Parte /5 /La orden

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Cuando el patrón vio a Ramona en el río, ya no le quedo ninguna duda que la chica que tanto había buscado, vivía en la hacienda ya que, esa parte del río era de su propiedad, es por eso que no descanso hasta encontrarla, esa noche, casi no pudo conciliar el sueño, la imagen de Ramona se le aparecía una y otra vez, escuchaba su dulce voz.

A la mañana siguiente, salió de la casa grande como todos los días, despacho los asuntos más urgentes y los menos importantes los dejó en manos de Alejandro, ya que quería estar en su casa lo antes posible. Cuando legó se dirigió directamente a la cocina le urgía tener entre sus brazos a la hermosa adolescente, cuando llegó a la cocina, se paró en la puerta, buscó con la mirada entre todas la mujeres que se encontraban atareadas preparando la comida, ellas al momento que se percataron que el patrón estaba ahí, inmediatamente dejaron de hacer sus labores y bajando la cabeza con respeto, esperaron que hablara el patrón, Francisca instintivamente, cubrió a su hija con su cuerpo para que el hombre no la viera, pero no sirvió de nada, el patrón alcanzo a ver la acción de la mujer y fue directamente hacia ella, haciendo a un lado a Francisca, con voz autoritaria le dio la orden a Ramona.

¡Tú, me llevas agua a mi despacho rápido!

Ramona temblaba sin control, miraba a Francisca con el miedo reflejado en sus ojos, su madre le dijo.

─Perdóname hija.

─Ama, yo tengo mucho miedo de ir sola a llevarle el agua al patrón ¿Puedes acompañarme?

─No hija yo no puedo ir contigo, tienes que ir sola y has todo lo que te diga el patrón.

Una de las mujeres le dijo a Francisca.

─Estaría bien que fueras con ella y le dijeras al patrón que Ramoncita es hija de Alejandro y, siendo él, su hombre de confianza a lo mejor la respeta.

Otras de las mujeres contesto al momento.

─Pero cómo le aconsejas eso, te crees que eso le va a importar, esa gente no tiene respeto por nadie y además hasta lo puede andar corriendo.

─No pos eso sí.

─Francisca tú tienes la culpa de que esto le esté pasando a Ramoncita, tu ni deberías de trabajar siendo la esposa de don Alejandro, nada más y nada menos que el hombre de confianza del patrón.

─Pos Alejandro será el hombre de confianza del patrón, pero lo que le paga no nos ajusta, no ven que además de mantener a sus hijos, también mantiene a mis tatas, aparte, antes de casarnos mi tata debía bien mucho en la tienda de raya y el viene arrastrando esa droga. (deuda)

─¿Y le vas a contar lo que esta a punto de pasarle a Ramoncita?

─Como crees, si se da cuenta, capaz que mata al patrón y entonces si quedamos lucidos porque de seguro lo cuelgan.

De pronto se escucharon los fuertes pasos del patrón que se acercaba a la cocina.

─Ave María Purísima ahí viene el pa...

─¡¡QUE PASA CON ESA AGUA!! Tronó la voz del patrón

─Ya va patrón.

Tanto Francisca como las otras mujeres miraron a Ramona tristemente, recordando lo que ellas habían vivido con el antiguo patrón y lo que algunas de sus hijas ya habían pasado con el nuevo, Francisca lentamente lleno la jarra con agua la puso en una charola junto con un vaso de vidrio se la dio a Ramona diciéndole.

─Llévale el agua al patrón y que Dios te bendiga.

La chica obedeció y camino rápidamente hacia el despacho llena de miedo, cuando llegó tocó la puerta tímidamente, se escuchó la voz del hombre decir.

─Pasa está abierto.

Ramona inocentemente dejó la jarra en el escritorio y se dispuso a salir, ya que Francisca ni nadie más le había dicho lo que pasaría si ella era elegida para llevarle agua al patrón, aunque, si había oído cosas muy desagradables del patrón, el hombre le ordenó.

No, no la dejes ahí, llévala a la otra habitación y la pones en la mesa.

Ella nunca había estado en ese lugar, se dirigió a la puerta, la abrió, entró, vio con asombro que en la habitación había una cama grande, una mesa con dos sillas, un gran roper, un cómodo sillón y otra puerta, dejo la jarra en la mesa, se disponía a retirarse, cuando escuchó que cerraron la puerta a su espalda, ella volteó y se encontró con el patrón, este la tomó en sus brazos y la colocó suavemente en la cama.

Lentamente le quito el rebozo, vio con asombro que no solamente tenía los ojos bellos, si no, toda ella era hermosa, le desato las trenzas que ella peinaba alrededor de su cabeza formando una corona, poco a poco le fue quitando la ropa hasta dejarla completamente desnuda, el admiro el cuerpo perfecto de la niña casi mujer, mientras Ramona seguía temblando de miedo.

Él patrón nunca se había fijado en las otras muchachitas, simplemente les levantaba el vestido y las poseía, nunca las había introducido a su recamara, mucho menos acostarlas en su cama, allí mismo en el despacho, en el gran sofá de piel las poseía, cuando terminaba su acción las echaba fuera de su vista, ya nunca más las requería, pero con esta niña era diferente.

La volvió a tomar en sus brazos, la deposito en la tina de baño de Porcelana con llaves chapeadas de oro, la empezó a bañar como se baña a un bebe, el agua estaba tibia, le lavo todo el cuerpo con un jabón que olía muy bonito también le lavo el pelo, quería recrear la misma visión de ella cuando la vio sentada en el rio, mientras lavaba su cuerpo le susurro al oído.

─Cántame la canción que cantabas ayer en el río.

A estas alturas, Ramona ya no le temía, empezó a cantar, mientras él lentamente le secaba el cuerpo con una toalla muy elegante como todo lo que había en esa habitación, con mucho cuidado la sacó de la tina y la llevó en brazos a la cama.

La tendió en el lecho, lubrico su cuerpo con un aceite aromático quizás era afrodisiaco, Ramona estaba extasiada, los dedos del patrón parecían de seda, cuando recorrían todo su cuerpo, cuando llegó a su parte más íntima tuvo cuidado de no lastimarla.

Cuando termino de aceitarle todo el cuerpo, frotó su masculinidad con el mismo aceite con mucho cuidado le abrió las piernas, Ramona tenía los ojos fuertemente cerrados, pero no necesitaba ver para adivinar lo que estaba pasando, el hombre estaba fascinado con lo que estaba sintiendo por esa niña casi mujer.

Empezó a besar su parte intima, enseguida entró en ella lentamente sin prisa no quería lastimarla, Ramona sintió un pequeño dolor, pero enseguida un placer indescriptible, él quería alargar el placer, pero no resistió más y exploto dentro de ella, duro unos momentos abrazado a ella, se retiró lentamente, con mucho cuidado, limpio la parte intima de Ramona con un pañuelo blanco como la nieve, el paño quedo manchado de sangre él lo doblo cuidadosamente, se lo llevó a los labios lo guardo como un tesoro, después con el mismo cuidado que le quito la ropa se la volvió a poner.

Ramona trenzo su larga cabellera con sus dos trenzas y volvió a colocarlas alrededor de su cabeza como una corona él, hubiera querido dejarla en su cama, que ella ya no volviera a salir de ahí, pero eso no era posible, él podía tener todas las aventuras que quisiera, pero una amante no, eso no estaba permitido, mucho menos que viviera en el mismo techo que su esposa e hijos.

Francisca esperaba a su hija, ya había pasado mucho tiempo, el patrón no solía tardar tanto con ninguna joven, de pronto vio salir a Ramona del despacho, se le figuro ver la mano del patrón que acariciaba su cabeza, se dijo así misma.

─Fue una figuración mía.

Cuando fue a su encuentro, le pareció ver un brillo diferente en sus ojos, no vio rencor, ni coraje, ni una lagrima mucho menos odio, tampoco pasó desapercibido el olor que emanaba de su pelo y su cuerpo, era un olor a perfume y a sexo.

Sería, que a su hija le había gustado lo que había pasado en ese despacho, inmediatamente desecho la idea.

RamonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora