Él caminó por senderos inciertos,
con la esperanza de encontrar luz entre las sombras.
La vida no le ofreció caminos fáciles,
pero aun así, siguió adelante,
con el corazón lleno de cicatrices
y los ojos fijos en un horizonte distante.Él observaba el mundo desde la distancia,
sintiendo cómo los giros inesperados lo envolvían.
A veces la vida era un mar en calma,
otras, una tormenta imposible de controlar.
Pero en cada ola que rompía contra su pecho,
seguía aferrándose a la idea de un mañana.Sabía que los altibajos eran inevitables,
que el sufrimiento y la alegría eran compañeros de viaje.
Sin embargo, en medio de la tempestad,
siempre encontraba fuerzas para continuar.
Porque entendía que, si no había paz aún,
si el dolor seguía presente,
no era el final de su historia.Dios sabe que lo intentó,
con cada lágrima y cada sonrisa rota,
con cada día en que las fuerzas flaqueaban,
pero su alma se negaba a rendirse.
En su corazón, guardaba la esperanza,
esa chispa que se negaba a extinguirse.Porque al final, no todo estaba escrito.
Las páginas seguían abiertas,
y aunque el final fuera incierto,
sabía que cada paso que daba
era una batalla ganada contra el destino.Él seguía adelante,
no por la promesa de un mañana perfecto,
sino porque sabía que, mientras el intento continuara,
la vida no podría vencerlo.
Dios sabe que lo intentó,
y eso ya era suficiente para seguir luchando.
ESTÁS LEYENDO
PARADISE
PuisiPautas poeticas, inspiradas en vivencias de verano, amor y lujuria por la vida.