el tiempo se detiene para dar paso a un momento eterno. Palmas se mecen con la brisa, reflejando la luz de un amor que desafía el paso de los días.
El halo que rodea su unión está tejido con las llamas del deseo, una corona ardiente que los eleva por encima de las preocupaciones terrenales. Se elevan juntos, alcanzando nuevas alturas en un éxtasis compartido, donde cada suspiro es una nota en la sinfonía del amor.
En este poema de pasión y fuego, cada verso es un tributo a la llama que arde en sus corazones, un recordatorio de que el amor es un fuego que consume pero también renueva. En el calor de su unión, encuentran la promesa de un futuro lleno de luz y calor, donde cada momento juntos es un regalo que atesoran para siempre en el santuario de sus corazones.
El amor es un viaje sin destino definido, un baile eterno al ritmo de nuestras almas entrelazadas. En California, encontramos un refugio donde ser quienes realmente somos, donde nuestras peculiaridades son celebradas en lugar de cuestionadas. En este estado de gracia, la música nos envuelve, nos lleva a lugares donde nuestras inhibiciones se desvanecen y solo queda la esencia pura de nuestro ser. Besos compartidos en la penumbra, palabras susurradas en la brisa nocturna, nos perdemos en el éxtasis de lo desconocido, sabiendo que juntos somos invencibles. Así que ven, acompáñame en este viaje sin fin, donde el amor es todo lo que necesitamos y California es nuestro santuario.
En el oscuro y misterioso abismo de la noche, nos encontramos, dos almas errantes envueltas en el resplandor de la luna. Tu presencia, como cuero negro, me envuelve, me abraza con la fuerza de mil océanos. Tus ojos, profundos como el infinito cielo azul, reflejan el sol, iluminando mi camino en la oscuridad.Como un jinete solitario en la vasta extensión del desierto, la vida cobra sentido cuando estoy contigo. Cada momento compartido es una canción eterna, una melodía que resuena en lo más profundo de mi ser. Mirando hacia atrás, mi pasado se desvanece en la neblina del tiempo, mientras que el presente se vuelve más vívido, más real que cualquier sueño.
En este baile de la vida, bailamos en cámara lenta, rompiendo todas las barreras, dejando que nuestras almas se entrelazan en un abrazo eterno. El océano, testigo de nuestro amor, nos acoge con sus olas susurrantes, serenatas que acompañan nuestros pasos en la arena.
Cariño, si alguna vez sientes la necesidad de partir, recuerda que en California, en este refugio de sueños y libertad, siempre encontrarás tu hogar. Sé un extraño como yo, abraza tu singularidad, deja que el mundo conozca la maravilla que eres. Al diablo con el anonimato, el amor es la única verdad que necesitamos, la única fuerza que nos impulsa a sentirnos vivos.
Así que tomemos las manos y bailemos al ritmo del rock, besémonos con la pasión de mil soles, hablemos hasta que nuestras palabras se desvanezcan en la noche. Porque en este viaje sin fin, en este eterno baile de la vida, tú y yo somos los protagonistas, y California es nuestro escenario infinito.
Frío como el hielo, calor al amar,
Tu bondad deslumbra, sin igual brillar.
Evitamos la guerra, abrazamos la paz,
Juntos, si permaneces, el amor nos hará capaz.
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PARADISE
PoetryPautas poeticas, inspiradas en vivencias de verano, amor y lujuria por la vida.