Entre tonos fríos

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En tonos de azul, mi bebé respira,
ojos que reflejan el jazz y la actitud viva.
En California, su hogar entre las olas,
maneja un Chevy Malibu, entre risas y caracolas.

Cuando su voz resuena, me llama a mí,
en el eco del amor, en el rincón sin fin.
Vive por el amor, en su mundo de drogas y pasión,
y aún así, ama a su bebé, en la noche y la canción.

En el lienzo del cielo, en el mar profundo,
mi bebé vive en azul, en cada segundo.
Entre las luces de la ciudad y el sonido del mar,
navega su alma, en su eterno navegar.

Sus tormentos, como sombras, se aferran a su ser,
mi deseo de sanarlo no puede prevalecer.
Su clima extraño, un misterio que no puedo abordar,
en su mundo, soy un viajero sin destino, un espectador.

Eres irreparable, como una estrella en la noche,
tu universo privado, un enigma que no se desbrocha.
No puedo atravesar las murallas que construyes,
en tonos fríos, tu alma reside, donde el hielo fluye.

Tu corazón, tan inquebrantable como el acero,
en su fortaleza, encuentro un misterio sincero.
Aunque mi deseo sea romper las cadenas que te atan,
en tu universo, soy un visitante, un testigo, un vagabundo errante.

Entre los tonos fríos, mi chico reside,
corazón gélido, manos ávidas, sin clemencia ni guía.
Vive por el amor, por los encantos que lo seducen,
entre ellos estoy, atrapado en su hechizo, en su luna llena de luces.

En su llamado, solo yo respondo, en su eco solo me sumerjo,
en el rincón de su alma, en el misterio que lo envuelve, me pierdo.
Reza por amor, por la paz que se escapa entre sus dedos,
quizás alguien nuevo traiga el consuelo, un nuevo sendero.

Pero mi ayuda no alcanza, no puedo aliviar su dolor,
en su clima extraño, mi amor se desvanece, sin color.


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