En la profundidad de la noche,
donde el silencio reina y las sombras se deslizan,
puedo sentirte, suave, presente,
como una brisa que apenas roza mi piel,
como un eco que resuena en los rincones de mi ser.Incluso cuando el mundo parece dormido,
cuando los sonidos del día se apagan
y la calma se instala en cada rincón,
allí estás, en la quietud,
en el latido constante de mi pecho,
en el ritmo pausado de mis pensamientos.No necesito verte para saber que estás,
no necesito tocarte para sentirte cerca.
Tu presencia es una llama distante,
un faro en la niebla de la noche,
guiándome sin palabras, sin necesidad de luz.Mi corazón, aunque lejos, arde por ti,
un fuego que no se apaga,
una luz que se mantiene constante,
esperando siempre, en la distancia,
que encuentres su calor.No hay barreras en esta oscuridad que nos separen,
porque, aunque el mundo esté en silencio,
puedes ver mi amor, mi verdad,
brillando a lo lejos, sin desvanecerse.Soy tu hombre,
en esta calma que compartimos,
en este espacio donde solo existimos tú y yo,
sin ruido, sin prisa,
solo el latido de nuestros corazones,
marcando el tiempo,
mientras la noche nos envuelve en su abrazo.Y aunque el amanecer tarde en llegar,
aunque las estrellas sigan ocultas,
sé que siempre estaré aquí,
en esta oscuridad serena,
esperando a que nuestros caminos se crucen,
una y otra vez,
como lo hacen en los sueños.Porque en la calma de la noche,
incluso cuando no estás,
puedo sentir tu presencia,
como una promesa silenciosa,
como una certeza que no se desvanece.Y así, seguiré siendo tu hombre,
en la distancia, en el silencio,
en cada rincón de esta oscuridad compartida,
donde nuestros corazones siempre se encontrarán.
ESTÁS LEYENDO
PARADISE
PoetryPautas poeticas, inspiradas en vivencias de verano, amor y lujuria por la vida.