Parte/28/Julia/03

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Un domingo cuando llegó Julia a casa de su abuela, (Francisca), está la recibió con una mala noticia.

─¿Te acuerdas del hijo de don Santiago y doña Rosario?

─No abuela ¿No sé de quién me estás hablando?

─Pues como te vas a acordar si estabas muy chiquita cuando se fue de aquí.

Julia se quedó pensando unos minutos, le preguntó a su abuela.

─Pero ¿Qué le pasó?

─No pues fíjate que el martes vino su hermano Nacho, para avisarme que Santiago se mató, él se llamaba igual que su apa.

─¿Pos que le pasó?

─Pues dice Nacho que vino un compañero del trabajo que vino a darle la razón, que la troca que manejaba su hermano se volteó y se fue a un barranco, y que la troca se quemó todita con todo lo que estaba adentro, y pos él y su ayudante se quemaron con todo lo demás, dijo que quedaron tan quemados que no los pudieron reconocer, dice Nacho que él tuvo que ir a reconocer el cuerpo o lo que quedo de ellos a Guadalajara, pero dice que quedaron hechos carbón, que les dieron las cenizas para que las enterraran en el panteón.

─¿Pero y cómo saben que es él?

─Pos, por la troca, era la misma que traía Santiago.

Julia se santiguo, Francisca le dijo.

─Nosotros le empezamos a rezar su novenario, yo lo tenía en alta estima, pa si nos quieres acompañar.

A las siete de la noche se dispusieron a rezar el rosario, Julia y sus primas las más jóvenes querían que pronto terminara para irse a misa y de ahí a la plaza a dar vueltas. Todos estaban muy concentrados en el rezo, de pronto llegó un hombre, se iba a pasar a la casa, pero vio que estaban rezando y él también hizo lo mismo, Francisca alzo la mirada para ver de quien se trataba, cuando lo vio lanzo un terrible grito, apuntando al recién llegado.

─¡Tú! tú, eres de este mundo o del otro!

Todos dejaron de rezar, viendo que se trataba del mismísimo Santiago, que estaba parado en el marco de la puerta, al ver el espanto de los presentes preguntó.

─¿Pues quien se murió?

Todos exclamaron a una sola voz.

─¡Pos tú!

─Cómo de que yo, si aquí estoy vivito y coleando.

Pues tu hermano Nacho nos dijo que te habías matado.

─Ah, no, él que se mato fue él que se quedó en mi lugar, ahorita les cuento.

Francisca corrió y lo abrazo todos lo rodearon él se sentó y les empezó a contar.

─Como ya me había cansado de andar de un lado pa otro, quise regresar al pueblo, renuncié al trabajo, antes de venirme al pueblo, me fui al mar unos días, un nuevo trabajador ocupo mi lugar, con tan mala suerte que le toco un viaje a Talpa de Allende, ya ve doña Pachita que esta re fea la carretera llena de curvas y barrancos y pos, a la troca se le chorrearon los frenos y se fueron al desfiladero, se quemó toda la troca algunos trabajadores no supieron que yo había renunciado y a eso se debe el mal entendido, agregando

─Pero definitivamente si yo no haya renunciado yo fuera el muerto.

Francisca suspirando dijo.

─Pos es que no te tocaba, como dice el dicho, al que le toca, aunque se quite, y al que no le toca, aunque se ponga.

Así festejaron las buenas nuevas de pronto las miradas de Julia y Santiago se cruzaron, ella sintió su corazón latir más de la cuenta, ella misma se decía.

─Porqué me da gusto, si yo ni siquiera me acuerdo de él, Santiago le pregunto a Francisca.

─¿Y quién es esta muchacha tan bonita?

─Tu tampoco te acuerdas de ella, es Julia la hija de Ramona mija.

Esas fueron las mismas palabras que Santiago había dicho hacía diez años nada más que en lugar de decir muchacha dijo niña, él soltando una carcajada dijo.

─Está es la niña flacucha, no pues se puso muy bonita.

le extendió la mano para saludarla, cuando se estrecharon las manos los dos sintieron la adrenalina correr por sus cuerpos, ella sintió una corriente eléctrica algo que con Gonzalo no sentía, fueron unos pocos segundos, pero eso basto para quedar conectados para toda la vida.

Desde ese día Julia empezó a pensar mucho en Santiago, platicando con su mejor amiga Isabel le dijo.

─ Conocí a un muchacho bien guapo, cuando me saludó sentí re bonito.

─¿Y con Gonzalo sientes lo mismo?

No, y siendo sincera ni siquiera me da gusto cuando lo veo y a Santiago ya quisiera volverlo a ver.

─Ah que caray, eso sí está raro, ¿Oyes ese Santiago es el mismo al que le dicen el aparecido?

─Ese merito.

─¿Y por qué le dicen así.

─Ja, ja, ja figúrate que el domingo...

Julia le conto el incidente a su amiga, cuando ésta termino, see despidieron, cuando llegó Julia su casa, Ramona le salió al encuentro.

─Hija te está esperando Gonzalo vino a pedirme permiso para que ustedes sean novios, cómo ya tienen tiempo de tratarse no es bueno que se anden viendo en la calle.

Julia sintió mucho coraje, pero no pudo decir nada, entraron a la vivienda, Gonzalo la estaba esperando con un gran ramo de rosas rojas, que fue lo que convenció a Ramona de dar el permiso, Julia no dijo nada, que podía decir si la madre ya lo había dicho todo, cuando Gonzalo se fue Julia encaro a Ramona.

─¿Por qué decidiste por mí?

─Porque eso es lo que te conviene, Gonzalo va a venir a verte tres veces por semana, no te preocupes vas a seguir yendo con tu abuela, Gonzalo los domingos los destina para ir a ver a su madre, él es un buen hijo, y el que es buen hijo es buen esposo.

Con la actitud de Ramona Julia se distancio más de ella, siguió su noviazgo con Gonzalo, por el solo hecho de no estarla escuchando, pero en realidad ella no sentía ninguna atracción por él, solo lo estimaba como una persona conocida que tenía bonitos detalles para ella, pero Gonzalo entre más desdén recibía de ella, se enamoraba más y más de la jovencita.

RamonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora